Fundación
Su fundación data del 1504 siendo la primera villa de la isla de República Dominicana, y como la llamara su fundador Don Diego de Velásquez, quien fuera su gobernador y quien más tarde gobernara a Puerto Rico y a Cuba. Y como nos narra en su libro Azua Documental (y apuntes históricos), el ilustre hombre de Azua, el historiador, escultor y militar de carrera Don Ramiro Matos González, a quien le debo con mucho orgullo gran parte de esta historia por su gran aporte a nuestra querida “Azua”. Siguiendo con nuestra historia, fue el pueblo de la isla donde residiera el ilustre Hernán Cortés, hijo de Martín Cortés y Monroe y Dona Catalina Pizarro y Altamirano, educado en la ciudad de Salamanca, abandonó sus estudios y muy joven vino al Nuevo Mundo, a la Española, radicándose en Azua, donde fuera escribano público.
Azua fue fundada en el extremo Oeste de la Bahía de Ocoa, a unas ocho (8) millas al Noreste de “Punta María García”, o sea, en el llamado “Puerto Escondido” o Puerto Viejo de Azua. Este nombre se lo dio Cristóbal Colón y las Casas. Así lo recoge en su Historia de las Indias (Págs.223 y 224 II.T), dice el autor Ramiro Matos González. Cita en la Pág. 101, de su obra Azua Documental (y Apuntes Históricos).
A este puerto se le conoció desde año 1494, con el nombre de Puerto Escondido. Nos dice el padre Meriño en el capítulo III de su geografía, pág. 44, lo siguiente sobre la Bahía de Ocoa y el nombre de puerto que se llamaba escondido:
“La Bahía de Ocoa, que es la segunda en extensión e importancia en toda la República, está formada por la Punta de Martín García, que le queda al occidente, y la de Salinas, al Oriente.
En los tiempos pasados se le daba el nombre de Puerto Hermoso de los españoles, porque se dilata hacia adentro hasta formar una circunferencia de 17 a 22 kilómetros.
Con fondeadores cómodos y espaciosos, entre los cuales los más notables son el Puerto Viejo o (Escondido tachado), el puerto de Azua o Tortujero la ensenada de Caracoles y Bahía de la “Caldera”.
“El Puerto Viejo o escondido, que está situado a la entrada occidental de la Bahía de Ocoa, es excelente y grandiosa para embarcaciones pequeñas, por lo resguardadas que quedan de los vientos. Antiguamente servía para el comercio marítimo de Azua”.
Diego Velásquez en Azua
Sobre la fundación de Azua, donde actúa Don Diego Velásquez nos dice Fernández de Oviedo lo que sigue a continuación:
“En esta guerra estuvo con gente de pie é de caballo seis meses el capitán Diego Velásquez hasta el mes de febrero de mil quinientos é cuatro que se acabaron de conquistar las provincias que es dicho, é así quedó pacífica la isla”.
Lo que sigue lo hizo Ovando, luego de los atropellos y persecuciones contra los indios, fue reunir los seguidores de Roldán que aún quedaban y contratarlos en un lugar para tenerlos bajo control, y con ellos fundó una villa en el asiento o población indígena, el reino de Jaragua y a esta le llamó la Vera Paz. Sobre esta villa es bueno aclarar, fue fundada a orillas del lago, que fue despoblada y mudada hacia el Oeste, en la costa cambiando el nombre.
Nos sigue citando Oviedo en el mismo capítulo de su libro lo siguiente: “Fundó allí una villa el Comendador mayor que se llamó Santa María de la Vera paz, cerca del lago grande de Xaragua, en la cual Villa yo estuve el año de Mil é quinientos é quince y porque estaba desviado el puesto y de la mar, se despobló…. y se pasó aquella vecindad a otra villa que fundaron á par de la mar, que se llama Santa María del Puerto de la Yaguana.”.
