Cuando fue constituida la República Dominicana como un nuevo Estado, en 1844, Montecristi era un lugar distante de la capital, con poca población, que tenía como ventaja competitiva un puerto que fue rehabilitado y poco a poco fue especializándose en la exportación de madera. La participación de Montecristi en los sucesos de la Independencia Nacional fue baja; no obstante, con e: estallido de la Guerra Restauradora esta común pasó a jugar un rol político de primer orden en lo sucesivo.
Terminada la guerra, creció la influencia del lugar, que llego a convertirse en esa centuria en un distrito, esto es, un territorio con un nivel de autonomía similar al de las provincias.
Figuras como Benito Monción y posteriormente Juan Isidro Jimenes, convirtieron a Montecristi en uno de los principales centros de poder del país. En 1892, atraído por la presencia de Máximo Gómez, José Martí estuvo de visita en la ciudad, siendo ésta una de las más egregias personalidades que pisó este suelo durante el siglo XIX.
Montecristi en la Independencia Nacional
Dentro de la guerra dominico-haitiana que siguió a la independencia nacional, el 27 de octubre de 1845 se produjo en Dajabón la batalla de Beler, que fue ganada por el ejército dominicano. En esa oportunidad se encontraba una embarcación de guerra fondeada en Manzanillo, con instrucciones de no cruzar la frontera.
Pese a las órdenes, los marinos de la embarcación, que era comandada por Juan Bautista Cambiaso, decidieron hacer una incursión de guerra sobre Fort Liberté, atacando la ciudad y obligando a la guarnición destacada en ella a no participar al día siguiente en los sucesos registrados en la Batalla de Beler lo que sin dudas garantizó el triunfo de los dominicanos.