El temor despertado por la política migratoria de Donald Trump ha provocado una aceleración en el incremento de las remesas que los inmigrantes en Estados Unidos están remitiendo a sus países de origen. El miedo a expulsiones de indocumentados o a la aplicación de tasas que graven los envíos, como la sugerida por Trump para financiar el muro de separación con México, ha hecho aumentar el ritmo de las remesas familiares que llegan a diversos países latinoamericanos, las cuales superaron los 70.000 millones de dólares en 2016.
El aumento durante el primer trimestre de 2017 ha sido especialmente notable en los envíos a República Dominica, Honduras, El Salvador y Guatemala, que han registrado subidas de entre el 10% y el 15% respecto al mismo periodo del año anterior. En cuanto a México, destino principal de los envíos monetarios que se realizan desde EE.UU., el año arrancó con subidas similares a las de 2016, pero en marzo el incremento se disparó al 15,1%.
El efecto Trump se produce en un contexto que ya de por sí primaba el aumento de las remesas que desde Estados Unidos se envían a México, Centroamérica y el Caribe. Como en febrero describió un informe de The Dialogue, un think-tank de Washington, si bien la emigración mexicana hacia el vecino país ya no es significativa, a medida que los inmigrantes mexicanos residentes en EE.UU. mejoran socialmente suceden dos cosas: aumenta el porcentaje de personas que envía dinero y aumentan las cuantías remitidas. Por su parte, el flujo migratorio desde Centroamérica continúa, por lo que el creciente número de inmigrantes centroamericanos en EE.UU. conlleva también el incremento de las operaciones de remesas.
Miedo a Trump
Pero como los números indican, sobre esa tendencia general se está apreciando un efecto Trump. «No hay duda de que los inmigrantes tienen miedo de lo que pueda pasar y por eso envían más dinero», asegura María del Carmen Aceña, del guatemalteco Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).
Precisamente las remesas a Guatemala son las que han dado un mayor salto. Entre enero y mayo de este año, los residentes en el exterior remitieron a ese país 3.328 millones de dólares, lo que supone un incremento del 14,9% respecto al mismo periodo de 2016. En todo el último año ese tipo de ingresos totalizaron 7.160 millones de dólares, cifra que supuso el 10,3% del PIB.
[Estas cifras, como las que siguen, se refieren a todas las remesas, independientemente de su origen geográfico; no obstante, en los países mencionados el origen mayoritario, por encima del 80%, es EE.UU.]
Pero más que en Guatemala, donde las remesas ya crecieron un 13,9% a lo largo de 2016, es en otros países vecinos donde el efecto Trump se revela como única explicación posible de que los envíos monetarios se hayan disparado. Los destinados a la República Dominicana alcanzaron los 1.455 millones de dólares en el primer trimestre de 2017, lo que supone un incremento del 12,8% respecto al mismo periodo del año anterior (el incremento anual de 2016 fue del 8,1%, situando el total en 5.364 millones de dólares y el 7,6% del PIB).
En el caso de El Salvador, en el primer cuatrimestre hubo un aumento del 10,6%, alcanzando los 1.581 millones de dólares (el aumento anual de 2016 fue de 6,8%, llevando el total a 4.576 millones y el 16,6% del PIB).
La mayor aceleración afecta a Honduras, donde las remesas sumaron durante el primer trimestre 964,4 millones de dólares, es decir, un 14,6% más que en los primeros tres meses del año anterior (en 2016 hubo un aumento anual del 6,6%, alcanzando los 3.891 millones de dólares anuales y el 18% del PIB).
Por su parte, en México las remesas del primer cuatrimestre sumaron 8.945 millones de dólares, lo que constituye un aumento del 6,8%, cifra inferior al incremento del 8,8% registrado a lo largo de 2016, cuando hubo un total anual de 26.962 millones de dólares, que supusieron el 2,3% del PIB (México es el cuarto mayor receptor de remesas del mundo). En cualquier caso, el hecho de que en marzo se diera una cifra récord de envíos, la mayor desde octubre de 2008 y un 15,1% superior a la de marzo del año previo, indica que los altibajos de la relación de Trump con México pueden estar aplicando presión variable a las remesas.
El BM prevé una reducción
Estos datos desafían las previsiones del Banco Mundial (BM), que en su informe presentado en abril preveía para este año una desaceleración de las remesas en Latinoamérica y el Caribe, acorde con la tendencia global. El informe indicó que en 2016 las remesas habían bajado en el mundo por segundo año consecutivo y presentaba lo sucedido en los países americanos como una excepción.
Con todo, esa desaceleración en la región puede ocurrir si, como avanza el Banco Mundial, se produce un efecto Trump en sentido contrario: es decir, que lo que hoy se teme finalmente se produzca, de manera que una mayor cerrazón a la inmigración y la aplicación de impuestos limite el envío de remesas o al menos las desvíe hacia canales desregulados e informales.