Al fundar nuevas villas, “se prefirió establecerlas en comarcas pobladas que tenían buen terreno y, a menudo, una agricultura ya ordenada’. (Pág.113, Ursula Lamb, obra citada). Pág. 117, Cap. VI. Sigo leyendo para completarles la historia o parte de ella y cito: “Copiemos al padre de las casas, historia de las Indias, Tomo II: “… mandó al Comendador mayor que se asentase y poblase allí en Xaraguá una villa y llamada Villa de la Vera Paz. Diego Velásquez constituyó también otra en la provincia Haniguayaba, en la costa de la mar del Sur, y llamada Salvatierra de la Cabana… pobló también otra villa, por mando del Comendador… en la misma costa de la mar del Sur… el almirante llamaba tierra y puerto Brasil; los indios la llamaban Yanquimo y así llamó la villa de Yaquismo… Mandó eso mismo al comendador mayor, edificar otra villa 30 lenguas de Xaragua y otras 30 lenguas o más de esta ciudad de Santo Domingo…. puso nombre San Juan de la Maguana, donde reinaba el rey Canoabo. De allí, 14 lenguas más hacia esta ciudad, y 23 ó 245 de ella, pobló otra villa que se llamó la Villa de crea Cua Compostela, por un comendador gallego que allí estuvo antes que fuese puesto Acua.
Origen del Nombre de Azua
Este nombre viene al parecer de los indígenas que lo poblaron por primera vez esta villa; siguiendo la historia he tropezado con el origen de su nombre que está muy bien descrito en este capítulo del libro Azua Documental (y apuntes históricos) del gran historiador azuano Ramiro Matos González, de quien he extraído estos maravillosos datos de nuestro pueblo.
Siguiendo con el capítulo anterior cito: Acua, la sílaba del medio breve, es nombre del lugar que allí tenían los indios. De todos estas cinco villas hizo teniente suyo al Diego Velásquez; tanta gracia tuvo con él, Rodrigo Mexía, hizo en la otra parte o ramo desta isla llamda Guaba… otro dos villas, la nombrada Puerto Real, y la otra llamó Jares de la Guahaba y fue el teniente Dellas”. (Pág. 241 II.T.) (Gráfico 8). Concluimos diciendo sobre la fundación de la villa de Acua de Compostela, lo siguiente (Pág.118)
Primero: Que la llegada de los españoles, a orillas de Río Jura existía un caserío, la cual los indios le llamaban Azua.
Segundo: Que el nitaíno que la gobernaba se llamaba Cuyocagua.
Tercero: Cristóbal Colón en el 1494 al regresar de Cuba y Jamaica, vio bohíos en esta costa.
Cuarto: En 1494, Bartolomé Colón estuvo en ese caserío, al ir hacia el cacicazgo de Jaragua.
Quinto: En el 1499, en esa costa de Azua, fueron firmadas las capitulaciones entre Colón y Roldán.
Sexto: En este Puerto Escondido, en el año 1502 en la Bahía de Ocoa o de Puerto Hermoso, se refugió Cristóbal Colón contra el huracán que destruyó la flota Ovando y también la nueva Isabela.
Séptimo: Aledaño al poblado indígena estaba aposentado como comendador, un español llamado Pedro Gallego.
Octavo: Cuando Ovando inició la conquista de Jaragua en el año 1503, se detuvo en el poblado de “acua” y fue huésped de Pedro Gallego.
Noveno: En el 1503, a este poblado llegó Diego Méndez, en Canoa desde Jamaica; venía en busca de ayuda para Colón y los marineros allí varados. Diego Méndez se refugió en el bohío del Comendador Pedro Gallego, el cual le informó el destino de Ovando.
Décimo: En el 1504, por órdenes de Nicolás de ovando; Diego Velásquez escoge este lugar y funda una villa, a la cual denomina con el nombre de Azua de Compostela en razón a que Pedro Gallego era de la región gallega de Compostela, y a su pequeño predio él lo denominó con el nombre de “Compostela”.
Diego Velásquez y una Breve Historia
Algunas palabras sobre el fundador e ilustre don Diego Velásquez de quien Francisco López de Gomera al hablar de Diego Velásquez de Cuellar, dice lo siguiente: “Era Diego, para darle aquí a conocer de una vez, soldado, veterano, práctico en cosas de guerra, pues sirvió diez y siete años en la Española, hombre honrado, conocido por su riqueza, linaje y crédito, ambicioso de gloria, y algo más de dinero”.
