La crisis del régimen boyerista por igual afectó a los propietarios agrícolas representados en la Cámara de Diputados en Haití, por lo que éstos reaccionaron complotando contra el régimen haitiano.
El accionar político de los diputados hizo posible la revolución de la reforma de 1843, la misma que permitió que Los Trinitarios y reformistas hicieran una alianza táctica y derrocaran al entonces presidente Jean Pierre Boyer.
Juan Pablo Duarte, actuando como líder militar, con apoyo de los destacamentos de San Cristóbal, Baní y Sabana de los Muertos (hoy Villa Altagracia) actuó manus mitirari y derrocó al gobernador haitiano de la parte Este.
Cumplida esa parte de la táctica cada bando siguió su derrotero.
En la parte Este se creó la Junta de Santo Domingo y Duarte intentó la independencia a mediados de 1843. Los nuevos gobernantes haitianos, con Charles Herard al frente, pretendían continuar sometiendo y usufructuando los recursos de la parte Este; y, los Trinitarios aspiraban a poner fin a la opresión nacional que padecía el pueblo-nación, organizándolo como Estado-Nación independiente.
La ruta a la independencia estaba tomada. No podía ser de otra manera pues las contradicciones eran profundas.
A pesar de lo compleja de la coyuntura, Duarte y los Trinitarios jamás adversaron al pueblo haitiano, pues supieron distinguir entre éste y los grupos dirigentes enquistados en el poder de Haití, así debe entenderse la expresión de que admiraba al pueblo haitiano, por su capacidad de lucha que lo llevó de la esclavitud hasta constituirse en nación independiente.
El enfrentamiento era inevitable, pues cada sector tenía proyectos históricos diferentes; unos, perpetuar el usufructo de los recursos de la parte Este, y el otro, proteger su identidad nacional, constituirse en Estado Nacional Independiente de toda dominación extranjera y autogobernarse, apoyados en una constitución liberal, al efecto redacta también por Duarte.
Alianzas
Para la consecución del proyecto histórico de los liberarles trinitarios era menester agenciarse el apoyo político de los conservadores dominicanos, pues ellos eran determinantes en la vida nacional, aunque también habían sido colaboradores de las administraciones coloniales francesas y española, y, la haitiana. A sabiendas del peligro que significaba una alianza con ese sector conservador, no quedaba más remedio que formalizarla.
La alianza con los conservadores anexionistas se produjo entre noviembre de 1843 y enero de 1844. Ya los conservadores habían suscrito en Puerto Príncipe un pacto secreto con los franceses para enajenar la república tan pronto esta naciera, por medio del Plan Báez-Levasseur, el mismo que gravitaría decisivamente en el futuro de la historia nacional, pues debilitó la base formativa del Estado dominicano.
La proclama de la independencia del 27 de febrero del 1844 se expresó problemáticamente, pues Tomás Bobadilla, redactor del manifiesto del 16 de enero de ese mismo año, era un conservador de los que no querían otra cosa que la separación de Haití para luego anexar el nuevo país a una potencia extrajera ya fuera Estados Unidos, Inglaterra, Francia o España.
No hay pues que confundir separatistas con independentistas aunque actuaran mancomunadamente en esa coyuntura. Es una afrenta llamar a los Trinitarios separatistas, cuando eran nacionalistas radicales y en ningún caso enemigos del pueblo haitiano.
Control conservador
Proclamada la independencia, Francisco Sánchez, continuador de la obra independentista y líder de la Junta de Santo Domingo durante el exilio de Duarte, fue depuesto y ésta disuelta y sustituida por la Junta Central Gubernativa, controlada por los conservadores separatistas-anexionistas.
Esa circunstancia menguó las posibilidades de articular un aparato supranacional liberal, en cambio, se creó un Estado oligárquico, confesional, antiliberal y excluyente de pobres, negros, y mujeres que hasta hoy conserva dichas características como expresión de una independencia mediatizada al servicio de una minoría plutocrática.
Los conservadores no creían en la independencia porque sus intereses sociales, desde los albores de la colonia estaban ligados a la metrópoli, razón por lo que no podían apoyar la causa patriótica, pues si lo hacían, renunciaban a su preeminencia social y se liquidaban históricamente.
Ese grupo minoritario bloqueó todo proyecto de acción libertaria como quedó evidenciado cada vez que la pequeña burguesía se planteó acciones de trascendencia histórica entre 1808 y 1821, como siguió haciendo luego de proclamada la República.
Un Apunte
Antagonismo en RD
Entre los intereses de la oligarquía y los del pueblo había una contradicción antagónica, lo que beneficiaba a uno perjudicaba al otro. La única solución factible era aplastar al contrario; y eso fue exactamente lo que procedieron a llevar a cabo los conservadores contra los jóvenes forjadores de la independencia.
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