Además de los grandes grupos de macronutrientes, nuestro organismo necesita pequeñas cantidades de ciertos elementos para funcionar correctamente. Entre ellos está el potasio, un tipo de electrolitro.
¿Para qué sirve el potasio?
El potasio tiene varias funciones importantes para nuestro cuerpo. Por ejemplo, según recoge la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, ayuda a la función de los nervios, a la contracción de los músculos, al mantenimiento de un ritmo cardíaco constante, al flujo de los nutrientes en las células y a la expulsión de los deshechos metabólicos.
De hecho, una dieta rica en potasio tiene el poder de contrarrestar algunos de los efectos nocivos que tiene una dieta con un contenido excesivo de sodio.
El órgano que en condiciones normales se encarga de que los niveles de potasio sean los óptimos son los riñones. Por ello, ciertas patologías como la enfermedad renal crónica pueden comprometer la capacidad de los pacientes para eliminar el exceso de potasio en la sangre, obligando a estas personas a controlarlo a través de la dieta.
Y es que, como sucede con el resto de cosas que introducimos en nuestro cuerpo, una cantidad excesiva de potasio también puede tener efectos nocivos para nuestra salud. Esta condición se conoce como hiperpotasemia, y causa debilidad muscular, parestesias, arritmias cardíacas y hasta paro cardíaco.
Eso sí, el exceso de potasio, como decimos, muy rara vez es el resultado de una ingesta excesiva del mineral sino que más bien es consecuencia de problemas en los mecanismos de eliminación del exceso de potasio.
¿Qué alimentos son ricos en potasio?
Para los adultos, las cantidades recomendadas de potasio se sitúan en torno a los 3.500 mg/día, una cifra que se alcanza más o menos con una dieta normal y equilibrada. De hecho, se encuentra en muchos grupos de alimentos de consumo habitual.
Por ejemplo, son ricos en potasio ciertos grupos de alimentos de origen vegetal: legumbres como la soja o las lentejas; hortalizas y verduras como la calabaza, las espinacas, el tomate o el brócoli; cereales integrales; frutos secos como las nueces; fruta desecada o confitada; o fruta fresca (especialmente, el aguacate y el plátano).
En cuanto a los alimentos de origen animal, son ricos en potasio algunos como los lácteos, las carnes y los pescados (sobre todo los azules).
