Historia Dominicana Relatos

Pedro Antonio Bobea, insigne restaurador

En diciembre de 2007 descendientes de Pedro A. Bobea dijeron desconocer el destino de sus restos mortales, “alguna tumba donde estuvieran” y revelaron que sus búsquedas habían sido infructuosas.

La socióloga e investigadora histórica Eulalia Flores encontró el sepulcro del insigne restaurador en el cementerio de la avenida Independencia.

Aunque el nombre aparece en inventarios del camposanto, dar con la ubicación es complicado.

“Yo no creo en coincidencias. Había leído el reportaje tuyo sobre Pedro A. Bobea. Ahora estaba ofreciendo un curso sobre rutas funerarias, auspiciado por Patrimonio Cultural y el departamento de Monumentos Históricos de la alcaldía, y cuando llegamos al cuadrante dije a los participantes: Miren a ver si encuentran la tumba de Bobea. Y el joven Eddy Martell vino momentos después a darme la noticia: ¡Profesora, aquí está Pedro A. Bobea!”, declara Flores.

Agrega que corrió al lugar. “Me quedé mirándola y observaba: tiene algo extraño, un arte que no he visto nunca en el cementerio. Las letras, la decoración de la tarja es sencilla, pero se nota algo especial, no es la morada final de un cualquiera. La lápida enviaba un mensaje”.

Cuenta que volvió sola para investigar si en el cuadrante había otras similares. Encontró las de Concepción Bona, Wenceslao Álvarez y Manuel de Jesús Blonda, participantes en hechos en los que Bobea tomó parte. “Sin embargo, sería bueno hacerle una prueba de ADN”, acotó.

“No lo encontrábamos porque, con el tiempo, las letras se han ido perdiendo”.

La “tumba llana” está desierta, descuidada hasta en la placa donde aparece el nombre. No hay señal de que haya sido visitada en años.

“Para llegar a la conclusión de que podía ser él, aprecié que coincidían muchas variables que dan una realidad”. Significó que antes a las personas no se les enterraba donde fallecían sino donde habían nacido. Bobea murió en Puerto Plata, el 7 de julio de 1872, pero vino al mundo en Santo Domingo el 18 de noviembre de 1814.

Está sepultado junto a luchadores por la independencia nacional y contra la Anexión. “De sus amigos está Juan Isidro Pérez, del lado de la iglesia San Pío X, en la Plazoleta de los coléricos, cuyos terrenos cedió el Triunvirato a los sacerdotes carmelitas para construir el templo. Donde está el colegio fueron enterrados los de la fiebre española, en fosa común”, señala.

Para ella, haber localizado a Bobea “no es una corazonada, sino un descubrimiento. Es que, según el expertice que yo hice, coincide todo”.

Flores, viuda del historiador Pedro Julio Santiago, está desde 1982 investigando mausoleos, difuntos, arte, epitafios y riquezas artísticas del antiguo espacio.

Escribe un libro “para mostrarlo como lo que es: un monumento histórico, como lo declararon en 1987 cuando lo restauraron y, al mismo tiempo, es una ciudad funeraria, un museo a cielo abierto. No quiero que lo vean como un depósito de osamentas… Ahí está resumido todo nuestro pasado”.

En cuanto a Pedro A. Bobea dijo estar a la disposición de sus familiares para llevarlos a la morada final de su ancestro “porque donde él está, nadie llega solo”.
Pedro A. Bobea

Los descendientes del patriota entrevistados en 2002 fueron Ana María Bobea Chalas, Ulises y César Erasmo Bobea Rosario, Élida Bobea Pacheco y Mercy Vásquez Bobea.

Además de los méritos señalados, su antepasado estuvo entre los fundadores del primer periódico de la República libre, “El Dominicano”, que creó la sociedad La Filantrópica, junto a Juan Isidro Pérez, Remigio del Castillo, Jacinto de la Concha…

Sufrió prolongado exilio en Venezuela por su posición antisantanista.

Se desempeñó como juez de la Suprema Corte de Justicia y senador de la República. Fue dramaturgo, actor, ministro de Interior, Policía y Agricultura y ministro Plenipotenciario en Francia y Bélgica.

Sus parientes afirmaron que murió de un infarto en estrados tras una acalorada defensa en Puerto Plata. El periódico “El Porvenir” de esa ciudad publicó que fue víctima “de una afección crónica que hacía tiempo colmaba de crueles sufrimientos su existencia laboriosa, tan llena de recuerdos inapreciables para la Patria a la que siempre sirvió con recio juicio…”.
La calle

La calle Pedro A. Bobea está localizada en el sector de Bella Vista, entre las avenidas Mirador Sur y Rómulo Betancourt.