Está claro que la leche materna ofrece un gran número de beneficios a los bebés recién nacidos. Ahora, una investigadora de la Universidad de Binghamton (Estados Unidos) ha profundizado en uno de ellos, concretamente el papel que cumple en el desarrollo del sistema inmune.
Más allá de los anticuerpos
Tal y como publica en la revista científica Evolution, Medicine, and Public Health junto a un equipo internacional de investigadores, concretamente esta autora estudió casi cien pares de mujeres y bebés en el Kilimanjaro rural. En estas poblaciones, la lactancia prolongada es la norma, y las infecciones durante la infancia son muy comunes, más que en otras áreas de África oriental.
Hay que aclarar que ya se conocía que la leche materna ayudaba a la formación del sistema inmunitario de los bebés mediante la transferencia de anticuerpos maternos. Sin embargo, esta investigadora opina que la realidad es aún más compleja.
De hecho, la leche materna ya contiene en sí misma todo lo necesario para provocar respuestas inmunes, desde anticuerpos a varios tipos de células inmunes. Aunque estos componentes son producidos por la madre, aparentemente parecen ser una cuidadosa selección, más que un reflejo aleatorio del sistema inmune detectable por ejemplo en la sangre.
Un sistema inmune propio
Para mostrar el impacto del sistema inmune de la leche en la salud de los niños, lo que hicieron los autores fue combinar unos milímetros de la misma con una pequeña cantidad de bacterias e introducirla en una incubadora durante la noche. Después, midieron la cantidad de interleucina 6, una molécula producida por las células inmunes que propulsa la inflamación. Este experimento ofrece un indicador de cómo este sistema inmune de la leche podría responder a bacterias presentes en el cuerpo del bebé.
Al mismo tiempo, realizaron un seguimiento a los bebés para comprobar el riesgo de infecciones de cada uno y compararlo con la intensidad de la respuesta inmune observada en la leche de su madre.
Y, de hecho, ese parecía ser el caso. Aquellos bebés que recibían la leche materna con respuestas más intensas a la salmonella tenían menos infecciones, particularmente de las vías respiratorias altas.
El delicado equilibrio
Sin embargo, la leche que había provocado estas respuestas más potentes a la salmonella también las provocaba frente a una cepa benigna de la bacteria E. coli, que se encuentra de manera natural en el tracto digestivo humano, y estas respuestas no eran beneficiosas para los niños. Este grupo, de hecho, mostró una mayor propensión a las infecciones gastrointestinales. Este inconveniente sorprendió a los investigadores.
Precisamente, creen que este es el aspecto clave de esta investigación. Encontrar un balance entre combatir a los patógenos y dejar vivir a los microorganismos beneficiosos es de hecho uno de los principales retos del sistema inmune, también en los adultos, por lo que entender los mecanismos que determinan cómo y ante qué va a responder el sistema inmune pude abrir la puerta a encontrar formas de corregir las disfunciones.
Tomado de 20 Minutos