Fue una de las más activas dominicanas en las luchas por la soberanía y por los derechos de la mujer. Fue también maestra, escritora laureada, premiada artista del canto clásico, pianista y filántropa.
Floripez Mieses viuda Carbonell ha recibido tardío el reconocimiento a sus afanes por la libertad, el combate a la pobreza, la entrega a desvalidos, el ardor con que defendió la igualdad femenina y la vehemencia con que exponía sus justas reivindicaciones. El año pasado se designó una calle de Santo Domingo con su nombre.
Con verbo ardoroso aclaró en la prensa la historia del Himno Nacional de su abuelo, el coronel Juan Bautista Alfonseca enhestada en el Conde la mañana gloriosa del 28 de Febrero de 1844”.
“… El progenitor de mi madre, María de la O Alfonseca de Mieses, había sido el autor, en compañía de Don Félix M. del Monte, creador de la letra, de la primera marcha, con ritmos y aires del canto patriótico, que en los primeros años de la República solemnizaba todos los actos oficiales…”, publicó en El Caribe el siete de marzo de 1934 aportando datos desconocidos de la gloria de que despojaron a las dos figuras proceras, compañeros de los trinitarios.
Publicó el trabajo al regreso de uno de sus viajes por Europa “para hacer valer los derechos del Coronel Alfonseca, que otros familiares míos por modestia no habían querido reclamar, pero ya era tarde…”.
Con ese mismo espíritu aguerrido, Floripez fundó y presidió la Sociedad Patriótica, y el 22 de mayo de 1916, junto a un grupo de damas cuestionó a los interventores norteamericanos Mr. Russell y al contralmirante Coperton enrostrándoles que en el país no se había producido ningún suceso que ameritase la Ocupación y conminándoles a izar la bandera que entregaron a los intrusos para que flotara de nuevo en la fortaleza Ozama. Floripez continuó sus ataques en la prensa.
Sus artículos de diversa índole son muchos, y aún se encuentran dispersos en publicaciones de su tiempo.
No daba treguas a su temperamento inquieto. En una nota del 16 de mayo de 1934 se la encuentra presidiendo la mesa electoral número 24, designada por la Acción Feminista Dominicana, invitando a concurrir a las urnas a votar por la reforma a la Constitución.
Por otro lado, reza un suelto con su foto: “Como un homenaje rendido a la mujer que triunfa, enjoya hoy sus páginas Blanco y Negro con un fragmento de la composición musical premiada en los últimos Juegos florales Provenzales, y la vera efigie de su autora la distinguida señora doña Floripez Mieses viuda Carbonell. La romanza “Soñando”, laureada, es una bella composición musical”.
Floripez había dado muestras de su sensibilidad no solo intelectual sino humana, desde 1930 cuando se entregó a los afectados por el ciclón de San Zenón trabajando como enfermera voluntaria en el Hospital de Emergencia instalado en el Palacio Municipal.
En 1940 fue, además co-fundadora de la Asociación Benéfica Padre Billini, para proveer socorro al necesitado.
Le preocupaba la pobreza. En pleno trujillato publicó “Por la angustia que reina en el mundo”, y destacó: “La humanidad vive en una eterna zozobra. La salud se arruina y se aniquila por falta de alimentos apropiados, y como consecuencia de esa irregularidad vienen las enfermedades y la vejez prematura. Los corazones permanecen sordos al reclamo del dolor ajeno. Cada día nos hundimos más y más en el abismo de las sombras…”.
Los fondos de muchos de los conciertos que ofreció Floripez con su voz de soprano-dramática fueron en beneficio de los pobres.
Aprovechó su tiempo. Floripez estudió música con Ida Visconti de Grosis, soprano de la Scala de Milán. También en Puerto Rico, con los profesores Casanova y Chavier, y en España con el maestro Gaviola. Sus autores preferidos, consigna Julio Jaime Julia, fueron G. Puccini y G. Verdi.
Otro gran premio que recibió fue la medalla de Oro del Casino de la Juventud, en 1908, por su romanza “Flor d’lisa”.
Durante más de 10 años fue profesora del Liceo Musical y recibió aplausos por sus lucidas actuaciones en el Club Unión, el Ateneo Dominicano, la logia La Fe, el teatro La República, donde cantó por última vez el “Ritorna Vincitor” de la ópera Aída de Verdi, y algunas romanzas de Paolo Tosti, “en una función para recolectar fondos en favor de los damnificados del Este por el huracán de 1909”.
Algunos autores destacan que Floripez fue también mística. Perteneció a la LogiaTeosófica Alcione de Santo Domingo, de la que fue co-fundadora en 1928 y poseía diploma de la Sociedad Teosófica Fraternidad Universal de Madrás, India.
La dama creó, por otro lado, la escuela Orbón, sucursal del Conservatorio Orbón, de la Habana, para enseñanza de la música, y estableció la Sociedad de Conciertos, para regalar al público uno quincenal.
Entre 1941 y 1945 desempeñó la dirección del Museo Nacional y de 1946 a 1949 fue directora de la Biblioteca Pública Municipal.
De San Carlos. Floripez (a veces escrito Floripe o Floripes), nació en San Carlos el nueve de junio de 1879, hija de José Mieses Algarrobo y María de la O Alfonseca. A los 22 años de edad casó con el médico cirujano puertorriqueño Salvador Carbonell del Toro, de Cabo Rojo, divorciado de Simona Oramas a los 60 años. Celebraron sus bodas el nueve de mayo de 1902, oficiada por el Vicario General monseñor Tejera.
Residió cinco años en Borinquen y luego fue a residir a Europa junto a su esposo enfermo. Este murió en España, en 1908, y ella retornó al país en 1909. La exquisita artista falleció en Santo Domingo el siete de marzo de 1956, a los 77 años. De todas las actividades de su vida, la que más hondo quedó grabada en el alma de doña Floripez, la que hacía vibrar su sentimiento cívico y su ardiente nacionalismo fue la formación, promovida por ella, de la primera Agrupación Patriótica de Damas para protestar por la ominosa intervención armada norteamericana”, escribió Jaime Julia.
La calle. A petición del Consejo Nacional de Mujeres de República Dominicana se nombró la antigua calle “F-1” del sector La Castellana con el nombre de Floripez Mieses viuda Carbonell”, por ordenanza del 29 de septiembre de 2017.