Ahora para adentrarnos bien en lo que son las raíces de la fundación de la Villa de Azua de Compostela, tenemos que conocer a un hombre que fue uno de sus fundadores y quien vivió mucho tiempo en esta villa, de quien hablamos al principio de esta breve historia de nuestra Azua de Compostela.
Hernán Cortés
Es necesario conocer de este personaje que se llamó Hernán Cortés.
Decimos esto porque antes de su fundación, cuando aún era el caserío indígena, estuvieron allí en misiones oficiales, los protagonistas de acontecimientos importantes: En el 1498 todos los tripulantes de las dos carabelas enviadas por Diego Colón y Roldán. En el 1499 otras dos carabelas, y allí en la capitana estaba el almirante Cristóbal Colón; por tierra llegó Roldán con varios de sus seguidores.
En 1502, allí se refugió Cristóbal Colón y se protegió del huracán. Y en 1503, Diego Méndez conversó con el Comendador Gallego que allí con los indios vivía.
Para el año en que nos encontraremos de 1504 vemos la fundación –Gobierno- por el capitán Diego Velásquez.
Ahora aparece la figura de Hernán Cortés, personaje conocido por todos los historiadores dominicanos como el “Escribano de Azua”.
Para conocer algo de su vida, vamos a iniciarlo con su biógrafo Francisco López de Gomera, luego tomaremos algunos apuntes de otros escritorios para completar el conocimiento.
Francisco López Gomera estuvo al servicio como Capellán durante varios años del Escribano Hernán Cortés, por esta razón tuvo la oportunidad de estar cerca de él y oír de los labios del propio Hernán Cortés su vida por lo que corroboró al escritor Ramiro Matos González en el su tan atinado comentario respecto a quien mejor que él para narrarnos su vida.
A continuación el relato:
“Nació Hernán Cortés en Medellín, de Extremadura, el año de 1485, siendo sus padres Martín Cortés de Monroy y Catalina Pizarro de Altamirano; ambos en cuanto al linaje nobles, o hidalgos, que llaman los españoles, como quien dice itálicos, esto es, que gozan del derecho itálico.
Las familias de Cortés, Monroy, Pizarro y Altamirano son ilustres, antiguas y honradas”.
“Martín, aunque fue capitán de cincuenta caballos ligeros de guerra que gobernando los reyes Don Fernando y Doña Isabel sostuvo Alonso de Cárdenas… Se distinguió no obstante toda su vida por su piedad y religión. El niño recibió de sus padres, en su misma casa, una educación noble y cristiana”.
“Enviado a Salamanca a los catorce años de edad para que estudiase, pasó dos años aprendiendo gramática… tanto por aborrecimiento al estudio, como por aspirar a casas más altas, salió de allí y se volvió a su casa. Llevaron muy a mal sus padres aquel paso, pues por ser hijo único cifraban en él todas sus esperanzas y deseaban que se dedicare al estudio de la jurisprudencia; era el mazo de fácil ingenio, de elevación de ánimo superior a sus años…”.
“… Fijose por último en la resolución de pasar a indias a cuya conquista y población acudían entonces en tropel los españoles… por el tiempo en que Cortés dejó sus estudios y se volvió a Medellín, estaba en Cáceres Nicolás de Ovando. Por mandato y a costa de los reyes católicos apostaba una armada de treinta naves, la mayor parte de las carabelas, para ir a La Española con el empleo de presidente y gobernador.
Con este capitán debía marchar Cortés lo mismo que otros muchos nobles españoles; pero en el intermedio, andando una vez por tejados ajenos (pues tenía amores con una joven), cayó de una pared ruidosa.
Poco faltó para que así medio enterrado como estaba le atravesara un vecino con su espada, si no fuera porque saliendo una vieja de su casa, en cuya puerta vino a chocar con estrépito el broquel que Cortés llevaba, detuvo a su yerno, que también había acudido al mismo ruido, rogándole que no hubiese a aquel hombre hasta saber quien fuese.
De suerte que a aquella vieja debió Cortés su salvación en este primer lance”. “De este accidente el resultó una larga enfermedad, a que luego vinieron a agregarse unas cuartanas, que le fatigaron mucho y por largo tiempo.
