El padre Gaspar Hernández, oriundo de Perú, llegó a Santo Domingo probablemente en 1839 y se convirtió en un influyente maestro de los jóvenes revolucionarios congregados en la sociedad secreta La Trinitaria, bajo el liderazgo de Juan Pablo Duarte.
El sacerdote, que fuera rector de la iglesia de San Carlos, impartía clases durante cuatro horas en la mañana, en la sacristía del convento Regina Angelorum, donde se debatían también ideas políticas y se hablaba sobre la situación provocada por la dominación haitiana.
En ese ambiente sosegado también se enseñaba latín, teología y otras materias.
A la vez, el maestro instruía sobre la historia universal, comparándola con el estado de la isla y se aludía al contraste que presentaba la fuerza romana y la inteligencia de Grecia con la situación vivida en Santo Domingo.
En el mismo espacio se hablaba sobre los derechos del hombre, el origen del poder en las sociedades, las formas de gobierno, las constituciones, el sufragio de los pueblos, el principio legítimo de la autoridad y la soberanía.
En sus famosos Apuntes, la patriota Rosa Duarte afirma que la sesión de filosofía impartida por Hernández era más una junta revolucionaria que una clase de estudios.
Se considera que el religioso prestó grandes servicios a la causa libertadora. Se opuso abiertamente a la dominación haitiana y es sabido que prefería que la parte este de la isla volviera a ser gobernada por España.
El padre Hernández tuvo que exiliarse, debido a que fue expulsado por orden de Charles Rivière-Hérard.
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