Hoy se conmemora el 223 aniversario del natalicio de María Trinidad Sánchez, activista de la Independencia Nacional y la primera víctima del crimen político en la historia republicana. Es la más elevada expresión del liderazgo femenino en su época.
Nació en Santo Domingo colonial el 16 de junio de 1794, hija de Isidora Ramona y Fernando Raimundo Sánchez, perteneció al grupo de patriotas que lucharon por la Independencia Nacional. Junto a Concepción Bona, sus manos confeccionaron la primera bandera dominicana.
Fiel seguidora del pensamiento y acción de Duarte, participó activamente en todo el proceso que culminó el 27 de febrero de 1844, momento decisivo en el que transportó pólvora en sus propias faldas y elaboró muchos de los cartuchos que utilizaron Los Trinitarios esa noche.
Se integró a los movimientos conspiradores que surgieron para derrocarlo. María Trinidad alojó en su casa a los descendientes del general Santana, organizó y orientó la conspiración del 1845.
Intentando por todos los medios legales que los defensores de la Independencia pudieran volver al país, el movimiento conspirativo entre civiles y militares tenía por plan un cambio de gobierno, dejando a Pedro Santana con plenos poderes para que éste ordenara el regreso de los patriotas, para luego derrocarlo.
Al descubrirse la insurrección, María Trinidad fue una de las primeras personas apresadas. Única conocedora del escondite de su sobrino, Francisco del Rosario Sánchez, a quien le llevaba las comunicaciones que le enviaban, jamás lo reveló. Junto a otros conjurados fue juzgada por un Consejo de Guerra que les condenó al fusilamiento. El dictamen del Tribunal dice textualmente que fueron condenados como autores instrumentales de la conspiración considerados hasta el momento, y por haberse negado obstinadamente la primera (María Trinidad Sánchez) a confesar (es decir, a delatar) los principales.
En los interrogatorios se le ofreció a gracia de la vida si denunciaba a sus compañeros de conjura, María Trinidad prefirió callar y enfrentarse al pelotón de fusilamiento antes de traicionarlos.
El 27 de febrero de 1845, al cumplirse el primer aniversario de la fundación de la República, se ejecutó la sentencia. María Trinidad Sánchez caminó desde la Fortaleza Ozama hasta el cementerio, donde sería fusilada, y al pasar por la Puerta del Conde exclamó: “Dios mío, cúmplase en mí tu voluntad y sálvese la República”.
Su muerte fue producto de la fidelidad a los intereses de la soberanía dominicana.