A causa de esta indisposición no puedo ir con Ovando; y a los diecinueve años de edad, es decir, en el 1504.
Pasó a Sevilla donde por entonces iba a darse a la vela para la isla Española una nave mercante de que era capitán Alonso Quintero, de palos. En Elia, después de pedir a Dios feliz viaje, se embarcó… Luego de algunos percances en la embarcación, los cuales fueron solucionados, continuaron su navegación; pero veamos lo que nos sigue diciendo Gómara, en el momento de la llegada a la Española.
“Mientras echaban anclas y aseguraban el navío con las amarras, Medina, secretario de Ovando y amigo de Cortés, luego que supo de arribo de la nave de Chuntero, saltó en un esquife para ir al encuentro del amigo cuya feliz llegada le llenaba de placer.
Luego Medina, pasadas las mutuas felicitaciones, lo que a su juicio parecía más importante para Cortés, a saber, que en llegando a la ciudad de Santo Domingo, situada a la embocadura del río Ozama, donde estaba también el puerto, luego que saliera de la lancha, fuera a sentarse por vecino, pues de no hacerlo, no tendría derecho a los privilegios de tal, ni a las mercedes de conquistador; cuando, por otra parte, sí entraba en un número de los vecinos, obtendría fácilmente un campo y un solar en la ciudad donde pudiera labrar su casa, con certeza de ser pronto señor de algunos indios; por lo demás, pasados cinco años, durante los cuales debía permanecer precisamente en la isla, dando fiadores de no salir de ella sin licencia del gobernador, quedando Cortés, dueño de su voluntad y libre para vender y cambiar a su gusto cuanto tuviera, e irse donde creyera conveniente. A lo que respondió Cortés “ni en esta isla, ni en ninguna otra de este nuevo mundo, quiero ni pienso estar tanto tiempo; por lo mismo no que quedaré ni con semejantes condiciones”, cuya respuesta tuvo a mal Medina.
Cortés, sin esperar la llegada del gobernador, se dispuso para ir, con los criados que habría traído de España, a sacar oro, abundantísimo en aquella isla. Cuando llegó la nave de Quintero estaba ausente Nicolás de Ovando, más luego que volvió hizo llamar a Cortés, y después de haberse informado de las noticias de España, le asentó por vecino.
Al tiempo de la llegada de Cortés a la Española vivían los indios pacíficamente, pero poco después los de Bahoruco Aniguayagua, Higuey y otros, se alzaron contra los españoles.
Ovando les declaró guerra…reunió soldados, formó un ejército… y los sujetó.
Cortés, sin conocimiento ni práctica de la guerra hasta entonces ejecutó en esta campaña muchos y muy notables hechos de armas, dando ya anuncios de su futuro; lo cual bastó para que desde entonces lo apreciase el jefe, y tuviera un lugar distinguido entre los soldados.
Según era uso, los indios con sus tierras fueron repartidos a los españoles. Dieronle los suyos a Cortés, señalándole un campo que pudiera sembrar y cultivar; esta fue la primera recompensa de su valor. Arregladas a su gusto las cosas de la provincia, despachó Ovando el ejército a cuarteles de invierno, y él también volvió triunfante a la ciudad.
Don Emilio Tejera nos remite a las páginas 296 y 297 de otra obra de López Gómera, aquí vemos más claro este reparto que le fue hecho a Hernán Cortés, veamos: “desde a poco le fue a la guerra que hacía Diego Velásquez en Aniguaiagua, Buacaiarina, otras provincias que aún no estaban pacíficas.
Diole Ovando ciertos indios en tierras del Daiguao, la escribanía del Ayuntamiento de Azua, una villa que fundara, donde vivió cortés cinco años o seis años, se dio a grangerias. Quiso en este medio tiempo pasar a Veragua….
Con Diego de Nicuesa; no pudo, por una postema que se le hizo en la corva derecha, la cual le dio la vida, a lo menos le quitó de muchos trabajos; peligros que pasaron los que allí fueron, según en la historia contamos.
Escribiremos más sobre la vida del escribano Hernán Cortés ahora narraremos los pasos que tuvo que dar para poder radicar en la villa de Azua.
