Entre 1791 y 1801 tuvo lugar la muy sangrienta revuelta de esclavos en Saint Domingue (hoy Haití), con la muerte de cientos de terratenientes franceses. Muchos pudieron huir al Este de Cuba, a la Louisiana, a la parte Este de la isla de Santo Domingo y a Puerto Rico. El autor de este ensayo, por ejemplo, es descendiente, por su línea materna, de una familia francesa que se estableció en Saint Domingue en 1750 y que huyó de allí al perecer parte de la familia a manos de los esclavos, trasladándose primero al Este de Cuba, luego a Louisiana y posteriormente a Puerto Rico y a la República Dominicana, residiendo uno de sus descendientes precisamente en la península de Samaná. Este es sólo un ejemplo de los muchos franceses que escaparon de Saint Domingue (luego Haití) y terminaron en Santo Domingo. El abuelo materno de Camille Pizarro, el famoso pintor francés, abandonó Haití durante la revuelta de los esclavos, radicándose en la isla de Saint Thomas, al este de Puerto Rico. Por cierto que Pizarro visitó brevemente la ciudad de Santo Domingo en 1850.
En 1801 Toussaint Louverture, aliado todavía de los franceses, invadió la parte oriental de la isla, controló las ciudades de Santo Domingo y Samaná, que entonces contaba con sólo ochenta habitantes, y unificó la isla. Sin embargo, Napoleón Bonaparte, quien había llegado al poder a fines de 1799, tenía otras ideas y envió una flota con más de ochenta navíos y 58,000 hombres a quitarle a los negros el control de la isla. La mitad de esa flota, encabezada por el general Leclerc, esposo de la hermana de Napoleón, llegó a Samaná en enero de 1802 y observándola llí Toussaint exclamó: “no nos queda nada más que perecer –toda la Francia ha venido a Santo Domingo- viene para vengarse y para acabar con los negros –tenemos que perecer”. La guerra entre los franceses y haitianos duró dos años (1802-1804). Toussaint cayó prisionero y fue sustituido por Jean Jacques Dessalines y Henri Christohe. Los soldados franceses de Napoleón que habían obtenido la victoria en Italia y Egipto, no pudieron contra los negros, quienes tuvieron como aliada a la fiebre amarilla. Más de cincuenta mil franceses, incluyendo a Leclerc, perdieron la vida y los sobrevivientes se rindieron o huyeron. Saint Domingue declaró su independencia el 1ro. de enero de 1804, adoptando el nombre de Haití.
En la parte española de la isla los franceses sí pudieron ganarle a los haitianos, a pesar de que debido a la derrota en Haití apenas quedaron seiscientos franceses en Montecristi y cuatrocientos en Santo Domingo. El general francés Louis M. Ferrand, con sus hombres, tomó la ciudad de Santo Domingo en 1804. Entonces Cristóbal y Dessalines invadieron la parte española y Ferrand organizó la defensa de la ciudad, la cual fue sitiada en mayo de 1805 por veintiún mil haitianos durante tres semanas, hasta la aparición de una escuadra francesa que se dirigía hacia el Oeste, hecho que estimuló a los haitianos a levantar el cerco y volver a Haití presumiendo que dicha flota iba hacia Puerto Príncipe. Sin embargo, el ambiente tras el levantamiento del sitio era tal que muchos dominicanos y extranjeros optaron por emigrar.
Ferrand trató de reconstruir la colonia promoviendo entre otros, la plantación de café en Samaná, cuya población francesa ya en 1808 había crecido tanto que ordenó la confección de planos para una ciudad modelo en Santa Bárbara de Samaná, con jardines al estilo de Versailles, un palacio, un teatro, fuentes y estanques, y una Plaza de la Comedia que se llamaría “Puerto Napoleón”. Una calle llevaría el nombre de Ferrand, quien conoció personalmente la región, donde ordenó la construcción de un fuerte en Samaná y otro en Los Cacaos.