Montecristi

Economía y sociedad en Montecristi en el siglo XIX

En un cuadro que reproduce el historiador Roberto Cassa en el tomo II de su obra Historia Social y económica de República Dominicana, se aprecia la situación de la propiedad de la tierra en el país al final de la época haitiana, esto es, hacia 1844. Allí se informa a la vez del uso que tenían las propiedades. En la línea correspondiente a Montecristi se puede observar que esta común era una de las que menos propiedades tenía entonces, y que la totalidad de ellas eran conucos, fundos y labranzas, lo que deja evidenciado que para el periodo de la fundación de la República, Montecristi era un lugar pobre, formado básicamente por agricultores.

Además de agricultura, había salinas y su puerto no era utilizado con la misma frecuencia que el de Puerto Plata, situado en la vecindad.

Con la fundación de la República, la situación de aquella comarca experimentó un giro notable. Uno de los mayores impulsos que tuvo fue la habilitación de su muelle para fines de comercio exterior, utilizándose inicialmente para comercio de ganado vacuno. Posteriormente, este puerto se especializó en la exportación de madera, sobre todo madera de construcción y tinte.

Ya hacia 1882 este puerto era el más activo del país en ambos rubros. Existían empresas como la Casa de Juan Isidro Jimenes, quien luego seria Presidente de la República, que se convirtieron en grandes exportadoras de madera, llegando a desviar el cauce del río Yaque del Norte para que se dirigiera al puerto, de modo que se pudiera situar la mercancía lo más próximo al embarcadero. Estas operaciones fueron descollantes en los últimos anos del siglo XIX.

Por otro lado, Montecristi se mantuvo como una de las comunes mas despobladas del país durante el siglo XIX. Según un censo realizado en 1824, su población era apenas de 1,029 personas. Este cuadro varió poco, pues hacia 1865 y 1869 se tenía que la población no superaba todavía las 1,500 personas.