Hernán Cortés de Azua
Como Hernán Cortés llegó a la Española en el mismo año de la campaña llevada a cabo por Ovando en Jaragua y Bahoruco, se vio involucrado en la misma. Sigamos con Carlos Pereyra.
“… Esta operación militar contra salvajes que, según Las Casas, tenían las barrigas por broqueles, se confió a Diego Velásquez, de Cuellar, un obeso flemático. Y como Cortés tomó parte en la campaña, recibió una encomienda de indios. Lo más importante fue que se le diese la escribanía del Ayuntamiento de Azua, cargo que lo hacía personaje de influencia. El colono lograba elevarse y prosperar, pero no enriquecía. Pasaban los años, y cuando llevaba cinco de su desembarco, hizo balance poco lisonjero, las ilusiones con que salió de Medellín se había trocado en el tedio de la vida mediocre…”
Así, recorriendo otros documentos, veamos la situación de la colonia a la llegada de Cortés. Ahora de Antonio del Monte y Tejada, copiamos este párrafo:
“… Presentaba en esta época la capital de la isla y las demás villas un desarrollo portentoso y rápido. Todas se habían acrecentado en fábricas y enriquecídose con establecimientos agrícolas en sus alrededores; la población española llegaba a más de doce mil vecinos, porque de España refluían sin cesar naves del comercio que conducían pobladores, artífices y menestrales, entre los cuales vino por entonces Hernán Cortés, célebre conquistador de Méjico, muy recomendado al Comendador”.
“Se hallaba éste en Santiago, lugar que prefería a todos los demás de la isla, por su bella situación, salubridad del clima y excelencias de sus aguas, y con este motivo lo recibió el Secretario del Gobernador, F. Medina. Cuando regresó el Comendador hizo a Cortés la más benévola acogida; lo hospedó en su propio palacio, y poco después le dio un repartimiento de indios con el oficio de escribano del Ayuntamiento de la Villa de Azua…”
Para que conozcamos mejor a este histórico personaje, veamos lo que nos dice José Luis Olazola en su obra titulada “Hernán Cortés, Crónica de un Imposible”. En su capitulo primero titulado “El Escribano de Azua”:
“Cortés llegó a la isla de Santo Domingo por la Pascua Florida del 1504. Traía una barba rala, como de adolescente, la color ceniciento, desvaída y, en general, ofrecía el aspecto de un muchacho triste que estuviera a punto de coger las viruelas. Pese a ser membrudo y de buena estatura, como tenía pocas carnes daba la impresión de hombre frágil, con escasas condiciones para desenvolverse en el misterioso trópico de las Indias”.
“Se registro en el municipio de Santo Domingo como natural de Medellín, nacido en el 1485, hijo de Martín Cortés y de Catalina Pizarro. El secretario del gobernador de la isla que se dedicaba a la usura, le tuvo que hacer un préstamo porque venía con lo puesto. Después se supo que también traía un bulto con varios libros de leyes y uno de gramática.
De ahí nació la leyenda de que era bachiller por Salamanca, cuando en realidad apenas estuvo en la universidad dos años y sus estudios terminaron de mala gana por su afición al juego y a las mujeres.
Sin embargo, durante toda su vida habría de conservar pretensiones de gramático, complaciéndose en corregir todos los documentos que le presentaban a la firma los escribanos, en cuanto a las pocas leyes, que aprendió, se las ingeniaba para manejarlas con gran provecho”.
“… Hay quien cuenta que fue en Azua donde le dio por empezar a sonar y que su sueño más continuo era como lograr salir de la pobreza.
El gobernador Ovando, para que el joven extremeño pudiera cumplir sus propósitos e enmienda, le asignó una granjería… Durante aquellos años, Cortés mostró mucha afición a los cultivos y siempre andaba negociando semillas para que llegaran de España para intentar aclimatarlas a las humedades del trópico.
Retrato de Hernán Cortés
Dice Miguel Rojas Mix, en su obra “Hernán Cortés”
“… Una primera tentativa de partir a América en 1501, con Nicolás de Ovando, fracasó porque, enredado una noche en faldas ajenas, cayó con estrépito y sin gloria de la pared de un transcorral.. sólo la intervención de una vieja impidió que el bisoño burlador fuese atravesado por la enfurecida espada… y desde su lecho supo de la partida de la expedición de Ovando… En 1504 zarpó Cortés rumbo a América…”
“Entre los artistas de Nuremberg reinaba gran agitación”.
