Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional (FN, extrema derecha) a la elección presidencial, entra en campaña a paso de carga pidiendo la prohibición de la escuela pública a los hijos de inmigrantes ilegales; denunciando el programa económico de François Fillon, candidato conservador, como un proyecto de «destrucción social masiva».
Marine Le Pen ha decidido acelerar sus proyectos electorales tras su primer retroceso electoral de los últimos tres años.
La candidata del FN se cotizaba como ganadora «segura» de la primera vuelta (23 abril 2017) de la próxima elección presidencial, cotizándose con un 30/32% de las intenciones de voto. Tras la elección de Fillon como candidato de Los Republicanos (LR, derecha), Marine Le Pen ha retrocedido cinco puntos, en beneficio del candidato conservador. Según los últimos sondeos, Fillon (con 30% intenciones de voto) y la candidata de extrema derecha (con 25%) podrían eliminar «facilmente» al resto de los candidatos de todas las izquierdas. Según ese escenario, provisional, la próxima presidencial francesa pudiera ser un duelo entre la derecha (Fillon) y la extrema derecha (Le Pen), hundidas las izquierdas.
Ese retroceso relativo de su cotización personal, ha incitado a Marine Le Pen a dar una «respuesta» inmediata a su rival inmediato.
Críticas a Fillon
La candidata del FN estima que los proyectos económicos liberales de Fillon son una «amenaza de destrucción social masiva». Contra el candidato conservador Marine Le Pen utiliza el mismo lenguaje mesiánico que Jean-Luc Mélenchon, candidato del PCF y del Frente de izquierdas (FdI).
En el terreno económico, Marine Le Pen se presenta como «la mejor defensora de los funcionarios del Estado», para combatir el proyecto de Fillon de suprimir unos 500.000 puestos de funcionarios.
Fillon tiene un programa «enérgico» de lucha contra la inmigración ilegal. Marine Le Pen «ataca» en el terreno más sensible y «prometedor»: «exigiendo» el fin de la escuela para los niños hijos de inmigrantes en situación irregular, con argumentos inflamables, de este tipo:
«Considero que la solidaridad nacional debe comenzar por la solidaridad entre franceses. No tengo nada contra los extranjeros, pero les digo, ya: “Si venís a nuestro país, no esperéis ser atendidos gratuitamente en nuestros hospitales, no esperéis que vuestros hijos sean educados gratuitamente en nuestras escuelas”. ¡Se acabó el recreo..!». Marine Le Pen añade: «No tenemos dinero para todo eso. Nuestro dinero, nuestros esfuerzos, deben reservarse para los franceses más modestos».
Ese «¡Se acabó el recreo!» tiene mucho de trompetazo anunciando la entrada en campaña, a paso de carga.
Educación, asegurada por la Constitución
En Francia, el derecho a la educación, «sin condición de regularidad de la residencia de los padres», está garantizado por el preámbulo de la Constitución de la IV República, siempre que se trate de niños de 6 a 16 años, hijos de padres establecidos en Francia según las normas en vigor del «reagrupamiento familiar».
François Fillon aboga por un respeto «estricto y riguroso» de las normas del reagrupamiento familiar de los inmigrantes en situación regularizada. Marine Le Pen pide la prohibición de la escuela para los hijos de inmigrantes en situación irregular, abriendo un debate verbalmente muy agresivo, difícil de zanjar en términos prácticos, ya que, por principio, los inmigrantes ilegales difícilmente pueden llevar a sus hijos a las escuelas, donde la matriculación de los alumnos exige una documentación familiar que debiera impedir «abusos» de distinta naturaleza.