San José de Ocoa, RD. En el Sur de la República Dominicana se encuentra un lugar rico en tradiciones y recursos naturales. Al mismo tiempo, es dueño de una importante cuota de la producción agrícola nacional y la historia registra su importante participación en la epopeya libertaria dominicana de 1844. Se trata de El Pinar.
El camino Transitar desde el centro del municipio San José de Ocoa hacia el Distrito Municipal El Pinar es una aventura para el amante de la naturaleza. A pesar de lo accidentado de los 8 kilómetros de la vía que conduce a la comunidad cabecera, cualquier molestia de tránsito queda relegada ante el majestuoso paisaje que presenta el frondoso bosque de transición de húmedo a seco que flanquea a ambos lados. Una densa población de cambrón, bayahonda, elevadas palmas, guanos, árboles frutales, cactus y un largo etcétera de refrescantes especies vegetales, es inspiración de poetas, artistas gráficos o cineastas.
Mientras nos elevamos hacia la parte más montañosa y nos adentramos en la zona de vida del bosque seco subtropical, es inevitable dejar volar la imaginación entre lomas y valles igualmente bendecidos por la naturaleza. El camino es a trechos adornado por algunos hermosos flamboyanes en ciernes. Sobre las zonas de vida presentes en el Distrito Municipal El Pinar y sus dependencias, la Prof. Silvia Van Der Linde destaca que, aparte de las ya mencionadas, también podemos encontrar extensiones donde predomina la zona de vida correspondiente al bosque muy húmedo, identificable por la marcada presencia de pino criollo o de cuaba, endémico de nuestra isla, además de otras especies vegetales.
Historia La zona que hoy ocupa El Pinar fue probablemente parte del primer territorio ocoeño en ser habitado. Para esbozar esta teoría, nos remitimos a varios argumentos, como el presentado por el destacado catedrático universitario Andrés Blanco Díaz, quien afirma que en aquella zona se produjeron algunas de las primeras incursiones de negros cimarrones, en el denominado Maniel Viejo de Ocoa, en el siglo XVI. Es decir que en esta zona se escenifican importantes episodios de la historia ocoeña.
El escritor Alexis Read, en su libro «Apuntes para una historia de los orígenes de San José de Ocoa», plantea también la posibilidad de que fuese poblado antes que Ocoa. Este cita al Dr. Giordano Mancebo al exponer la hipótesis de que el núcleo poblacional de lo que hoy es El Pinar haya sido de italianos o descendientes de estos, recordando parte de los apellidos predominantes en la zona, como los Minyetti (escrito de varias formas) y los Rossi. En el lugar se afirma que los primeros habitantes fueron Esteban Rossis, su esposa y su hermano Abelardo.
Cultura y tradiciones El Prof. Ramón Heriberto Custodio, trabajador cultural de El Pinar, es un pasado Rey Momo del llamado Carnamaniel ocoeño. Este destaca la inclinación de su comunidad hacia las actividades culturales y al cultivo de las tradiciones, aun en medio de la modernidad que permea a todas las zonas de la provincia ocoeña. Custodio señala las principales tradiciones culturales de El Pinar, como son:
El convite: consistente en la realización del trabajo mancomunado; todos los comunitarios se ayudaban mutuamente en la realización de trabajos agrícolas y de otra índole.
Las noches de velas: tradición mágico-religiosa de gran arraigo, donde se combinan el canto de salves, rezos y diversos brindis.
Los bailes de sociedad: coordinados por un bastonero que se aseguraba de que todos los presentes pudieran bailar, siempre con su anuencia previa y sin exclusividad de parejas.
Un aspecto particularmente cultivado es el amor por las tradiciones aborígenes, llegando a destacar una comparsa comunitaria de nombre Batey Maguana, ganadora de diversos premios nacionales, por su creatividad y valor histórico. El nombre se debe a la localización de la provincia San José de Ocoa, la cual ocupa parte del antiguo cacicazgo taíno de Maguana.
También existe una festividad que se remonta a 1928, llamada«Las Máscaras», la cual cada Sábado Santo concita el interés de muchos comunitarios que todavía aman las tradiciones. Estos se visten con sus máscaras hechas de higüeros, calabazas y cartones, a las cuales les dan color con diversos materiales y complementan con trajes fabricados de harapos. Aunque ha mermado el impacto de esta tradición, como de todas en sentido general, grupos de adultos y jóvenes comunitarios no permiten que la misma caiga en el olvido y recurren a su creatividad innovadora para alimentarla y mantenerla viva.
