Tecnología

Cuentas de Twitter que triunfan con mensajes absurdos

Miles de personas siguen hilos que publican todos los días la misma fotografía o webs con programas gamberros

Hay una cuenta de Twitter que lleva publicando cada día desde hace casi un año la misma foto. En ella aparece sonriente con una camiseta roja Pepe Viyuela, actor conocido por protagonizar a Chema en la serie Aída y su papel más reciente en Matadero. Por sorprendente que pueda parecer, este bot de Twitter llamado @viyuelaeveryday supera los 10.000 seguidores y la foto que publica es retuiteada por cientos de usuarios cada día. También recibe multitud de likes y comentarios. “Hoy te la has hecho recién levantado de la siesta, ¿eh?”, “hoy se le ve más triste, se nota que estamos aún a martes” o “te como esa cara” son algunas respuestas a la foto de los fans de la cuenta.

Este no es el único bot gamberro que existe en Twitter. De hecho, hay multitud de cuentas que, pese a que a primera vista no aportan nada, cosechan miles de seguidores. Por ejemplo, a @EverySheriff le siguen más de 70.000 usuarios. Es un bot que cada hora tuitea un sheriff formado con diferentes emojis: desde el sheriff creado con signos de exclamación hasta el elaborado con mujeres artistas o gorilas. Se trata de lo que el informático Juan Alonso, director asociado en Accenture Digital y uno de los ponentes de este año en la feria de informática T3chFest, denomina “programación idiota”.

“Los programadores solemos tener algún side project, un proyecto que hacer en nuestros ratos libres, pero muchas veces son proyectos muy ambiciosos que se van prolongando en el tiempo, hasta que al final se quedan a medias. La programación idiota es una propuesta para huir de esos proyectos faraónicos, y unir programación, humor y arte en proyectos cortos, que se pueden hacer en tres tardes, que no van a salvar al mundo, pero que son divertidos”, explica Alonso.

Colores con adjetivos

Cuentas como @choochoobot que muestran a un pequeño tren avanzando incansablemente por todo tipo de paisajes o @bot_de_colores que cada hora se inventa un nuevo color “son un respiro dentro del campo de batalla que suele ser Twitter”. Naranja lunático, marrón demencial o rosa villano son algunos de los colores tuiteados por este último bot. Para el informático, este tipo de cuentas traen algo de paz a la red social: “Es como si dijeran: ‘Eh, respirad un momento, parad y sonreíd».

Entre las discusiones y acusaciones de políticos y los debates de todo tipo de usuarios, uno puede encontrarse, por ejemplo, un mantel a cuadros con dos cubiertos y un menú. El bot @bon_appetiny tuitea cuatro veces al día una mesa con dos alimentos diferentes. Shushi, galletas, tacos, noodles o chocolate forman parte de los platos compartidos por esta cuenta. La cuenta @NiteAlps comparte diferentes paisajes de los Alpes; @year_progress publica el porcentaje del tiempo del año que ya ha pasado y @tiny bus_stop tuitea diversos escenarios con varias personas esperando a un autobús. Incluso el reloj del Ayuntamiento de distintas ciudades como Gijón, Zaragoza o Granada tiene un bot que tuitea cada hora en punto. Estas cuentas indican qué hora es compartiendo un número determinado de veces las palabras “clon”, “dindón” o “tang” cada hora.

¿Cómo saber si una cuenta es un bot o tiene detrás a un humano? Alonso señala que este tipo de cuentas, aunque son sencillas, suponen demasiado esfuerzo para estar creando contenido manual de manera regular: “Estamos hablando de cuentas que publican cada pocas horas, día y noche, semana tras semana. Si la cuenta publica contenido de manera irregular, a horas muy diferentes, es muy posible que se trate de un humano”.

La mayoría de ejemplos están en Twitter. La principal ventaja es que, en esta red social, el programador pone en marcha el bot y empieza a generarse el contenido. “En otros sistemas de mensajería como Telegram o Slack los usuarios tienen que dar de alta el bot y eso supone cierta barrera de entrada”.
Programación idiota fuera de Twitter

Aún así también hay quien hace programación idiota fuera de la red social. Alonso, por ejemplo, tiene sus propios proyectos. Ypirquí es el nombre de un bot que creó para Slack que de vez en cuando “te hace burla sin que venga a cuento y repite lo último que has escrito, pero itilicindi sili li litri i [utilizando solo la letra i]». “Es como un crío de cinco años que de cuando en cuando reclama atención”, explica. De esta forma, aprovechó para aprender un par de tecnologías nuevas para él y sembrar el caos en la oficina.

Es una forma de “tomarte tu trabajo o tu afición con un poco de guasa y autocrítica”. Estos proyectos, según sostiene, “ayudan a ejercer la creatividad y a reírse de todas las modas y hypes tecnológicos”. También son un buen punto de partida para iniciarse en el mundo del código abierto, ya que muchos programadores cuelgan el código fuente de sus programas para que otras personas puedan aprender o construir algo basándose en el mismo. De hecho, Alonso ha publicado el código y las instrucciones de Ypirquí en la web.

Entre los proyectos gamberros fuera de Twitter, también hay diferentes webs. Desde una que permite abofetear a alguien con una anguila, otra que convierte cualquier dibujo que haga el usuario en un pene o una que te dice si es Navidad o no. También existe una página que se llama “la paciencia es una virtud” y tarda cerca de media hora en cargar. Alonso ha sido uno de los usuarios que ha esperado para ver el resultado final, pero prefiere no revelar el misterio: “Acaba mostrando un gif animado que no desvelaré”.

Incluso cada año se organizan eventos como el Stupid Hackaton en el que los participantes crean proyectos que carecen de cualquier valor. Entre los inventos más locos de las últimas ediciones, hay un palo de selfi para beber cerveza que te tira la cerveza en la cara y te saca una foto en el momento idóneo, una web para los hipocondríacos que diagnostica la peor enfermedad posible para cualquier síntoma que pueda tener un usuario o un sistema de aprendizaje automático que observa e intenta interpretar pornografía. Aunque por las frases que utiliza al analizar vídeos porno, esta especie de robot aún está lejos de acertar. Entre otras descripciones, dice ver a “una mujer sosteniendo un gato”, “un hombre y una mujer haciéndose un selfi” o “un animal de peluche encima de una mesa”.

Tomado de https://elpais.com