Santiago, RD. – Las huellas de la historia sobreviven hasta nuestros días en un legado arquitectónico que se impone a los años, para contarle a las nuevas generaciones lo que guarda la identidad de un patrimonio tallado sobre la madera de las edificaciones, ornamentado con la valentía de un pueblo que supo construir de las cenizas, una ciudad con esplendor propio que late con corazón.
El color y las añoranzas protagonizan un recorrido por Los Pepines, La Joya, la calle Restauración y todo el centro de la ciudad de Santiago, formando un Centro Histórico ecléctico con una arquitectura republicana, victoriana, neohispánica y tropical-antillana en madera, que deja a la vista la historia que nos narra sobre una herencia arquitectónica integrante a la cultura de esta provincia del Cibao.
Esta maravilla de la arquitectura conserva una narrativa a la posteridad, reuniendo en sí misma el conjunto de edificaciones y monumentos emblemáticos que condensan el valor histórico y cultural de toda una época del primer Santiago de América. «El patrimonio arquitectónico es el conjunto de bienes inmuebles reconocidos por una colectividad dada su significación dentro de ella. Reúnen interés histórico, arquitectónico y urbano», afirma Edwin Espinal, expresidente del Comité Dominicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS).
Es ese conjunto de edificaciones de un pueblo que nos cuenta la historia de lo que fue. Asegura el arquitecto Denis Lockward, presidente de DAS Arquitectura, que si no conocemos lo que hemos sido, no vamos a ser nunca buenos desarrolladores de lo que pudiéramos ser, refiriéndose al valor de la obra arquitectónica y la importancia de preservar ese patrimonio que aún existe.
El entusiasmo de la preservación
La lectura arquitectónica y urbana de una ciudad en el tiempo describe su herencia, y es en este contexto que el arquitecto Alejandro Carrasco, exdirector regional norte de Patrimonio Monumental, manifiesta su alegría por el nivel de conciencia que ha tomado el ciudadano de Santiago con los «encantos del Patrimonio Arquitectónico», lo que contribuye al neoimpulso por la preservación de la «joya arquitectónica del centro histórico de Santiago», como la nombra. Los expertos coinciden en que la sociedad es el principal actor para el rescate y preservación del patrimonio construido. Es esa fuerza humana la que genera el valor a través de la conciencia, cuidando y defendiendo la obra arquitectónica que representa un activo humano para su propia historia y la que se sigue escribiendo.
Lo narrativa del futuro
«Santiago tiene un patrimonio arquitectónico nuevo, que le dice al mundo: Santiago ciudad pudiente, de clase, poder adquisitivo, un ‘aquí estamos'», comenta Lockward, quien nos testifica que hoy se construye el patrimonio sanitario más grande del país. Dentro de 40 años, la arquitectura narrará la historia sobre su ciudad sanitaria, «Santiago Ciudad Salud».
Lo que vemos hoy
La arquitectura histórica de Santiago surgió al amparo, entre otros factores, del comercio del tabaco, y la que existe corresponde a la segunda mitad del siglo XIX, erigida con posterioridad al incendio de 1863, durante la guerra de la Restauración. Al fuego sobrevivieron cuatro inmuebles: La Fortaleza San Luis; la vivienda del general Teodoro Gómez, en la calle Cuba; una casa en la Benito Monción; y una edificación en la calle 16 de agosto esq. Sánchez donde, según reseña Carrasco, se instaló el Gobierno.
Entre las edificaciones que conforman el patrimonio de Santiago, hasta nuestros días, se encuentran La Plaza Mayor y el conjunto de edificaciones a su alrededor: La Catedral Santiago Apóstol, El Palacio Consistorial, El Centro de Recreo y el Antiguo Club Santiago, ubicado en la calle Del Sol con 30 de marzo.
Otras edificaciones están en las siguientes calles: Restauración, Sabana Larga, San Luis, Del Sol, Beller, Juan Pablo Duarte, Salvador Cucurullo, 30 de marzo y Sánchez. Aquí también figura el Hotel Mercedes, aunque abandonado, situado en la calle 30 de marzo, esquina Máximo Gómez.