Comunitarios afirman que la intranquilidad que se vive en la zona es cada vez más «perturbadora y desesperante»
Aseguran no hay patrullaje policial en el lugar
Con puertas cerradas, temor hasta para sentarse al frente de sus casas y con intranquilidad en las calles, así son los días en el sector Herrera, en el municipio Santo Domingo Oeste de la provincia Santo Domingo, el cual no escapa de las acciones delictivas y criminalidad que afecta a República Dominicana en las últimas semanas.
La intranquilidad que se vive en la zona es cada vez más «perturbadora y desesperante», según afirman sus residentes, quienes aseguran que los líderes de bandas operan allí sin que nadie les ponga freno.
Ante los enfrentamientos de bandas, cuyos miembros han tomado el control de algunas calles de la barriada, decenas de establecimientos comerciales tienen que cerrar sus puertas a más tardar a las 10:00 de la noche.
Se quejan de que en la zona no hay patrullaje policial, a pesar de los diversos llamados que han hecho a las autoridades para que hagan frente a la delincuencia.
Producto de estas acciones, el domingo murió a tiros Héctor José Díaz Espinosa mientras compartía junto a su esposa en el barrio Enriquillo, del sector Herrera.
Héctor, de 38 años, salió a compartir un rato con su pareja la noche del domingo 21 de este mes cuando de repente se armó una balacera. Recibió el disparo en la espalda y solo le dio tiempo a decirle a su esposa «me mataron».
Durante el hecho resultaron heridas dos personas, de quienes se desconoce su estado de salud.
El homicidio ocurrió en la calle Primera del sector, donde es común que estos casos pasen «sin pena y sin gloria».
La nuera del fallecido manifestó que esa noche le había comentado a su hija que no saliera, que se quedarán en la casa, pero la pareja decidió ir por lo menos una hora a festejar.
La señora María Altagracia Ortega expresó que su yerno siempre fue un hombre atento, responsable y aplicado en todas aquellas cosas que se proponía.
«Ese muchacho me compraba hasta los pantis, no hay forma de describirte lo que siento con su muerte, era un hijo para mí, era parte de mi familia», manifestó la señora, quien indicó que todavía está en el asombro con la muerte de Héctor.
Héctor dejó tres hijos en la orfandad, dos de estos menores de edad, entre 8 y 4 años, procreados con su esposa Felicita Cabral Ortega.
El fallecido trabajaba en la compañía de agua Planeta Azul operando una de las máquinas.
A pesar del hermetismo que invade la zona, los comunitarios del lugar expresaron que la situación cada día está peor y que no es la primera víctima deja la crimininalidad, ante los innumerables enfrentamientos por disputas de puntos de drogas en el lugar.
«Hoy fue él (Héctor), pero mañana quien sabe, aquí han pasado más caso y eso se queda sin pena y sin gloria aquí, estamos desamparados y aquí sobrevivimos como uno pueda»»Comunitario del sector Herrera “
Familiares y allegados de Héctor le dieron su último adiós este miércoles en la funeraria municipal de Los Girasoles y fue sepultado en el cementerio Cristo Redentor.