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Provincias Dominicanas

La delincuencia asfixia a los residentes del sector Ponce en Los Guarícanos

Comerciantes y vecinos contaron que solo patrullan por la calle principal, mientras los delincuentes andan armados por todos lados en grupos de siete y ocho.

El temor invade a residentes en Ponce de Los Guarícanos, debido a la ola de delincuencia en ese sector del municipio Santo Domingo Norte.

Los encargados de atender el colmado La Bodega, Pablo Manuel y Angelo de la Cruz, contaron cómo las autoridades solo pasan en patrullas por la calle principal, mientras que los delincuentes andan armados por todos lados en grupos de siete y ocho.

“Ellos pasan por ahí en su caravana y no hacen nada”, dijo Pablo, quien además ha sido víctima de la criminalidad en dos ocasiones, una de ellas para despojarlo de su sueldo, destacando la falta de acción por parte de la policía.

Un vecino que rehusó identificarse expresó que la banda de delincuentes también lleva gente de otros lados. “Aquí he visto tigueres que andan con pistolas en mano que antes nunca había visto. Después de la muerte de Figueroa, el tipo del punto, es que las cosas andan así”, añadió.

Mientras Feliz Canelo, alias “Narciso”, de 50 años, declaró que es un sobreviviente de la delincuencia

Cuenta que hace dos meses, alrededor de las 6:00 de la tarde, fue impactado con una bala en su pierna izquierda por tres delincuentes cuando iba camino a visitar una sobrina que llegaba del hospital.

“Fui dichoso que cogió para abajo, porque si coge para arriba me mata”, fueron las palabras de Canelo mientras contaba cómo la delincuencia casi acaba con su vida.

Declaró que ya no aguantan más, “entonces la policía cuando baja, desde que los delincuentes ven las luces se van, nunca los van a agarrar”.

Canelo, quien tiene siete hijos, duró cuatro días interno en el hospital, mientras que el chico que le disparó se encuentra preso.

Asimismo, contó como desde tempranas horas de la mañana los residentes son impactados por la criminalidad y “desde las seis de la tarde en adelante no se puede caminar. Aquí a veces son las 6 de la tarde y la gente dice cierren que por ahí viene la manada”, añadió.

Los moradores narran que cuando los policías pasa en labor de patrullaje, los delincuentes corren a esconderse.

La mayoría son menores de edad

El dueño del local donde está ubicado el colmado La Bodega, Beato Abreu, manifestó que un policía amigo le había cuestionado sobre cómo enfrentar a los “ladrones”, a lo que este explicó que la mayoría son menores de edad, hijos de padres que creen que son serios y “están haciendo barbaridades”.

“Son muchachitos de 14, 15, 16, lo más que llegan es a los 20 años, si están presos la justicia los suelta por ser menores de edad”, fue la queja que más expresó Abreu.

Dijo, además, que la Policía a veces hace su trabajo, pero al encarcelar a un menor de edad al siguiente día lo liberan y camina hasta en frente de los mismos agentes. “¿Cómo podemos echar para adelante en un país de corruptos y delincuentes?”, cuestionó Beato Abreu.

Contó que hasta un gallo le robaron. “En estos días me robaron un gallo, alguien lo vio, tenía tres días desaparecido y buscaron uno parecido a él para decirme mira ese fue el gallo”.

El joven que cometió el robo, menor de edad, según Beato, se levantaba a las 5:00 de la mañana con una funda a robarse los animales. Exhortó a quien le cuida sus animales que, cuando vea a una persona acercándose a la propiedad, tire dos piedras al techo y no le haga nada a nadie, para así no salir perjudicado

“Ese es el problema que pasa en nuestro país, la justicia no sirve, nosotros los padres protegemos a los jóvenes, no sabemos la hora en que se acuestan, toda esa zona de Ponce entero está acabada y la Policía no se mete en esos callejones”, manifestó Beato Abreu.

El comerciante también ha sido víctima de varios atracos, uno de ellos hizo que terminara con dos clavos en una de sus piernas al caerse de una motocicleta cuando delincuentes intentaron atracarlo.

Otros moradores contaron que temen por sus vidas y pidieron mantenerlos bajo perfil por miedo a los delincuentes. “Porque usted sabe que si uno habló…esto aquí está que uno no puede andar ni con un teléfono en mano», indicó uno de los que pidió el anonimato.