SANTIAGO. A medida que pasa el tiempo, el río Yaque del Norte languidece de forma tal que da la impresión de que necesitará de acciones heroicas que permitan retrotraerlo a aquella época, cuando su caudal era tan fluido como impetuoso.
Aquellas aguas cristalinas ya forman parte del pasado, básicamente por las diferentes formas de contaminaciones que, desde todos los ángulos, cada minuto son descargadas en su lecho.
A medida que el Yaque del Norte se adentra a la parte baja de aquí, el cinturón que circunda esta ciudad, en algunos tramos se desplaza con dificultad en pequeños trechos que obligan a evocar los tiempos anteriores al paso del huracán David, el 25 de agosto de 1972 y de la tormenta Federico, 10 días después.
Y fue que ambos fenómenos de la naturaleza (sobre todo el primero) afectó seriamente el cauce de sus aguas, fundamentalmente a su paso por los barrios de La Tabacalera, La Joya, La Otra Banda, Baracoa, ensanche Bermúdez y Rafey.
Estrechos tramos del entonces impresionante río Yaque del Norte por esos lugares entonces afectaron su trayectoria, mientras que el resto de su lecho desaparecido desde hace años sirve para el nacimiento y permanencia de grandes cantidades de yerbas.
En tanto que lugares que el tiempo los ha convertido en tierra firme, inescrupulosos los utilizan para depositar desperdicios de toda clase, contaminando los entornos al convertirlos poco a poco en vertederos.
En los más de 38 años que han pasado desde aquellas afectaciones del otrora “Yaque dormilón” y en los que seis presidentes se han turnado para dirigir los destinos nacionales, innumerables proyectos han sido ideados para rescatar del abandono ese río.
Desde la preservación y rescate, hasta la construcción en algunas áreas de sus riberas de lugares con vocaciones turísticas y deportivas, han sido ideados y en algunos casos iniciados, pero todo ha quedado en el ámbito teórico.
Se recuerda que en la administración municipal de Gilberto Serulle (2010-2016) se dio inicio a la construcción de un mirador, justo a varios metros de una de las orillas del Yaque, por el sector La Joya, pero el proyecto fue abandonado apenas comenzó.
Situaciones similares se produjeron anteriormente cuando, por ejemplo, en el gobierno de Hipólito Mejía se anunció el saneamiento de las aguas por esos lugares, para instalar espejos de agua, lo que tampoco se materializó.
Los anuncios de diferentes incumbentes del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a favor del rescate del Yaque del Norte, no han pasado de retóricas, por lo que se teme que el importante río, el más largo del país, que nace en la Cordillera Central y desemboca en el océano Atlántico, por la bahía de Montecristi, tras un recorrido de 296 kilómetros.
En ambos lados de su trayecto por esta ciudad se han construido pequeños barrios, desde donde sus habitantes vierten toda suerte de contaminantes a sus aguas, situación que se suma a otras agresiones ecológicas, provenientes de conocidas empresas, principalmente productoras de artículos de construcción, cuyos materiales desechables llegan al lecho por intermedio de sistemas de tuberías.