Una actividad realizada con amor y entusiasmo es la cestería. El Prof. Custodio señala que en El Pinar se domina el arte del tejido con guano, práctica perfeccionada por grupos de mujeres organizadas, quienes comercializan con efectividad sus productos. Estos son exhibidos en ferias artesanales, tanto en la provincia San José de Ocoa como fuera de esta. La Prof. Van Der Linde también destaca la destreza de las pinareras en la elaboración de cestería de cana y guano. Estas fabrican: canastas, canastillas, moisés para bebés, macutos, escobas, cestos, entre otros objetos de gran valor práctico y ornamental.
Fiestas Patronales Cada mes de noviembre se celebran las Fiestas Patronales de El Pinar. Al contrario de otras fiestas, estas no se caracterizan por la masiva presencia de orquestas nacionales, aunque el tiempo les ha ido dando moderada cabida. El principal atractivo, en su parte lúdica, sigue siendo la elección de la reina y lo que se denomina como la corte. En la elección inciden varios factores, siendo de vital importancia el desenvolvimiento académico y social de las participantes.
Agricultura En El Pinar la gente sabe aprovechar la tierra. En el patio de cualquier casa podemos encontrar árboles frutales, predominando el mango y el aguacate silvestre. Es común ver los sembradíos comunitarios a campo abierto y la cría de especies vacunas para la subsistencia. Pero esta comunidad no escapa a la modernidad en la producción agrícola. Es notoria la presencia de invernaderos dedicados al cultivo de vegetales de ciclo corto, como pimientos morrones, tomates, pepinos, ajíes y otras especies. Esta producción tiene un amplio mercado internacional, nacional y local, destacando la tecnología presente en la compañía Invernaderos El Pinar, propiedad de Ambioris Rossis.
Gana cada vez más terreno el cultivo del aguacate en la zona. También se cultivan guandules, habichuelas, zanahorias, papas, repollos, entre otros. Para los agricultores a campo abierto, en zonas de mayor profundidad, la principal dificultad son los caminos deteriorados, que causan constantes accidentes, pérdidas de vidas y de parte de su producción agrícola. Sus comunitarios claman por la construcción de diversas carreteras, como las que conducen a Los Corozos, Los Tramojos y El Cercado con todos sus parajes y sus zonas de influencia. La construcción de estas vías es de vital importancia para la subsistencia de muchos agricultores, que viven del día a día de la comercialización de sus cosechas y tienen que trasladarse a la zona céntrica de Ocoa en busca de mercado.
Comay Juana El 13 de abril de 1844, en El Pinar, específicamente en la zona conocida como la Cuesta de Comay Juana, se llevó a cabo una importante batalla, dentro de la guerra por la Independencia Dominicana. Aunque los datos sobre la misma no abundan y existen divergencias en cuanto a su magnitud, por parte de algunos historiadores, Alexis Read alude en su libro antes citado al acucioso investigador Pascual Casado, afirmando que el batallón dominicano fue dirigido por Juan Bautista Cheri Victoria y por Casimiro Pimentel.
Sobre la cantidad de combatientes existen divergencias. Sin coincidencias en cantidades, algunas investigaciones sugieren que se trató de un grupo mucho menor que el del ejército haitiano, y que este combatió al estilo de guerrillas, aprovechando el accidentado relieve de la zona. Estos aspectos quedarán para más investigaciones entre historiadores, pero lo cierto es que en Comay Juana se peleó con valor y gallardía por nuestra patria.
Recientemente fue colocada una tarja, por parte de las autoridades locales y la directora de cultura de la provincia, Betty Pimentel, donde se lee la declaración de la zona como Patrimonio Histórico de El Pinar.
El vertedero En la carretera que conduce desde Ocoa hasta El Pinar se encuentra el vertedero a cielo abierto del municipio. Aunque en algún momento este fue el destino final más adecuado para la limitada basura que se generaba en Ocoa, la realidad de hoy no es la misma. La cantidad y naturaleza de los desechos sólidos procesados allí producen una constante contaminación por lixiviados a las aguas subterráneas y superficiales de la zona, afectando sensiblemente la salud de sus usuarios. Los contaminantes emergentes se caracterizan por causar problemas hormonales y desequilibrar los ecosistemas.
Tomado del Listín Diario