El Seibo. En estado de calamidad y desesperación se vive en la provincia de El Seibo a una semana del paso del huracán María con más de 500 familias que perdieron todos sus enseres y 35 con casas destruidas, comunidades aisladas y fuertes daños a la agropecuaria.
Mientras las quejas llueven por la lentitud de las autoridades para socorrer a los afectados que al menos reciben alimentos cocidos y agua potable.
Ayer a duras penas en los barrios Capotillo, Ginandiana, Manicera, Villa Nene y otros las familias sacaban lodo de sus viviendas que resultaron inundadas por el desbordado río El Seibo.
Por doquier había tirados colchones, sillas, lavadoras y otros enseres que ya no se podían recuperar.
Tampoco había abierto la docencia la escuela Severina Cerda con 370 estudiantes y que perdió mobiliario, libros, computadoras, ya que las aguas cubrieron la planta baja y derribaron la verja. La directora Dominga Zorrilla confiaba en que pudieran abrir a mediados de la próxima semana.
Igual situación presentaba el Centro de Atención a la Primera Infancia, donde incluso una parte estaba inundada y la verja perimetral también se había caído.
Entre las zonas incomunicadas están pertenecientes a secciones de Vicentillo, La Cuey, Miches, Arroyo Grande, Los Corazones, La Cuchilla y otras
El río hizo su camino. Los moradores de los citados barrios no habían vivido una inundación similar pues el río nunca creció tanto. Algunos señalaban que el terreno ocupado era parte de su cauce. Es por lo que ahora quieren ser reubicados.
“Queremos que nos saquen de aquí porque el río abrió su camino y con cualquier otra lluvia volverá”, expresó Sugeni Taveras, quien narra como milagrosamente pudo salvar su vida y la de sus tres hijos.
Altagracia Taveras indicó que salieron con el agua al pecho y desde ese día su presión arterial no se ha estabilizado. Ella perdió toda la mercancía de su pequeño colmado.
Mariano Negrón con 29 años viviendo cerca del río, hoy está desolado. Perdió la casa donde vivía junto a sus cuatro hermanos. Relata que la fuente de agua nunca se había metido en el barrio.
Agropecuaria. Más del 50 por ciento de la producción de cacao afectada, además de daños a las plantaciones de aguacate, mango, plátano, ñame, yuca y pérdida de leche por el aislamiento de comunidades ganaderas, están entre los principales problemas del sector.
Juan Bernardo Jiménez, gerente regional del Consejo Nacional del Cacao, informó que en la provincia hay 215,000 tareas registradas de las que la mayoría fueron afectada por vientos y escombros.
Pidió una intervención urgente del Ministerio de Agricultura para salvar las plantaciones que se encuentran en proceso de floración o de lo contrario se perderá la producción. Dijo que requiere un levantamiento de escombros y podas de árboles afectados.
“Si llega diciembre y las plantas no tienen condiciones no vamos a tener producción”, insistió, tras recordar que gran parte de ese producto se destina a la producción. El Seibo es la segunda provincia mayor productora de cacao orgánico del país.
Al respecto, el gobernador provincial Gerardo Alfredo Casanova, consideró como caótica la situación de la agropecuaria ante las fuertes erosiones que sacó de la tierra gran parte del ñame sembrado, producto de alta demanda en la provincia.
También citó que fueron afectados amplias siembras de aguacate y mango en plena temporada.
Intervención. Hasta ayer los Comedores Económicos, la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo se mantenían sirviendo comida y agua potable junto a la Cruz Roja. El Instituto Nacional de la Vivienda (INVI) evaluaba las casas afectadas mientras que Obras Pública trabaja para restablecer la comunicación entre El Seibo y Miches, luego de un fuerte deslizamiento ocurrido en el kilómetro 10. En este punto se demolían las casas que quedaron al borde del derrumbe para hacer un nuevo carril. Para llegar a Miches, las personas optaban la ruta larga desde la provincia La Altagracia o por Sabana de la Mar, vía que está en malas condiciones y cuya reparación está paralizada. Sin embargo había personas que desconocían del obstáculo en la carretera que tuvieron que devolverse.
Obras Públicas también trabajaba ayer en varios puntos de esta vía donde se produjeron numerosos derrumbes que dificultan el tránsito.
La carretera El Seibo-Miches fue reconstruida hace tres años a un costo de 690 millones de pesos.
Solidaridad. Con relación a las ayudas, también habían llevado comerciantes, empresarios, iglesias, Ong y particulares. En las vías se observaba varios camiones privados cargados de colchones. Sin embargo aun muchos no habían recibido nada. Ayer la vicepresidenta visitó la zona y aseguró que el Gobierno seguirá asistiendo a los afectados.
“Esto tiene el pueblo indignado y ahora se van a hacer 10 o 12 millonarios nuevos con la necesidad de los pobres”, gritó molesto José Páez, quien trataba de reparar los daños de su hogar.
Mientras que Eunice Montas, una maestra jubilada, ponía clavos en una rústica ventana para su vecina María Altagracia Constanzo, quien rezaba “hoy quiero dormir en mi casa aunque sea en el piso”.
Y es que ayer casi nadie quedaba en refugios y la gente se ayudaban entre si para tratar de volver a la normalidad. Sin embargo para algunos como Cristino Jiménez que perdió totalmente su casa y duerme en un camastro a la intemperie, la espera será más larga.
El gobernador, quien ha sido alcalde de El Seibo, insistió en que las casas que estaban a la orilla del río y que fueron destruidas no deben ser remodeladas.
De manera extraoficial se supo que las autoridades hacían diligencias para una donación de terrenos privados para reubicar a los afectados.