Comunitarios consideraron ayer que el Gobierno actúa con premura al anunciar que en febrero iniciarán la demolición de mil 400 viviendas de la ribera del río Ozama, para iniciar el “Proyecto de transformación urbana integral Nuevo Domingo Savio” sin antes reunirse con los afectados y aclararles qué será de ellos.
Incertidumbre y nerviosismo impera en residentes de los populosos sectores capitalinos La Ciénaga y Los Guandules porque no saben aún cuánto les dará el Gobierno por sus viviendas o cómo indemnizarán a los inquilinos.
Algunos dijeron que están a la espera de una reunión que tiene la Unidad Ejecutora para la Readecuación de La Barquita y Entorno (Urbe), que dirige José Miguel González Cuadra, pautada con los representantes de la comunidad para este martes a las 10:00 de la mañana en el Centro Bonó, ya que entienden que allí aclararán todas las dudas que tienen al respecto.
“Yo tengo una letrina, pero esa letrina es mi vivienda, es tan importante como la mansión que tiene Danilo”, expresó ayer el presidente de la junta de vecinos María Trinidad Sánchez, de Los Guandules, Alejandro Madé, quien aseguró que en esa comunidad se ha desatado una pesadilla porque la gente está nerviosa por falta de información ya que ni él, que es uno de los designados como representante de la comunidad en las reuniones con el Gobierno, sabe qué compensación recibirá la gente.
“Darle a cualquiera de nosotros 300 o 400 mil pesos es como dejarnos en la calle”, apuntó.
El proyecto tendrá una inversión de 150 millones de dólares (siete mil cincuenta millones de pesos), incluye la construcción de mil 200 viviendas y otras obras, y estaría culminado en el año 2020, anunció el Gobierno el año pasado.
El presupuesto de 2018 contempla una inversión de dos mil millones de pesos para este proyecto.
En tanto que Jorge Hernández, presidente del frente de propietarios de viviendas de la Ciénaga y Los Guandules, consideró que el Estado debió hacer un proyecto habitacional para los que quisieran abandonar el sector e indemnizar a los que prefirieran dinero para comprar otra propiedad en el mismo barrio.
“Aquí hay muchas casas de valor. Aquí no todos son ranchitos, aquí hay casas que ellos van a tener que dar mucho cuarto”, dice mientras señala una construcción de concreto de dos niveles que queda en la entrada de un callejón lleno de casuchas de madera, zinc y cartón que se inundan con cada temporal porque quedan a poca distancia del río Ozama.
“La comunidad no va a aceptar guardia disque que vengan a meter terror con la cara pintada, la comunidad no va a aceptar eso porque hay muchos que tienen 50 y 60 años viviendo aquí”, expresó.
“No todo es color de rosa, es mentira que Cuadra tiene todo organizado, aquí no se ha reunido con los inquilinos, no se ha reunido con los propietarios, no se ha reunido con los comerciantes, no se ha reunido con nadie”, subrayó.
Algunos de los consultados como las señoras Francis Jackeline Matos e Hilaria Laurencio (Marlenin) prefieren indemnizaciones que apartamentos porque no pueden cumplir el mantenimiento de mil pesos que deben pagar los residentes de La Nueva Barquita.
El colmadero Juan Antonio Moreno (Pablito), quien es uno de los que representa la comunidad en las reuniones con la Urbe, se quejó de que a ellos les dicen una cosa en las reuniones y a la prensa le informan otra.
“Aquí está todo el mundo nervioso. Aquí hay muchas cosas ocultas”, dijo.
UN APUNTE
Nuevo Domingo Savio
El Gobierno asegura que el proyecto dignificará las condiciones de vida de más de 45 mil personas. Incluye la construcción de mil 200 viviendas, una avenida, calles interiores (removerán 600 viviendas), alumbrado, alcantarillado parques, escuelas, estancias infantiles, paseo, parque fluvial y servicio de autobuses.