Los casos de viruela del mono siguen creciendo en todo el mundo, y en concreto España con 3.151 casos confirmados (según las estadísticas diarias de la OMS) es el país más afectado.
Se trata de una situación sin precedentes: aunque las cifras parezcan microscópicas en relación a las que la pandemia de coronavirus nos ha acostumbrado a ver, no hay que perder de vista que se trata de una enfermedad mucho menos contagiosa y, al menos en teoría, más fácil de controlar epidemiológicamente.
Consejos para evitar contagios
Por ello, es importante tomar algunas precauciones básicas para evitar contraerla, ya que aunque rara vez es mortal (en el brote actual sólo se han registrado tres muertes hasta ahora) sí puede producir síntomas de cierta gravedad.
Con ese fin, es importante entender cuáles son los síntomas y cómo se produce el contagio. La viruela del mono está provocando cuadros caracterizados por fiebre, cefalea, dolor muscular, unas lesiones características en la piel e inflamación de los ganglios; el contagio puede producirse desde que aparecen esas lesiones hasta que se curan, y se da por contacto con las erupciones y las costras que las cubren o con los fluidos corporales.
Por tanto, se considera que hay riesgo de contagio ante cualquier contacto físico con una persona sintomática, sus fluidos u objetos usados por ella (como útiles de cocina, ropa…), especialmente si ese contacto ha sido estrecho y prolongado (siendo el caso más extremo el contacto sexual).
De esta manera, la OMS recomienda a los grupos de riesgo (que en este momento son los hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres) que sean cuidadosos con sus prácticas sexuales, que estén atentos a cualquier síntoma y que se comuniquen con sus parejas sexuales para informarse mutuamente sobre cualquier síntoma que surja.
Igualmente importante es aislarse si se presentan síntomas mientras dure el cuadro, evitar en todo lo posible el contacto con las personas convivientes para evitar transmitirles la enfermedad (estas también deberían evitar el contacto con la ropa u objetos usados por el enfermo) e informar al sistema sanitario de los síntomas para que puedan hacer un seguimiento correcto.
También se recomiendan dos medidas a las que nos acostumbró la pandemia de covid-19: la correcta y frecuente higiene de manos, optando también por el uso de geles desinfectantes, y el uso de mascarilla en presencia de personas con síntomas.
¿Quién puede vacunarse?
La otra gran medida para protegerse frente a la viruela del mono es la vacuna contra ella. Sin embargo, el acceso puede no ser sencillo: aunque son varios los estados que ya están poniendo en marcha campañas de vacunación, a menudo el número de dosis de las que disponen es limitado y la estrategia se dirige a demografías específicas.
Por ejemplo, en varias Comunidades Autónomas de España se ha decidido ofrecer la vacunación a las personas de riesgo (por ejemplo, definidas como «personas de entre 18 y 45 años de edad que mantienen prácticas sexuales de riesgo» y que «no hayan recibido la vacuna contra la viruela con anterioridad, no hayan pasado la enfermedad de la viruela del mono, no hayan estado en contacto con un caso confirmado de viruela de mono en los diez días previos, no presenten síntomas sugestivos de viruela del mono y no presenten alguna contraindicación para las vacunas en general» en Madrid).
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