Cada vez son más las tecnologías que compiten por nuestros datos. Y esa carrera sigue viva incluso cuando nosotros ya no lo estamos. El manejo de la huella digital «póstuma» se está volviendo inevitable.
«Las discusiones en foros de Internet sobre el proceso de morir y sobre lo que la gente quiere que suceda al final de sus vidas se han incrementado», afirmó a BBC Mundo Mark Taubert, director clínico y consultor en medicina paliativa del Velindre NHS Trust, un centro hospitalario de Cardiff especializado en tratamientos de cáncer terminal.
«He tenido muchos pacientes que me preguntan sobre la muerte y sobre lo que pasa después». Taubert recuerda «una larga conversación» con un joven en fase terminal que «creó mensajes para sus hijos para cuando él ya no estuviera».
«Yo diría que ahora mis pacientes me preguntan más cosas. La cuestión del legado digital ha surgido varias veces», apunta Taubert.
Gestionar el «legado digital»
James Norris, fundador de DeadSocial, creó la plataforma en 2012 para gestionar el «legado digital». «La gente está comenzando a planificar qué pasara con su vida digital», apunta.
Unos años más tarde, en 2015, fundó Digital Legacy Association una organización con base en Reino Unido para asistir a profesionales de la salud, pacientes y cuidadores sobre cómo gestionar las redes sociales y otros bienes digitales cuando alguien fallece o va a fallecer.
Sin embargo, la cuestión legal de a quién pertenecen los «bienes digitales» es algo más complicada porque varía según el país. «En Europa, los datos pertenecen al individuo. Organizaciones como Facebook ‘custodian’ esos datos. Pero en Estados Unidos el enfoque es completamente distinto: las empresas son las propietarias», señala Gabriel Voisin, del departamento de Protección de Datos de Bird & Bird.