La Falconbridge como empresa transnacional, llegó a la República Dominicana en 1955 realizando exploraciones. Pero la explotación de metales la inició 1971, bajo la denominación local de Falconbridge Dominicana, con las siglas FALCONDO. Esta es una compañía perteneciente a Noranda, una empresa metalúrgica con operaciones en 17 países y capital de 11 mil billones de dólares canadienses, según consta en su reporte anual correspondiente al año 2002. Noranda es una de las mayores empresas productoras mundiales de zinc y níquel, y es una notable empresa productora de cobre, aluminio, plomo, plata, oro, ácido sulfúrico y cobalto. También recicla esos metales.
Las operaciones de níquel de Noranda cubren el 22% de la empresa, y representan 1.3 billones de dólares. Noranda cuenta con un personal de 15 mil empleados en el mundo.
En 1970, la Falconbridge inició sus operaciones en la loma La Peguera, en Bonao, donde en la actualidad explota uno de los mayores depósitos de níquel del mundo, en seis diferentes áreas: Larga, Loma Ortega, Fraser, Peguera, Taína y La Guardarraya. Desde ese entonces, ha extraído unas 620,000 toneladas de níquel. La producción de la empresa es ferroníquel, una mezcla de hierro y cobre, usado fundamentalmente por la industria del acero inoxidable.
Durante 33 años seguidos de explotación, la Falconbridge ha exportado un total de US$4,725 millones de dólares de ferroníquel, siendo la media de unos US$143 millones de dólares anuales. El período de mayor auge de las exportaciones fue de 1988 a 1991.
En el país, el municipio de Bonao puede ser considerado como evidencia de un caso en el cual una empresa minera internacional se establece e induce un proceso de transformación significativo. De acuerdo con datos del Centro de Estudios Urbanos y Regionales, en su Carta Urbana de la Ciudad de Bonao: “Entre 1970 y 1990 la ciudad ha pasado de 187 has. a 609 has… Actualmente (año 2000) la ciudad cubre 843 has., lo que ha representado un aumento de 13 has. por año”. Esto significa que en gran medida, la expansión de la ciudad de Bonao y, por ende, de la provincia, se debe a la instalación de la empresa y la explotación de la mina.
Debemos mencionar el impacto de la empresa en la arquitectura y el desarrollo urbanístico de Bonao, comenzando por el surgimiento de la urbanización Falconbridge (barrio Los Gringos), donde residieron los primeros funcionarios extranjeros contratados por la compañía, así como del Reparto Yuna, y siguiendo por el impacto económico que ha sido base para la expansión demográfica y el crecimiento urbano de la ciudad de Bonao. A esto se agrega un aporte a la gestión ambiental urbana a través del manejo de los residuos sólidos de Bonao, en cuanto a su recepción y relleno sanitario.
Actualmente, Falcondo cuenta con 1,500 empleados directos y otros 500 indirectos, el 80 por ciento de los cuales reside en la ciudad de Bonao. Su seguro médico involucra unas 8 mil personas, lo que ha facilitado la expansión de los servicios privados de salud a través de centros médicos, clínicas y consultorios.
Desde 1992 el Estado dominicano recibe el 50 por ciento de las utilidades de la empresa, además de ser propietario del 10 por ciento de las acciones a través de la Corporación Dominicana de Empresas Estatales (CORDE), cuyos beneficios pasan, en gran medida, a manos de la Comisión por Decreto, designada mediante el decreto 152-94.
La empresa ejecuta anualmente un programa de obras comunitarias, deportivas y culturales a través de la Fundación Falconbridge y de su departamento de Relaciones Públicas, que incluye: reparación y mantenimiento de caminos vecinales (que se da a unos 100 kilómetros de camino); construcción de acueductos, como los de los parajes El Llano, Peñaló, Hato Viejo, Rancho Nuevo, El Verde y otros, así como de los canales de riego de Hato Viejo y El Verde, conjuntamente con el Instituto Dominicano de Recursos Hidráulicos (INDRHI); construcción de canchas y estadios deportivos, patrocinios de torneos y campeonatos en diversas disciplinas. Merecen mención los aportes en la construcción del Club Falcondo y el Club Recreativo y Social Falcondo, destinados a sus empleados, así como de las instalaciones de remo y canotaje para los Juegos Panamericanos realizados en el país en el 2003, cuyo patronato preside la empresa.
También se dan contribuciones para presentaciones y exposiciones artísticas. Se destaca el hecho de que el primer edificio de la Plaza de la Cultura de Bonao se construyó con aportes de la empresa, y el apoyo que ofrece al carnaval de Bonao y a las fiestas patronales. En el aspecto educativo, se destaca la construcción y mantenimiento del Centro Educacional de Bonao (CEB), destinado a los hijos de los empleados y familias de la comunidad y la contribución para la instalación de la extensión de la Universidad Católica Madre y Maestra en Bonao, que operó durante varios años y de donde egresaron unos 2,000 nuevos profesionales. La empresa también facilita transporte a unos 600 estudiantes de la zona rural.
En el aspecto ambiental, las mejoras tecnológicas en la gestión del proceso de explotación de la mina han permitido a la empresa dos certificaciones IISO como indicadores de calidad en este campo.
Estas laboras han ayudado a disminuir los conflictos entre la empresa y la comunidad de Monseñor Nouel, que aunque no se puede afirmar que han sido eliminados, tampoco tienen en la actualidad la agudeza y la frecuencia que tuvieron en años anteriores, particularmente en los 70, los 80 y aún a comienzos de los 90.
Monseñor Nouel en las luchas sociales de finales del siglo XX
A finales de los años 70 y durante los 80 del siglo XX se desarrolló en Bonao un proceso de lucha sindical protagonizado por el Sindicato Unido de Trabajadores de la Falconbridge Dominicana (SUTRAFADO), afiliado a la Central General de Trabajadores y con el cual la Falconbridge confrontó serios problemas laborales en sus inicios. Estas luchas alcanzaron sus más fuertes contradicciones a mediados de los años de 1970, cuando la empresa despidió a un grupo de dirigentes del sindicato. Este luchó primero por su legalización, y luego por reivindicaciones laborales. En solidaridad con los obreros de la empresa, prácticamente toda la población de Bonao realizó paros laborales. En esta lucha se destacaron dirigentes sindicales como Marcelo Pacheco y Ángel Santana.
A finales de los años 80 y durante los 90 se desarrolló en Monseñor Nouel una fuerte lucha por la preservación de la Falconbridge para la provincia. Puede considerarse que esa lucha propició la mayor unidad ciudadana que se ha conocido en Monseñor Nouel y que tuvo una de sus principales manifestaciones en la histórica marcha del 5 de mayo de 1989, en la que murió Ángel Yovanni Páez.
Esos procesos de lucha social tuvieron como resultado la designación, ya en el decenio de los 90, de la denominada Comisión por Decreto, responsable de administrar y aplicar a planes de desarrollo los beneficios generados por las acciones del Estado en la Falconbridge.
Otro aspecto relevante, vinculado a lo anterior, se refiere particularmente al movimiento campesino en la provincia, que tuvo un nuevo apogeo durante los años 90, dirigido por la Federación de Campesinos hacia el Progreso, que se movilizó persistentemente contra el desalojo de los pobladores en la rivera del río Blanco, originado por la construcción de la presa del mismo. El movimiento social exigía la preservación ecológica y se manifestó contra la explotación de la mina de oro del paraje El Higo en la sección Blanco, en Bonao, que pretendía hacer la empresa minera La Hispaniola. Esta lucha culminó en triunfo, pues dicha empresa no pudo satisfacer sus deseos.