“Acababa de regresar de España uno de los suyos, el pintor Christoph Weiditz, y bajo el brazo traía una serie de dibujos con personajes extraordinarios…” Yo lo vi” –informó Weiditz a los que estaban reunidos con él en la taberna de techo artesonado-. “Lo ví y lo retraté: Es hombre de buena estatura y bien proporcionado, membrudo, cenceño y algo estevado, de rostro ceniciento y tristón, de barbas prietas, pocas y ralas. Tiene una señal de cuchillo cerca de un bezo, que se cubre con las barbas, y que dicen que la recibió cuando andaba corriendo faldas.
Veíase buen jinete y diestro en todas las armas. Además es gran conversador. En todo daba señales de gran señor… se decía que era bachiller en letras y que era latino, porque cuando hablaba con letrados u hombres latinos respondía a lo que le decían en latín. Era algo poeta, hacía coplas en metro y en prosa. Hablaba en forma apacible y con muy buena retórica…”
Retrato Hablado de Hernán Cortés
Como nos narra el escritor Don Emilio Tejera de la obra de López Gomera en las (págs.296 y 297) Hernán Cortés fue de mediana estatura, algo bajo y lampiño, de poca barba, hombre alegre y vivo de ingenio, y amigo de mujeres. Termina la cita. Como podemos ver en el próximo gráfico de su retrato hecho por Chistopher Weiditz en 1528 en la obra (“Hernán Cortés escrita por Miguel R. Mix), se nota hombre gran fuerza aunque no tenía mucha estatura se denota su agilidad y la alegría en su rostro refleja la gran simpatía que este tenía entre las mujeres. Su mirada pícara y su gesto de gran señor lo hicieron muy agraciado con el sexo opuesto. Concluyo aquí la breve biografía de Hernán Cortés.
Escudo de Azua. En la Heráldica
Continuando con esta historia sobre nuestra ilustre y cultural Azua de Compostela, describiremos el escudo de esta ciudad y para hacerlo contamos con las atinadas investigaciones del autor Ramiro Matos González, quien a su vez ha recopilado datos de Vicente de Cadenas y Vicent, en su “Diccionario Heráldico” y él dice lo siguiente.
Los mismos investigadores transcriben el documento “Signatura Indiferente General, 196”, Archivo General de Indias. Aquí están descritos todos los escudos concebidos, a la isla y a las villas existentes a la fecha –año 1508-. De este documento copiamos:
“… E la villa de Compostela vn escudo azul e en el vn estrella blanca e en lo baxo vnas ondas azules e blancas…” (Págs.62 y 67).
Al leer “un escudo azul”, debemos entender que se refiere a “el campo” –a toda la superficie del blasón-, que en este caso está pintando de color azul. Al mismo tiempo debemos distinguir cuál es la tonalidad o la intensidad de este color azul. También diremos que la tradición y la costumbre representan este “campo”, en color azul ultramar.
Al decir o leerse: “con una estrella blanca” no especifica cuantas punta tiene una estrella, ni en que lugar del campo se encuentra ubicada la misma. En primer lugar –debemos decir por tradición- que esta estrella tiene cinco puntas.
Segundo, en razón al lugar donde figura o está dibujada se debe decir que está situada en el centro de “Jefe Bajado”; con tres puntas tocando el ancho de “Jefe”; una de ellas señalando hacia arriba, hacia el “centro del jefe” y las dos inferiores tocando la línea inferior de jefe.
Seguimos leyendo: “… y en lo bajo hondas azules y blancas”. La parte baja a que se refiere el texto, es la mitad inferior del campo, cuando este está “cortado”. Al no especificar cuantas hondas son, podríamos representar una indeterminada cantidad; pero en razón a que siempre, representamos el dibujo con tres hondas blancas y dos azules, diremos: En la mitad baja –cortado inferior- tres hondas blancas y dos azules, las cuales tendrán el mismo ancho; y la “punta” será en el color azul del campo. Debemos observar, que las crestas de la honda blanca superior toquen –tangencialmente- la línea que “corta” el campo por la mitad.
