Toneladas de residuos sólidos, plásticos y lilas represadas en el puente flotante, así como esparcidas en las playas del litoral frente al Malecón de Santo Domingo, además de lodo en cientos de viviendas en las riberas de los ríos Ozama e Isabela es el panorama a ocho días del paso por el país de la tormenta Laura.
Playas como la de Güibia y la del Fuerte San Gil seguían ayer llenas de plásticos y otros desechos que fueron expulsados por el mar Caribe. En menor cantidad están en la playa detrás del monumento a Fray Antón de Montesinos.
Una brigada del Ministerio de Obras Públicas es la única que trabaja en el retiro de los residuos plásticos que descansan en la playa del Fuerte San Gil.
Ninguna brigada limpia en Güibia, desde antes del paso de Laura. La plaza además luce abandonada y no han vuelto a colocar las máquinas de hacer ejercicios que fueron retiradas por mantenimiento, mientras los locales están cerrados.
Durante seis días equipos pesados y humanos tratan de sacar toneladas de lilas y basura represadas en el puente flotante que comunica al Distrito Nacional con Santo Domingo Este pero hasta ayer los resultados eran muy pocos.
Los técnicos que dirigen las brigadas estiman en más de 600 las toneladas de los residuos que están atascados en el lugar. Son difíciles de retirar debido a que están muy compactadas.
En márgenes. Mientras que en los sectores ubicados en las márgenes de los ríos Ozama e Isabela, como la parte baja de Capotillo, Gualey, en el Distrito Nacional, además, en la ribera del Ozama, la Lila y El Arrozal, en Santo Domingo Este; y Los Coordinadores, Las Cucarachas y Acapulco, en Santo Domingo Norte, el problema ayer era el lodo y la humedad que aún quedaba de las inundaciones.
En la ribera del Ozama y Los Coordinadores ayer la gente regresaba a sus hogares desde sus refugios debajo del puente y de las casas de familiares y vecinos pero con la tristeza del llegar y ver el lodo y la humedad que amenazan con enfermedades.
Al regreso. Yorki Hernández limpiaba ayer su casa en Los Coordinadores, después que el domingo 22 saliera para evitar ahogarse junto a su familia bajo las aguas del Ozama.
Narra que las aguas y el lodo dañaron equipos electrodomésticos y prendas de vestir, que no pudo salvar a tiempo. Todavía la esposa y sus dos hijos se encontraban fuera.
Pedro José Liriano llegaba con dos bultos en las manos y sin camisa para tratar de habitar de nuevo su casa en Las Cucarachas, luego de ocho días huyendo del agua del Ozama.
Deplora que la única ayuda que recibieron los damnificados fueron mascarillas y algunas funditas de comida pero que su esperanza es que el presidente Luis Abinader traslade a más de 300 familias que viven ahí a un lugar seguro.
Los trastes al sol
Guadalupe Rodríguez, en Los Coordinadores de Sabana Perdida, muestra sus ajuares al sol, debido a que fueron bañados por el Ozama que al bajar dejó el lodo dentro de las viviendas.
Denuncia que además de los enseres dañados, tal como camas, estufa y nevera, los ladrones cargaron con los calderos y el tanque de gas licuado de petróleo.
Tomado de https://hoy.com.do/