Los domínico-españoles sitiaron la ciudad de Santo Domingo, la que estaba bajo el dominio del general francés Du Barquier.
Delegados de varias ciudades del Santo Domingo Español se reunieron en Bondillo, Bayona, lugar cercano a Manoguayabo, el 13 de diciembre de 1808, para decidir el futuro político de la parte oriental de la isla.
Se discutieron dos proposiciones. Una sustentada por el sector hatero y su líder Juan Sánchez Ramírez, en la que se propugnó por la reincorporación del Santo Domingo Español al imperio español en calidad de colonia, y la otra, presentada por Ciriaco Ramírez y los tabaqueros y comerciantes cibaeños, en la que se abogó por la proclamación de la independencia.
Se decidió que el Santo Domingo Español volvería a ser colonia de España; se reconoció a Fernando VII como rey, y se nombró a Juan Sánchez Ramírez Gobernador.
Los hateros impusieron su voluntad, por tener un mayor número de delegados, y por ser el sector con mayor importancia económica, social y política en esos momentos.
Al estar Inglaterra en guerra con Francia, en marzo de 1809 una escuadra naval inglesa comenzó de manera permanente un bloqueo del puerto de Santo Domingo, para impedir que barcos franceses llevasen armas, municiones, refuerzos, medicinas y alimentos a los soldados que bajo el mando de Du Barquier estaban siendo sitiados desde noviembre de 1808 por tierra por los domínico-españoles.
Este largo sitio obligó a las tropas francesas a comer caballos, cotorras, perros, asnos, gatos, ratones y una harina extraída de un tubérculo que los dominicanos llaman guáyiga, y cuyo nombre científico es zamia debilis.
El sitio se les hizo irresistible, por lo que el 11 de julio de 1809 se rindieron al mayor general inglés Hugh Lyle Carmichael.
De esta manera terminó el período que los historiadores dominicanos denominan La Era de Francia en Santo Domingo. Había comenzado con la llegada de la expedición militar napoleónica a la Bahía de Samaná, el 29 de enero de 1802.