Definiciones Heráldicas
Veamos el significado de algunos términos usados en los párrafos anteriores, tomados del diccionario antes citado:
- Abismo.– Centro del escudo. La figura que se coloque en ese centro se la denomina en abismo.
- Abismada.– La pieza o figura puesta en el abismo.
- Campo del escudo.– Superficie interior del escudo donde se pintan las figuras.
- Centro del jefe.– Punto central del jefe.
- Cortado.– Se aplica a toda pieza heráldica dividida en dos partes iguales de distinto esmalte. Escudo que por medio de una línea horizontal queda dividido en dos partes iguales.
- Jefe.– Pieza que se coloca horizontalmente en la parte superior del escudo y que debe ocupar la tercera parte del mismo. Pieza de primer orden. Parte superior del escudo.
- Jefe bajado.– El jefe estrecho que se pone debajo de su posición normal.
- Punta del escudo.– Parte central del tercio inferior del campo del mismo. Tercio inferior de la superficie del escudo.
Primeros Cabildos en la Villa de Azua de Compostela
El Cabildo
De el Cabildo de la primera villa de Azua de Compostela, fundada por Diego Velázquez, en al año 1504, sólo podemos mencionar a Hernán Cortés, de su estadía en Azua, del cual ya hablamos anteriormente.
A partir de Hernán Cortés, vamos a mencionar, cronológicamente los diferentes personajes, que tuvieron funciones en el cabildo de la villa.
Monseñor Hugo E. Polanco Brito, en su obra “Los Escribanos en el Santo Domingo Colonial”, recoge los nombres de algunos escribanos de la villa de Azua de Compostela. Cuando hagamos referencia a ésta obra, pondremos las iniciales: P. Brito.
Así tenemos, que luego de la partida de Hernán Cortés para la Isla de Cuba, en el año 1511, no encontramos cual fue su sucesor, por lo que iniciaremos esta lista cronológica con el que aparece en la obra de P. Brito, antes citada, donde él nos presenta –página 65-, varias “firmas y signos de Escribanos del Siglo XVI” y donde él agradece este aporte a Fray Vicente Rubio, O.P.
Veamos:
Año 1518
“Ferrand Pérez, de Compostela de Azua, 1518… Fernán Pérez, Escrib. de ss. Altezas, Santiago 1518… 1518-30-III: En Azua, hace información sobre nombramiento de Francisco Reinoso como Procurador a la Junta de Municipios…
“Pérez García 1518: Escrib. Púb. y del Consejo de Azua, certifica nombramiento de Francisco Reinoso como Procurador a la Junta de Municipios de ese año…”
Año 1533
“Antonio de Villareal, vecino de Azua, solicita ser regido allí, 1533. (Aparece que hacía entonces oficio de regidor en Azua Domingo Vergones, sin calidad para ello.”
Año 1537
“Alonso Peralta, chantre, murió por los años de 1537. Tuvo un ingenio en Azua”.
Año 1547
Francisco García mayordomo del ingenio de Hernando Gorjón. Francisco de Rivas escribano público y del consejo de la villa de Azua. Rodrigo Durán y Juan Sánchez Trucha alcaldes de la villa de Azua. Baltasar negro pregonero.
Año 1548
“Gonzalo de Cazorla. Escrib. Púb. de Azua, muere antes de 1548 cuando le sucede Andrés de la Calleja”. “Andrés de la Calleja. Escrib. Púb. y de Cabildo de la Villa de Azua, por muerte de Gonzalo de Cazorla. 12 de jun. 1548”.
Año 1554
“Lupercio de Quiñónez, escribano de Azua, y que pueda poner otro en su lugar; 10 de mayo 1554”.
Año 1563
“Avendaño, escribano de Azua, 1563.
Año 1564
“Juan Márquez, es cura del ingenio de Álvaro Caballero en 1564”.
Año 1582
“Juan Bautista Fernández, escribano de Azua. 1582.
