A los alemanes les preocupa más la jubilación que la crisis de los refugiados, según un sondeo
Los políticos alemanes optaron por poner en sordina la campaña electoral este fin de semana para honrar a las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils. El impacto de la medida apenas se ha dejado sentir. A cinco semanas de unas elecciones cruciales para Europa, la “campaña soporífera”, como ha sido apodada por la prensa alemana, avanza sin grandes estridencias y marcada por la hasta ahora inquebrantable ventaja de la canciller y candidata, Angela Merkel, que este domingo ha vuelto a liderar los sondeos. Las últimas encuestas dicen además que a los alemanes no les preocupa en exceso la crisis de los refugiados. Les quita más el sueño la lucha contra el terrorismo y la salud de su envejecido bolsillo, dos temas en los que la Unión Democristiana (CDU) de Merkel parte con ventaja.
El sondeo de Emnid que publica Bild am Sonntag indica que la CDU y su aliada bávara CSU obtendrían un 39% de los votos de celebrarse los comicios en este momento. La socialdemocracia de Martin Schulz, que hace pocos meses parecía imparable, es ahora incapaz de remontar con un 24% de intención de voto. Más disputado está el tercer puesto, cuyo ganador resultará además clave a la hora de formar coalición de Gobierno. El partido de la izquierda, Die Linke, los Verdes, Liberales y la ultraderecha (Afd) oscilan ligeramente punto arriba, punto abajo, en torno al 9% de los votos.
“Muchos alemanes piensan que su situación es buena y que de lo que se trata es de asegurarse que la estabilidad va a durar”, interpreta el politólogo Gero Neugebauer. “Sienten que Merkel en el pasado fue capaz de protegerles de la crisis financiera y confían en que volvería a hacerlo si hace falta”. Aún así, Neugebauer piensa que no está todo decidido y que a partir del 3 de septiembre, fecha del duelo televisivo entre Merkel y Schulz, la campaña entrará en una fase mucho más vibrante, en la que no deben descartarse sorpresas.
El partido socialdemócrata (SPD) se empeña mientras con limitado éxito en marcar distancia ideológica y programática con la CDU con la que convive al frente de una coalición de Gobierno. Pero visto lo visto en los tozudos sondeos, el ministro de Exteriores y representante destacado de la socialdemocracia alemana, Sigmar Gabriel, reconoció este domingo que tal vez no tenga más remedio que rendirse a una nueva gran coalición, siempre que la aritmética y los partidos pequeños, pero potencialmente decisivos, se lo permitan. “Ni la CDU ni nosotros queremos una continuación de la gran coalición”, dijo a la agencia de noticias alemana DPA. A renglón seguido añadió: “Al final, la decisión depende de los votantes, lo cual es bueno para la democracia”, añadió. A estas alturas sin embargo, casi todas las posibles combinaciones para forjar alianzas de Gobierno están abiertas.
Pobreza en la jubilación
Y la decisión de los votantes opera aparentemente ajena a los grandes temas que ocupan los actos de campaña, según un sondeo Emnid que publicaba este domingo Bild am Sonntag. Una de las conclusiones es por ejemplo que la preocupación de los alemanes por el tema de los refugiados no va a resultar un factor decisivo a la hora de votar. La política de puertas abiertas de la canciller, que ha permitido la entrada de 1,2 millones de refugiados en Alemania en dos años y que durante meses provocó una brusca caída de la popularidad de la política y el distanciamiento de sus socios bávaros, la CSU, que abogan por poner cuotas a la entrada de demandantes de asilo.
Apenas un 29% de los preguntados para la encuesta consideran los límites a la inmigración y el asilo un factor relevante para su decisión. La criminalidad, la pobreza en la jubilación o la educación les preocupa mucho más. El 70% de los encuestados estimó por ejemplo muy importante la salud de sus bolsillos después de los 65 años. Otro ejemplo es el dinero destinado a armamento. Mientras en campaña, Schulz acusa a Merkel de someterse a los deseos del presidente estadounidense que exige incrementar la contribución alemana a la OTAN, el tema del gasto militar es un asunto que preocupa apenas al 9% de la población.
El escándalo de los motores trucados para ocultar emisiones contaminantes, el llamado dieselgate es otro de los asuntos que ha entrado de lleno en la campaña electoral. El SPD acusa a la canciller de haber dejado sus responsabilidades por estar de vacaciones y no acudir a la cumbre que este verano reunió a fabricantes y políticos para tratar de trazar una hoja de ruta hacia una producción más limpia. Por su parte, la canciller Merkel queriendo demostrar a los electores su preocupación por el tema, ha acusado a los directivos de las grandes empresas automovilísticas de minar la reputación de un sector que ocupa a 800.000 trabajadores en Alemania. Merkel y Schulz han aprovechado también la campaña para airear sus diferencias sobre la necesidad de introducir una cuota obligatoria para los coches eléctricos. Este último asunto aparece situado sin embargo en el penúltimo lugar de las preocupaciones de los electores, según el sondeo publicado ayer.
La desigual distribución de la riqueza, el tema estrella de la campaña del partido socialdemócrata sí resulta sin embargo, una preocupación para el 52% de los encuestados. Les preocupa la desigualdad, pero para muchos, no tanto como para confiar en Martin Schulz como futuro canciller. Infratest Dimap, otra casa de encuestas, publicaba este mes un sondeo muy revelador. En él, hasta un 29% de partidarios del SPD dijo preferir a Merkel como canciller antes que a su propio candidato. En tiempos de convulsión global, la seguridad y estabilidad que transmite la canciller resulta hasta el momento, imbatible.