El arquitecto Jesús Musa, preocupado por el avanzado abandono de la riqueza arquitectónica de esta ciudad, considerada alguna vez “La Sultana del Este”, sugirió que el Gobierno central asuma el compromiso de recuperar y restaurar las antiguas y soberbias edificaciones del Centro Histórico “que agoniza en la historia y el abandono”.
Musa, reputado profesional oriundo de esta provincia, comentó que “definitivamente San Pedro de Macorís fue la ciudad de mayor empuje comercial desarrollada en las primeras décadas del siglo XX en la República Dominicana, cuyo periodo de mayor intensidad comercial e industrial puede verse reflejado en las antiguas y soberbias edificaciones de su Centro Histórico”.
La ciudad fue erigida en el Distrito Marítimo el 10 de septiembre de 1882 durante la presidencia de monseñor Fernando Arturo de Meriño. El Distrito Marítimo era una división territorial con las mismas prerrogativas políticas y administrativas que las provincias.
Musa refirió que su pueblo natal es recordado como la “Tacita de Oro”, “París del Caribe”, cuyo auge se produce a raíz del desarrollo de la industria del azúcar. En 1848 Guadalupe González fundó el primer trapiche, sucedido por los fundados por Vicente Ordóñez “Con Santa Fe siguieron los de Cestero, Urraca, Mejía, Richiez. El primer ingenio fue fundado por un cubano, Antonio Amechazurra
“En ese sentido, y debido al auge y el progreso que con- llevó la industrialización del azúcar, el poblado se convierte en la última década del siglo XIX y las tres primeras décadas del siglo XX en el centro económico y de negocios más importante del país, así como también en el lugar ideal para la inversión en construcciones de edificaciones de diferentes estilos y funciones, grandes residencias, edificios, clubes sociales, iglesias, varios teatros, tales como Mallor, Restauración, Aurora, entre otros, siendo el más importante de todos el Colón, que le dio esplendor y auge a San Pedro y al país”.
Popularmente conocida como “París chiquito”, la “Sultana del Este”, de San Pedro de Macorís se establece como la ciudad pionera en el uso de la técnica del hormigón armado en la República Dominicana, “de modo que las influencias victorianas, neoclásico, Art Noveau (arte nuevo, un movimiento artístico que surge a fines del siglo XIX y se proyecta hasta las primeras décadas del siglo XX. Generalmente se expresa en la arquitectura y en el diseño).
“Esta ciudad clama e invoca del Gobierno central, Universidad Central del Este y el empresariado para aunar esfuerzos y salvaguardar este modelo ejemplar del eclecticismo arquitectónico único en el país que muestra un pasado glorioso y un futuro ilustrativo y educativo. Las industrias culturales representan un gran sector de desarrollo debido a su potencial de aprendizaje, además de incentivar el turismo cultural”.
Musa entiende que El Centro Histórico de San Pedro de Macorís es un valioso tesoro cultural que debe ser rescatado por el Gobierno central y la colaboración de instituciones de la provincia. La zona se caracteriza por la diversidad arquitectónica como legado de los inmigrantes que se instalaron en la ciudad desde principios del siglo pasado.
En sus orígenes, San Pedro de Macorís fue una aldea de pescadores asentados en las orillas del río Macorís o Higuamo. Su nombre original fue Mosquitisol. En 1846, a petición de los pobladores del lugar denominado Macorís, el Consejo Conservador decidió declarar al lugar como Puesto Militar. Para ese entonces, Macorís pertenecía a la provincia de El Seibo, estando conformada por tres comunes: El Seibo como municipio cabecera, Higüey y Samaná.
Las primeras edificaciones se construyeron a orillas del río Macorís, dando inicio a una pequeña ciudad fijando los límites de la nueva aldea.
El centro histórico de San Pedro de Macorís es un valioso tesoro cultural que como clamó el alcalde Tony Echavarría, necesita que se rescate.
La zona se caracteriza por la diversidad arquitectónica como legado de los inmigrantes que se instalaron en la ciudad desde principios del siglo pasado.
Breve historia del desarrollo El 3 de noviembre del año 1880 fue promulgado un decreto del Congreso Nacional para habilitar el puerto de San Pedro de Macorís para el comercio de exportación, para facilitar el embarque de los azúcares y otros productos hacia el extranjero. Tres años después, en octubre de 1882 y en julio de 1883, fue habilitado el puerto para la importación porque así lo reclamaba ya la importancia que había tomado el comercio.
En 1848 se inició el proceso que le dio el gran impulso a lo que para esa época era el pequeño pueblo petromacorisano.