Año 1591. Oficios Vendibles
“CR: de El Pardo, 1 No. 1591 a Lope de Vega, Presidente, sobre acrecentar alguacilazgos mayores, regimientos y escribanías que se rematen en quien de más por la necesidad de dinero para la guerra y que examine los títulos de tierras poseídas por extranjeros y haga salir todos los portugueses…. que no sean naturales de los reinos de Castilla, Valencia, Aragón y Cataluña.
Lope de Vega puso en ejecución esta Cédula y nombró comisisarios para la venta de oficios en todos los pueblos de la Isla.
Comisionado para Azua, Antonio de Grado, administrador de los bienes de los herederos de Melchor de Castro; comisionado para Yaguana, Vasco de Tierra de Carvajal, ambos en 17 marzo 1592”.
Año 1593
“Orden para que se confirme el oficio de regidor de Azua para don Francisco de Abarca Maldonado, alférez real allí, en 24 de septiembre 1593”.
“Juan López de Tarifa era escribano de Azua 1593”.
“En 28 de septiembre 1593 se ordena despacho del título de regidor de Azua para Juan García Solís… 24 sept… otro tanto de regidor de Azua para Salvador González; dio 30 ducados por el oficio… El 28 de sept. Lo mismo para regidor de Azua para Pedro de Guevara, que compró el oficio en 50 ducados el 12 de abril… Orden de confirmación de título de regidor de Azua para Gonzalo Fragoso, que lo compró en 80 ducados. Se da la orden 28 sept… Por muerte del regidor y escribano público allí, Baltasar Rodríguez… 24 sept… a favor de Miguel Hernández que lo remató en 30 ducados”.
“El pardo 17 nov. 1593. Tit. De confirmación de alguacil mayor de Azua para Gonzalo Fragoso (dio 80 ducados) y es concesión de oficio vitalicio”.
Año 1594
“Madrid 16 de enero 1594. Confirmación del tit. De Alférez mayor de Azua para don Francisco Abarca Maldonado vitalicio, y dio 30 ducados”.
Año 1626
“Temé Muñoz, alguacil mayor de Azua; dio 200 duc.; tít. de 28 nov. de 1626; conf. 1 oct. de 1631. Antes de éste, Francisco García, que murió”.
Año 1637
“Arzobispo Fr. Facundo de Torres nombra cura de Azua a don Francisco de Almanza, en 4 agosto 1637. Este Almanza estudió con los jesuitas de Santa Fe, título de Maestro en Teología, de 18 de mayo 1636”.
Año 1640
“Azua 1640 Ayuntamiento; alférez Real Francisco Sánchez Montaño y Juan Rodríguez, alcaldes ordinarios; Tomé Muñoz, alguacil mayor; Alonso de la Cueva y Pedro Salvador de Espinoso, regidores; Baltasar de León, escribano del Cabildo”.
Año 1677
“Azua, Cabildo de 5 de agosto de 1677. Alonso de la Cueva alcalde ordinario: Antonio Luis de la Zavala, alguacil mayor; don Juan de Villoria y Quiñónez, don Domingo Terreros de Carvajal, regidores; acuerdan dar los testimonio que les ha pedido a boca el alcalde mayor Torra …”
Año 1680
“Las miseras y desdichas que en esta isla se han visto causadas de los franceses… Después dio en Azua, quemó la Iglesia y cuando halló en la Villa lo robó todo. Animoso el cura de arrojó por entre los enemigos, y aunque le dispararon doce armas de fuego, salió libre, y redimió al Redentor del mundo de aquellos acrílegos.
Llamábase el MoD. Francisco de Almanza, murió este año tesorero desta Catedral.
Año 1692
“El cura más antiguo de este Arzobispado es don José Antonio Mercado, que lo es de la ciudad de Santiago; fuélo de Azua y de La vega y con créditos; es de mucha virtud, modestia y de la noble de aquella ciudad”. Continuaremos con los cabildos de Azua de Compostela y tenemos los siguientes datos:
Azua: Cura y vicario en 1783, Dr. Juan Montaño. Capellanias, principal total, 6,620 pesos. Sacristán mayor: Juan Pablo Rivera.
Hay mercedarios. Extensión: Termina en el río de Ocoa respecto de Baní, en el río Yaque respecto de San Juan; y el río Neiba respecto de Neiba.