Relatos

Samaná, tierra de esclavos cimarrones

En 1523 los hermanos Jean y Rouel Parmentier, naturales de Dieppe, Francia, arribaron en sus barcos a Samaná, describiéndola como una zona habitada por negros salvajes, es decir por esclavos africanos traídos a la fuerza a la isla a partir de 1510 quienes se habían rebelado y huido a la parte más distante y agreste de la misma.  Describieron cómo todos andaban desnudos “excepto un pequeño pañal delante de sus partes vergonzosas y se defienden con sus arcos y flechas, de manera que los españoles no pueden entrar allí y tienen sus casas entre árboles a la manera de los animales”.  Como vemos, los indios fueron sustituidos en la casi-isla por negros cimarrones, que sin embargo habían adoptado el arco y la flecha de los primeros habitantes como método de defensa.

En 1545 el rey de España se quejaba de la gran cantidad de negros alzados en una zona que luego sería conocida como El Limón: “e que hay tantos de los dichos negros alzados en ciertas lagunas que están en la costa de Samaná, a la parte del Norte, aguas vertientes hacia la mar, donde dizque tiene sus hatos Juan Núñez Morán”.  Precisamente las tierras inmediatamente al Este del actual poblado de El Limón y que poseen una de las playas más bellas del país, todavía llevan el nombre de “Morón” y la zona de El Limón es bien llana y en tiempos de fuertes lluvias todavía se forman lagunas entre el poblado y el mar.  De hecho, la hoy península de Samaná se caracteriza por su alto nivel de pluviometría y por la existencia de lagunas temporeras.  El rey terminaba diciendo: “conviene ponerse remedio en ello, y que los negros son gente que tienen necesidad de gran castigo”.  Pero en esa zona tan aislada y distante, las ya de por sí muy reducidas tropas españolas en la isla poco podían hacer.

Casi un siglo después, en 1643, el gobernador ordenó un ataque contra los negros alzados.  Al año siguiente los ingleses trataron de apoderarse de la península de Samaná.  El gobernador mandó a Rodrigo Pimentel a desalojarlos, pero cuando llegaron los soldados ya la habían abandonado.  Como los franceses navegaban más que los españoles por la península, muchos lugares recibieron primero nombres franceses que con el tiempo pasaron al español: La terrienne (La Terrateniente) por Las Terrenas, Petit Port por Portillo, etc.  Con las devastaciones de 1605 que destruyeron a los únicos poblados importantes en la costa Norte, Montecristi y Puerto Plata, era lógico que los filibusteros y bucaneros franceses se moviesen hacia la costa Norte de Samaná.