Como algo inexplicable, el turismo en la región sur marcha a paso de tortuga. Muy a pesar de sus encantos para convertirse en el principal destino turístico del país.
El Presidente Danilo Medina sentenció que la hora del sur había llegado con su gestión. Lo que hizo pensar a muchos de sus pobladores que había llegado su mesías. Pero el tiempo pasa y aún no se ve la voluntad de hacer realidad esa sentencia.
Es cierto que el mandatario dio un paso importante con el rescate del estado de los terrenos de Bahía de la Águilas, como también ha demostrado esfuerzos por explotar esa maravillosa playa que encanta a todos los que la visitan. Pero a la vista de los más acuciosos observadores esa voluntad del presidente de la República marcha lento en el despegue turístico de esa región calificada como la más pobre del país, pero la más rica en playas, bosques, ríos, lagos, lagunas, flora y fauna.
Bellezas naturales como el Lago Enriquillo, balnearios de aguas minerales de las Marías, las plantaciones de viñedos y café, sus montañas, los lugares históricos de las batallas de El Cambronal (hoy Galván), las Caritas de los Ríos, balneario de aguas Sulfurosas, la Isla Cabritos, con sus cocodrilos, iguanas y flamencos, las montañas con sus valles intramontaños, la línea fronteriza con el famoso Mal Paso , Parques Nacionales, Sierra de Neyba, de Bahoruco, la reserva forestal El Caobal, Jaragua, y Bahoruco, con su gran biodiversidad y alto endemismo de orquídeas, begonias, y plantas xerófilas, la laguna de Oviedo y su alto potencial para observar aves, cavernas con arte rupestre y ríos subterráneos, área de buceo y pesca.
A lo que le agregamos la famosa depresión altitudinal del Hoyo de Pelenpito, donde se refugió el Cacique Enriquillo y los negros cimarrones. La isla Beata y Alto Velo, los yacimientos de bauxita o alúmina, la vía panorámica Cabo Rojo el Acetillar, con cambios brusco de temperaturas y vegetación en tiempo de 30 minutos, sus fiestas patronales, el famoso Corral de los indios donde la cacica Anacaona realizaba sus bailes o areitos, sus valles intramontaños, del Cercado y Vallejuelo, los balnearios de sus ríos.
Más los altares de Papa Liborio y los Mellizos de Palma Sola, sus manifestaciones mágico religiosas, el Parque Nacional José del Carmen Ramírez, las presas de Sabaneta y Sabana Yegua, el baile de los palos, o Atabales, la santería y brujería, los monumentos a la batalla de Santome, Caamaño Deño, Orlando Rodríguez, Juan Bosch, Enriquillo, la Catedral y su carnaval Barriga Verde.
Los primeros Ingenios azucareros de América del siglo XVI de Boca de Nigua, el complejo de caverna del Pomier con la mayor riqueza de este arte en las Antillas, el Balneario de La Toma, los murales, en la iglesia Nuestra Señora de Reglas y en del Tirano Trujillo, del famoso escultor Vela Zanetti, la Casa La Caoba, residencia del Tirano, la artesanía de la Salinas, la Presa de Jiguey y Aguacate monumento a la batalla de Las Carreras, los bailes de la Zarandunga, las impresionantes Dunas de Baní, el solar de la Casa donde nació el libertador de Cuba, Generalísimo Máximo Gómez, Las salinas y sus playas.
También, las ruinas de la Primera Azua de América, el Polo Magnético, de Polo Barahona, el balneario de Los Patos, y San Rafael, con sus aguas cristalinas, las plantaciones de Café, la Playa Saladilla, las minas de Larimar son apenas las maravillas naturales de esta región compuesta por las provincias de San Cristóbal, Baní, Azua, San Juan de la Maguana, Barahona, Pedernales, Bahoruco e Independencia. Por donde de veras, debió comenzar el desarrollo turístico del país.