Al integrarse con otras atracciones turísticas y naturales de la región Sur, el cultivo del café puede fomentar un turismo sostenible y respetuoso con el medio ambiente, enriqueciendo tanto a los visitantes como a las comunidades locales
Dejando atrás las playas aptas para competencias de vela, los ríos de aguas frías, las plantaciones de plátano y azúcar, y el mirador hacia San Rafael con la mina de larimar al fondo, el turista se adentra en un viaje hacia las alturas de las montañas, buscando conectar con el campo y la comunidad.
En la Sierra de Bahoruco, un pequeño pueblo espera revelar sus secretos gastronómicos: Polo.
Con botas de lluvia, el viajero pisa cada charco de lodo, recorre caminos angostos flanqueados por plantas de café que prometen sus primeros frutos en los próximos cuatro años. Aquí, cada agricultor se dedica a recolectar manualmente las cerezas, seleccionando solo los granos más gruesos, brillantes y de colores rojo o amarillo.
El siguiente paso es el descascarado, eliminando los residuos para pasar al tostado, donde el grano libera su aroma tradicional. Luego, se muele y se empaca, listo para que tanto dominicanos como turistas disfruten de una taza de café hecha en Quisqueya.
El cultivo de café en República Dominicana tiene raíces profundas, remontándose a 1735 cuando los españoles lo introdujeron en Barahona. Desde entonces, se ha extendido a otras regiones, convirtiéndose en uno de los principales cultivos agrícolas del país.
Hoy en día, la región Sur alberga a 6,958 productores, representando el 24.6 % de los 28,221 registrados por el Instituto Dominicano de Café (Indocafé), que trabajan en 8,337 fincas repartidas en 560,941 tareas.
Polo, conocido por su temperatura fría, el mítico tramo magnético de su carretera y sus ríos de aguas azuladas encuentra en el cultivo de café una forma de incentivar el turismo comunitario.
El municipio de Polo, en Barahona, es hogar de 7,646 personas dedicadas al cultivo del café, representando el 70 % de su población, según la Oficina Nacional de Estadística (ONE), al cierre de 2023. Esta comunidad ha encontrado en el turismo una oportunidad para mejorar su calidad de vida.
Un guía turístico explicó que las rutas cafetaleras no solo muestran el proceso del café desde el campo, sino que permiten a los visitantes apreciar el valor de este producto.
Alan Feliz, propietario de El Polerito, una cafetería ubicada en la entrada de Polo, emprendió su negocio para expresar su amor por el café. Ofrece una taza de café especial, cultivado a mayor altura y calidad, por RD$ 120. La recolección selectiva de los granos amarillos, verdes y rojos garantiza un producto de excelencia.
El turismo en Polo no solo es una fuente de ingresos, sino también un medio para el desarrollo comunitario. La cantidad de turistas varía según el clima, con un promedio de 200 a 300 extranjeros y unas 30 personas contactando para excursiones privadas.
Los dominicanos del Sur y del Cibao, así como la diáspora y extranjeros de Estados Unidos, Alemania y Francia, son los principales visitantes. Datos del Ministerio de Turismo (Mitur) reportan 897,031 turistas estadounidenses, 54,315 franceses y 44,196 alemanes visitaron el país en el primer trimestre del 2024.
Potencial agrícola y turístico
El impulso de emprendimientos comunitarios ha diversificado la industria turística dominicana, que busca sacar de los hoteles todo incluido a los extranjeros no residentes, tener mayor derrama económica en las provincias y proveer una oferta de experiencias.
De hecho, el 82 % o 1,922,660 de los pasajeros no residentes que llegaron vía aérea entre enero-marzo del 2024 fue por motivo de recreación y ocio. O sea, 1,922,660 de los 2,334,562 turistas reportados por el Banco Central dominicano (BCRD).
Asimismo, 299,348 por amigos o parejas, 61,003 por negocios y 30,623 conferencias. Unos 9,693 extranjeros no reportaron su motivo, estadísticas que motivan a los lugareños con iniciativas turísticas a ofrecer sus servicios de guías.
Frases como “¡Huele a café!”, “Doña, ¿hay café?”, “No me invites a tu casa si no hay una taza de café”, “Vamos por un café” y “No eres dominicano si no bebes café” resuenan diariamente en República Dominicana. Estudios nacionales estiman que en Quisqueya se consumen 3.7 kilogramos de café per cápita, incentivando el emprendimiento, la creación de nuevos empleos y añadiendo valor a la industria turística.
Polo es conocido por su fría temperatura, el mítico tramo magnético de su carretera y sus ríos de aguas azuladas. Sin embargo, haciendas y lugareños encuentran en el cultivo de café una forma de incentivar el turismo comunitario.
El municipio, que pertenece a Barahona, es una zona que alberga a 7,646 lugareños dedicados al cultivo del café, es decir, el 70 % de la población situada en 200,886, de acuerdo con la Oficina Nacional de Estadística (ONE), al cierre del 2023. Solo en la cosecha 2022-enero 2023, el Indocafé reportó que la región Sur aportó el 32.3 % de la cosecha nacional, o sea, 122,112.37 quintales de los 377,911.36 quintales.
Pero la cosecha de café en la región Sur, que comprende las provincias de Pedernales, Independencia, Barahona y Bahoruco, está en ascenso sostenible, al pasar de 61,423 en 2017 a 120,089 en 2021, para un incremento de 58,666 quintales en cuatro años.
Francisco Féliz, encargado de la finca Dulcicafé, indicó que según el trato del cultivo será el valor. Citó que el convencional cuesta (a mayo 2024) US$ 200 el quintal, mientras que el valor del orgánico ronda entre US$ 600 y US$ 700, el quintal.
“La población se sustenta del café y todo el campo que se cultiva en Polo es el convencional… estamos empezando a cultivar café orgánico y contar con una certificación orgánica para medio y largo plazo”, agregó.
El atractivo del café se celebra anualmente con un festival que atrae masas de turistas por un fin de semana, junto con autoridades nacionales y locales, reforzando la conexión entre el cultivo del café y el turismo en esta región. La diversidad agrega valor, atrae a un visitante preferencial y capta nuevas inversiones.
De acuerdo con el guía turístico, Ronald, desarrollar el turismo en torno a la comunidad y al cultivo del café ha permitido que familias locales desarrollen actividades externas que generan ingresos para su vida cotidiana.
“Nosotros realizamos rutas cafetaleras para incentivar el turismo en la comunidad, mostrar el proceso de cómo inicia el trabajo en el campo y que los turistas puedan apreciar el valor del café”, explicó. Además, el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) proyectó que el ecoturismo genera ingresos de US$ 600,000 millones a la economía global.
Alan Feliz, propietario de El Polerito, emprendió porque vio en el nicho gastronómico la manera de expresar su amor por el café. “La idea vino de que Polo es un pueblo eminentemente cafetalero y no había alguien que se dedicara a ser una marca de café especial y brindar al público un coffee shopping”, expresó.
En cada recorrido, el turista se sumerge en una experiencia inmersiva que conecta la gastronomía, el turismo y la labor agrícola durante un recorrido de tres horas donde participa en cada etapa del proceso de producción. Estas visitas guiadas, según Ronald, permite a los visitantes conocer el trabajo y dedicación que se requiere para producir cada taza de café.