Existe en el extremo sur de la Zona Colonial de Santo Domingo un exquisito rincón recreativo que sirve de deleite y esparcimiento para los vecinos del lugar y de aquellos visitantes que lo descubren y se enamoran de este singular parque.
El parque Pellerano Castro, situado entre las calles Las Damas, José Gabriel García, Arzobispo Portes e Isabel la Católica, fue intervenido y remodelado urbanísticamente a finales del siglo pasado; es un remanso sombreado y acariciado por las brisas provenientes del río Ozama y el mar Caribe.
Su trazado con líneas rectas y curvas se adecúa a los cambios naturales del terreno de este primer farallón que surge inmediatamente después de cruzar la Avenida del Puerto.
El ambiente compositivo fundamental que une los diferentes ambientes del lugar consiste en una balaustrada realizada en hormigón armado y pintada en bellos tonos rosa y blanco, inspirados en un tramo precedente del parque, construido a comienzos del siglo XX.
Entre árboles y flores
Esta bellísima plaza cuenta con jardineras en diversas formas y dimensiones que contienen desde añosos árboles que aportan generosa sombra, hasta plantas decorativas de pequeña altura que alegran el lugar con sus flores.
Se producen escalinatas en varios puntos del parque, las que mantienen la unidad con el barandal, permitiendo la entrada y salida del lugar, por donde el visitante lo desee.
El atractivo parque viene a ser como una enorme terraza sombreada para los habitantes de las casas que bordean su entorno, los que disfrutan al que han convertido en espacio de encuentros y amenas charlas, lugar para juegos de mesa, citas románticas al atardecer y sede de ambientes festivos en diversas fechas del año.
Pavimento
El pavimento de la plaza fue ejecutado con sencillas baldosas de cemento. Este libre y orgánico espacio cuenta con bancos del mismo material que se integran a la jardinería existente, formando un todo arquitectónico.
Adornan el espacio dos modelos escultóricos, uno dedicado al poeta Arturo Pellerano Castro y el otro a la poeta boricua Julia de Burgos.
Otro excepcional atractivo de este encantador lugar es que el conjunto mira hacia el mar Caribe, que se aprecia en todo su esplendor, apoyados en la singular balaustrada, así como el monumento a Fray Antonio de Montesino, el sacerdote dominico que pronunció el Sermón de Adviento a favor de los maltratados indígenas, en presencia del virrey Diego Colón.
Disfrute pleno
Las horas tempranas de la mañana, así como las postreras del ocaso, son los momentos óptimos para el disfrute pleno de este espacio, poco descubierto por el turismo. Gracias a la sombra proyectada por los árboles, puede ser disfrutado aun al mediodía, cuando el sol abraza implacable.
Este idílico espacio, plaza y parque a la vez, es otro remanso en el corazón de nuestra incomparable Zona Colonial, en donde nos podemos dejar atrapar por el ambiente romántico del lugar y además por las vibraciones espirituales del vecino Convento de Santa Clara.
Este encantador parque, de estilo republicano, está bordeado en su parte norte por casas de la misma época; el conjunto constituye un ambiente único, agradable y atractivo, lo que anima a numerosas parejas de recién casados a utilizarlo para la toma de las fotografías de su inolvidable momento.
Estructura
—1— Arquitectura
El parque es, sin dudas, una auténtica muestra de la arquitectura paisajista de comienzos del pasado siglo.
—2— Complemento
El entorno republicano es el complemento perfecto para la obra.
—3— Extensión
La extensión del parque, que desciende hasta la avenida que bordea el mar, es otro atractivo de la antigua ciudad.
Tomado de El Día