Italia vuelve a las andadas, es decir, a un sistema electoral proporcional cuyo resultado será un Parlamento fraccionado con el consiguiente riesgo de inestabilidad política. Este es el resultado de la decisión adoptada este miércoles por el Tribunal Constitucional que ha suspendido en buena parte el Italicum, nombre que se dio a la ley electoral promovida por el gobierno de Matteo Renzi el 6 mayo de 2015. El Constitucional ha rechazado por ilegítimo el balotaje o doble vuelta electoral, que contemplaba el Italicum.
En el proyecto de Renzi, en caso de que ningún partido obtuviese el 40 por 100 de los votos, habrían ido al balotaje las dos fuerzas políticas con más votos, sin establecerse un límite mínimo para acceder a ese doble turno. En la práctica, el vencedor del balotaje habría obtenido la mayoría de la Cámara de Diputados, independientemente del resultado de la primera vuelta. Por ejemplo, cabe imaginar que un partido que hubiera obtenido el 25 por 100 de los votos, incluso menos, en el primer turno, se encontrara tras el balotaje con el «premio de mayoría», equivalente a 340 escaños en la Cámara de Diputados. A los demás partidos les corresponderían los 278 escaños restantes. Se trata de un premio muy grande, por lo que el Tribunal Constitucional lo ha considerado ilegítimo.
Esta decisión supone un suspenso claro a Matteo Renzi, quien siempre sostuvo que el Italicum daría estabilidad al país, porque un partido tendría una clara mayoría parlamentaria durante los cinco años de la legislatura. Era la época en que Renzi obtuvo una victoria arrolladora en las elecciones europeas de mayo 2014 (su Partido Democrático logró el 40,8% de los votos, un resultado histórico) y confiaba en que podría repetir claramente ese triunfo en unas elecciones generales con premio de mayoría incluido. Pero las cosas han cambiado y de mantenerse el Italicum, el gran beneficiado habría sido el cómico Beppe Grillo y su Movimiento 5 Estrellas.
En los últimos sondeos figura como la primera fuerza política del país, superando ligeramente el 30% de los votos, seguido de cerca por el Partido Democrático. En una segunda vuelta, el vencedor sería el Movimiento 5 Estrellas, porque cuenta con un electorado transversal, que va desde la izquierda hasta la derecha, pasando por el centro. Esto es consecuencia de la habilidad con que Grillo ha jugado a una cierta indefinición política, para atraer votos de todas las tendencias, aunque cada vez se le ve más el plumero. Por ejemplo, en este fin de semana dijo al semanario francés Journal du Dimanche que «el mundo tiene necesidad de hombres fuertes como Putin y Trump».
«Premio de mayoría»
Por otro lado, el Tribunal Constitucional sí ha dado vía libre al «premio de mayoría» aunque no haya segunda vuelta, es decir, se otorgarán 340 escaños a quien obtenga el 40% de los votos. En estos momentos ninguna fuerza política por sí sola alcanza ese porcentaje de votos.
Hoy el sistema político italiano es tripolar, con tres fuerzas que tienen casi el mismo número de votos de en torno al 30%: el centro izquierda (PD), el centro derecha (Forza Italia, Liga Norte, Fratelli d’Italia) y el Movimiento 5 Estrellas. También se hará un reparto proporcional en el Senado, donde podría haber una mayoría distinta de la de la Cámara de Diputados. En este caso, teniendo en cuenta el bicameralismo perfecto del sistema, que otorga el mismo poder en ambas cámaras, el riesgo de inestabilidad es manifiesto.
Aunque la ley necesitará pasar por el Parlamento y ser retocada, la decisión del Constitucional tendrá un impacto inmediato: aproxima las elecciones en Italia. Las piden con urgencia Matteo Renzi, la Liga Norte y Grillo. Desde hoy Italia está ya de nuevo en fase de precampaña electoral.