Italia tiene una nueva ley electoral, aprobada con mucha polémica hoy en el Senado, con la que prácticamente se baja el telón de la legislatura y el país se prepara ya a las elecciones generales de la primavera próxima. La reforma
prevé un sistema mixto: La mayoría de parlamentarios, el 64 por 100, serán elegidos mediante sistema proporcional, y el 34 % restante con el mayoritario. Para entrar en el parlamento, un partido necesitará alcanzar el límite del 3 %, y si se presenta en coalición, ésta ha de llegar al 10 %, pero entre los partidos coaligados al menos uno ha de obtener un 3% de votos. Esto quiere decir que ningún partido político italiano, por sí solo, podrá tener mayoría suficiente para gobernar y serán necesarias las coaliciones para lograr mayoría parlamentaria.
Los populistas de Grillo se vendan los ojos
La ley comienza a navegar entre muy ruidosas protestas, sobre todo por parte del Movimiento 5 Estrellas (M5E) del cómico Beppe Grillo. Es el grupo político más perjudicado con esta ley, porque el populista M5E rechaza formar coalición para no “contaminarse” con los partidos tradicionales, a los que considera corruptos, si bien el M5E se parece cada día más a un partido tradicional italiano. Sus dirigentes han gritado en las últimas semanas que se estaba realizando un “golpe institucional” contra el M5E. Su protesta, además de exteriorizarla en el parlamento, la han llevado a la calle, tapándose los ojos con una venda blanca, símbolo de lo que viene definido “voto ciego”, “porque no consentirá a los ciudadanos realizar una verdadera elección”, ya que son los dirigentes de los partidos quienes hacen las listas colocando a sus políticos más fieles. El M5E ha considerado que esta ley electoral, denominado “Rosatellum” porque fue presentado por Ettore Rosato, diputado del Partido Democrático (PD), se ha hecho con la intención de parar la ascensión del Movimiento 5 Estrellas.
División en la izquierda
Tras la reciente escisión sufrida por el Partido Democrático (PD), centro izquierda, muy perjudicados se sienten también los partidos situados a su izquierda, porque temen quedarse fuera del parlamento. Una característica de la izquierda italiana ha sido, tradicionalmente, su división. Todo ello ha dificultado sobremanera la elaboración de la ley, a cuyo carro se subieron a última hora el PD, Forza Italia de Berlusconi y la Liga Norte, que son sin duda los más beneficiados con la nueva normativa.
Innumerables han sido las dificultades y obstáculos que ha tenido que superar la elaboración de una ley electoral. Todos los partidos italianos se han movido según sus intereses políticos. Además, dentro de los grupos los propios parlamentarios hacían su juego particular. De ahí que el gobierno, para que la ley fuera aprobada, ha tenido que poner la moción de confianza en ocho ocasiones, entre la Cámara y el Senado, para evitar francotiradores a la hora del voto.
529 cambios de chaqueta
Prueba de esta confusión y debilidad de una legislatura que acaba con muy poca gloria está en el hecho de que, en un total de casi 1.000 parlamentarios, entre Cámara y Senado, ha habido 529 cambios de chaqueta política, con diputados y senadores que en algunos casos han mudado dos o tres veces de casaca, navegando en un total de 24 grupos y grupúsculos registrados en la Cámara y 29 en el Senado. Se explica así que, en poco más de 20 años, Italia haya tenido ya cuatro leyes electorales. Una situación que contrasta profundamente con la tradición de los grandes países democráticos que formulan una ley electoral para que perdure, lo que es una garantía de estabilidad. La de Gran Bretaña cumplirá dentro de 15 años dos siglos. Larga vida tiene también la de Estados Unidos, que entró en vigor en 1842, mientras la de Francia es del 1958, y la de Alemania se aprobó en 1956.
Alta probabilidad de inestabilidad
Ahora con esta ley los partidos tienen sobre la mesa la necesidad de trabajar en la formación de alianzas. El centro derecha unido -Forza Italia, Liga Norte y Hermanos de Italia- puede ser el ganador de las elecciones. La ley electoral les puede favorecer muy claramente en el norte de Italia. Las últimas encuestas indican que los tres partidos del centro derecha obtendrían el 33,8 % de votos, seguidos del M5E (28,3 %) y Partido Democrático (26,4 %). Todo queda, pues, pendiente de las alianzas. El problema y riesgo está en que, como sucede a menudo en Italia, se formen coaliciones de pequeños partidos con el único objetivo de llegar al 10 % –para entrar en el parlamento se impone ese porcentaje a las coaliciones, y el 3 % a los partidos-; después cada uno, como es tradición, elegiría el camino que más le convenga. Por ello la probabilidad de un parlamento fragmentado, con la consiguiente inestabilidad, es muy alta. De ahí que recientemente la agencia de calificación “Moody’s” advirtiera que se presentan riesgos para Italia ligados a la “considerable incertidumbre”.