Un grupo de hombres armados disparó la mañana del viernes contra una comitiva de autobuses cargados de cristianos, matando a al menos 28 personas y dejando decenas de heridos en la provincia de Minya, al sur de Egipto, según confirmaron a ABC fuentes de seguridad en la zona. Un primer comunicado del Ministerio de Salud egipcio cifró las víctimas en 24, aunque el número de muertos podría sigue en aumento. Según el Gobernador de la provincia de Al Minya, sería al menos 28.
El ataque terrorista habría sido perpetrado, según los primeros datos ofrecidos por el Ministerio de Interior, por un grupo de unos diez hombres que asaltaron la comitiva de tres autobuses cargados de cristianos egipcios en peregrinación al cercano Monasterio de San Samuel, en el área de la provincia de Al Minya (sur de Egipto). El ataque se habría producido cerca del pueblo de Al Adua, a unos 80 kilómetros al noroeste de la capital de provincia.
Los terroristas, enmascarados y en al menos tres coches 4×4, forzaron a detenerse a la comitiva de al menos autobuses, llenos de trabajadores del monasterio y visitantes que viajaban desde la provincia de Beni Suef. Los terroristas abordaron los vehículos que, respectivamente, transportaban obreros, ancianos y niños de unos 8-9 años de viaje con la escuela domininal, y dispararon a los pasajeros, matando en el momento a muchos e hiriendo de gravedad a otros tantos, relatan a ABC desde la oficina del obispo de Al Minya, Anba Macarious. Según esta misma fuente, tan sólo tres niños habrían sobrevivido al ataque a su microbús,. Según una fuente de seguridad a la Agencia de noticias oficial MENA, los adultos heridos habrían sido trasladados a hospitales de ciudades cercanas.
De momento, ningún grupo terrorista de la pequeña miríada que plulan por el país ha reclamado la autoría del atentado.
Se trata del último ataque contra la minoría cristiana copta en Egipto, objetivos específicos desde hace meses de la propaganda y atentados terroristas del Daesh, que cuenta con una filial en el país norteafricano. El pasado Domingo de Ramos, a pocas semanas de la visita del Papa Francisco a Egipto, terroristas suicidas afines al autodenominado Estado Islámico atentaron contra dos iglesias cristianas, matando a 44 personas.
En mayo, Daesh renovó sus amenazas contra esta minoría religiosa, que comprende entre el 8 y el 12% de la población del país, de mayoría musulmana. En varios mensajes de vídeo publicados en grupos de Telegram y redes sociales, el grupo terrorista advertía a otros musulmanes de mantenerse apartados de iglesias y otros edificios religiosos, que se han convertido en objetivo prioritario del grupo. Ya en febrero, Daesh publicó un mensaje que instaba a «limpiar el Cairo de cristianos».
Acosados por los terroristas, los cristianos en Egipto hacen frente a numerosos estallidos de violencia sectaria, especialmente en comunidades rurales, así como una discriminación por su fe, según denuncian activistas coptos a este medio. Sólo en 2017, al menos 60 cristianos habrían muerto en distintos incidentes de violencia entre vecinos musulmanes y cristianos. Pese a su inicial apoyo al Gobierno de Abdelfatah Al Sisi, que prometió proteger a esta minoría religiosa de la oleada de ataques contra iglesias en 2013, tras la asonada contra el presidente islamista Mohamed Morsi, tras los últimos atentados muchos cristianos se quejan de la inactividad del Gobierno contra el discurso sectario que ha quebrado la antes modélica convivencia entre cristianos y musulmanes en Egipto.