Junto a una de las estribaciones de la Cordillera Central se halla Yamasá, una población que es centro vital de una región de empuje agrícola.En Antoncí, jurisdicción de Yamasá nació una prestante figura dominicana que se destacó en lo religioso, político e intelectual. Se trata de Monseñor Fernando Arturo de Meriño, quien fuera Arzobispo de Santo Domingo y Presidente de la República.
Monseñor Meriño desempeñó la rectoría del antiguo Instituto Profesional y a él se debela creación de la Cátedra de Derecho Civil, Constitucional e Internacional. Fue orador político y sagrado. De él se recuerdan las frases admonitorias que pronunció, en su calidad de presidente de la Asamblea, al recibir en 1865 el juramento constitucional del Presidente Buenaventura Báez. Estas les valieron su expulsión del país.
En Yamasá también nació el valiente general Eusebio Manzueta, quien con su sable participó en las luchas de las Independencia y la Restauración. Manzueta dirigió las tropas que combatieron en Jaibita a los españoles. Murió fusilado por el Presidente Báez en la llamada etapa de «Los Seis Años de Báez».
Otro patriota que vio la luz allí fue el Coronel Pío Díaz, lugarteniente del General Manzueta, que también tomó parte activísima en los combates que a diario libraban en la jurisdicción de Yamasá, las fuerzas restauradoras con las tropas españolas acantonadas en Guanuma.
No se sabe con precisión la fecha en que fue fundado Yamasá, pero se señala que la primera pobladora del sitio fue la joven María Estévez, una yamasense que estudió en un colegio de monjas en Santo Domingo.
Se cuenta que la Estévez retornó al lar nativo levantando una ermita que pronto fue la atracción de todas las gentes de la vecindad. En su alrededor surgieron nuevas viviendas, hasta alcanzar el progreso que hoy tiene Yamasá.
María Matilde casó con Damián Manzueta, un hermano del General Eusebio Manzueta. Gran aporte de los terrenos donde se ubicó la población fueron donados por esta mujer que gozaba de gran aprecio en toda la comarca.