En la parte oriental de la isla, la principal actividad económica en las centurias XVII y XVIII fue la crianza de ganado vacuno y caballar en hatos, los cuales eran grandes extensiones de terrenos en los que pastaban libremente reses, cuidados por un negro esclavo que se pasaba el día montado sobre un caballo, provisto de una lanza.
A partir de la década de 1680, los hateros del Santo Domingo Español vendieron a los dueños de plantaciones de la colonia limítrofe ganado vacuno y caballar. Con el dinero de las ventas los hateros adquirían en el Santo Domingo Francés esclavos de origen africano y artículos franceses, tales como vinos, harina, paños, vestidos e instrumentos de labranza.
Los intercambios comerciales entre el Santo Domingo Español, y el Santo Domingo Francés, el hecho de no producirse invasiones de fuerzas extranjeras hasta la década de 1790, el incremento de la agricultura, el aumento de la población, debido principalmente a la llegada de más de cuatro mil inmigrantes canarios, y el fin del monopolio de los barcos de Sevilla en los intercambios comerciales con el Nuevo Mundo, al permitirse desde 1765 que barcos españoles pudiesen zarpar de otros puertos de España, hicieron que el Santo Domingo Español en el siglo XVIII prosperara, sobre todo en relación con el XVII, el que ha sido tradicionalmente llamado el siglo de la miseria.