Para bien o para mal, internet ha transformado por completo la forma en la que el ser humano se comunica. La red, y plataformas como Twitter o Facebook, no solo han ayudado a que la sociedad tenga toda la información del mundo a un solo «click» de distancia, sino que también han influido a la hora de garantizar la libertad y la seguridad de las personas, especialmente de aquellas que habitan en países en vías de desarrollo.
Esa es, al menos, la conclusión a la que ha llegado el doctor Merten Reglitz, profesor de Ética de la Universidad de Birmingham, quien aboga para que el acceso a internet sea reconocido como un derecho humano. «El acceso a internet no es un lujo, sino un derecho humano, y todos deberían tener acceso sin supervisión y sin censura a este medio global, proporcionado de forma gratuita para aquellos que no pueden pagarlo», afirma el investigador en un reciente estudio publicado en el medio especializado « Journal of Applied Philosophy».
Reglitz sostiene su tesis en la importancia que ha tenido la red a la hora de garantizar la libertad de expresión y el derecho a la información. A este respecto, el doctor destaca el papel que ha desempeñado como medio a través del que concienciar sobre problemáticas como el acoso sexual. También como mecanismo para mostrar al mundo aquellos actos que violan los derechos humanos. Algo en lo que el investigador de la Universidad de Birmingham coincide con otros expertos. «Hoy en día sin internet no puedes hacer nada. Es muy complicado entrar en contacto con la administración o comunicarte con otros. También es fundamental a la hora de acceder a información, ya sea periodística o cultural. Sin duda, contribuye mucho a la hora de garantizar la libertad de expresión», explica a ABC Ofelia Tejerina, presidenta de la Asociación de Internautas.
Sin embargo, Tejerina discrepa con Reglitz en que el acceso a internet deba ser considerado un derecho humano. Por el contrario, opina que debe ser recogido como un derecho social, como podría ser el acceso a una vivienda digna o a un trabajo. Lo mismo ocurre con la experta en impacto social de la tecnología y directora de la empresa Éticas, Gemma Galdón: «La conectividad tiene mucha importancia. Por ejemplo, a la hora de encontrar un trabajo es fundamental. Convertir el acceso a internet en un derecho es un debate que debemos tener. Posiblemente no podamos garantizar que sea gratuito para todo el mundo, pero sí se debe trabajar para facilitar su empleo y convertirlo en un servicio público».
A pesar de que internet cada vez cuenta con una mayor implantación a nivel global, todavía está lejos de ser accesible para todo el mundo. Según el último estudio Global Digital, efectuado por las empresas Hootsuite y We Are Social, el 57 por ciento de la población global ya emplea internet de forma usual. Europa, con cerca de un 80 por ciento de implantación, se encuentra a la cabeza. Sin embargo, en otros continentes como Asia (44 por ciento) o África (21 por ciento), todavía queda mucho trabajo por hacer.
Tomado de https://www.abc.es