«Su industria azucarera produjo una migración extraordinaria hacia San Pedro desde el exterior y el interior del país: alemanes, italianos, ingleses, cubanos, puertorriqueños, árabes, cocolos, etc., llegaron atraídos por su potencial económico. Igual hicieron dominicanos de casi todo el territorio nacional. Todo eso produjo luego lo que se conoció como «La Danza de los millones».
San Pedro de Macorís, Dominicana. (Atanay.Com).-La ciudad de San Pedro de Macorís fue fundada, inicialmente y de acuerdo a la más fiel tradición, en la margen occidental del río Higuamo en el año 1822, por un grupo de dominicanos procedentes de Santo Domingo y de la villa de San Carlos que escapaban de la recién iniciada dominación haitiana.
Aquella pequeña aldea, que se conoció con el nombre de «Mosquitisol» por la gran cantidad de mosquitos y su candente sol, estuvo en lo que conocimos como Punta de Pescadores hasta que, en el 1846, la mayor parte de sus habitantes decidió establecerse en la margen oriental del río.
En aquellos días la vida transcurría de manera rudimentaria. La pesca, junto a la carne de montería y la agricultura, era parte fundamental de su alimentación. Su producción de plátanos fue tan grande, que llegó a conocérsele como Macorís de los plátanos.
En 1852 San Pedro es ya Puesto Militar, agregado a la Común de Hato Mayor. A partir de la anexión a España fue elevada a Comandancia de Armas, y para Agosto de 1865 ya tiene categoría de Común, perteneciente a la provincia del Seibo.
San Pedro siguió su crecimiento lento pero firme hasta que, a partir del 9 de enero de 1879, arranca su producción azucarera a vapor con la inauguración del ingenio Angelina, primero de una serie de 7 ingenios que llevarían a San Pedro a ser la capital económica y posteriormente capital cultural del país.
El 10 de Septiembre de 1882 se eleva Distrito Marítimo, y el 9 de Septiembre de 1907 a Provincia. Su industria azucarera produjo una migración extraordinaria hacia San Pedro desde el exterior y el interior del país: alemanes, italianos, ingleses, cubanos, puertorriqueños, árabes, cocolos, etc., llegaron atraídos por su potencial económico. Igual hicieron dominicanos de casi todo el territorio nacional. Todo eso produjo luego lo que se conoció como «La Danza de los millones».
Ese despegue económico iniciado al comienzo de la década de los ochenta en el siglo diecinueve, movió al síndico Antonio Félix Soler a proponer a la Sala Capitular, el día 11 de marzo del 1887, la necesidad de que la ciudad tuviera un alumbrado público.
Con la suscripción de algunos comerciantes y dueños de fincas y con un impuesto de 10 centavos a los expendedores de licores, así como la exoneración de pagos aduanales para los faroles y accesorios a ser utilizados, tuvo Macorís alumbrado público hacia finales del año 1888. Estos faroles, con quemadores, usaban, de acuerdo a las actas del Ayuntamiento, latas de «gas luz» (¿?). De acuerdo a las actas del Ayuntamiento, dicho alumbrado inició con cuarenta (40) faroles. Años después, hacia 1912, San Pedro inaugura su planta eléctrica.
Hay muchas cosas que se dice iniciaron por San Pedro. Una de ellas es el teléfono. La referencia más lejana que tengo del uso de éste es del año 1893, aparecida en la página 427 del libro de actas No. 3 del Ayuntamiento de San Pedro de Macorís, en donde aparece una petición para su instalación del empresario Salvador Emilio Ross.
También se dice que el 1er. Cuerpo de bomberos se instaló en esta ciudad, y que aquí se usó por primera vez en el país el concreto armado. En este sentido, se sabe que San Pedro de Macorís tiene un edificio de dos plantas que durante un buen tiempo fue el más grande del país (el edificio Armenteros frente al puerto local).
Para tener una idea más clara aún de lo que era la ciudad de San Pedro de Macorís, veamos esta información: Para el mes de agosto de 1912 un regidor del Ayuntamiento, Eugenio Despaigne, presentó a la Sala Capitular un proyecto de Ferry boat por la suma de, en ese tiempo, siete (7) mil pesos.
También, mientras que en Rusia, para el mes de octubre de 1917, triunfaba la revolución de los bolcheviques, en San Pedro de Macorís dos ciudadanos, J. M. Bernard y Juan Bautista Sulsona, sometían al Ayuntamiento un proyecto de tranvía eléctrico para dicha ciudad.
Otro ciudadano, y para el mismo mes (véanse las actas del Ayuntamiento de la época), de nombre Francisco Espaillat de la Mota, inventaba un aparato eléctrico para matar mosquitos. De ahí que no extraña el hecho de que cuando el 25 de Enero de 1918 el Comandante Knapp de la Armada Norteamericana visitó la ciudad, quedó altamente impresionado por lo que vio en ella en relación con las demás ciudades de la Isla.
En cuanto al deporte rey del país (el béisbol), tiene San Pedro el privilegio de ser la pionera en su práctica colectiva (se dice que se jugó por primera vez hacia septiembre de 1886), al punto de que el primer campeonato nacional de béisbol profesional fue ganado por el equipo petromacorisano en 1911. Desde ese tiempo data la tradición beisbolera de este pueblo, que hoy ostenta el «título» de ser la ciudad del mundo que más peloteros profesionales ha producido proporcionalmente. En otros deportes, como el atletismo, levantamientos de pesas, y boxeo, San Pedro es una verdadera potencia.
Otro privilegio de esta ciudad es la de haber producido una cantidad extraordinaria de poetas de renombre, como el Poeta Nacional Don Pedro Mir.
Pero también tiene el privilegio de ser una ciudad abierta al Evangelio: muchas de las iglesias que conocemos hoy en el país, iniciaron su labor proselitista por esta ciudad.
El Pentecostalismo, la corriente de más grande crecimiento del protestantismo evangélico dominicano, tuvo su cuna en esta ciudad en la segunda mitad del año 1917. Quizás por eso muchos la llaman hoy «Ciudad del Espíritu Santo».
No hay dudas de que estamos en presencia de una de las ciudades que más ha aportado en todos los sentidos al desarrollo económico, social, político y espiritual de la República Dominicana. Es por eso que todos los petromacorisanos debemos sentirnos orgullosos de ser hijos de esta gran ciudad.
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