Como la generalidad de los centros históricos de todas ciudades a lo largo de la historia de lo urbano, el centro histórico de la ciudad de Santo Domingo ha conocido un proceso de envejecimiento y deterioro de su infraestructura de servicios, de su tejido social y de la pérdida de su principalía como centro comercial de la ciudad. Pero, lo que es singular de ese proceso es que el mismo ha tenido como elemento catalizador la fractura política, social y económica que produjo la Insurrección de abril de 1965 en la sociedad dominicana, la cual se reflejó dramáticamente en el casco histórico capitalino.
No obstante, a partir del 2012, mediante el Programa de Fomento al Turismo de la Ciudad Colonial de Santo Domingo (PFTCCSD), que ejecuta el Ministerio de Turismo en esa zona, con financiamiento del BID, se ha producido un evidente proceso de recuperación.
En la historia del urbanismo algunas ciudades han conocido profundas y hasta traumáticas transformaciones originados por eventos bélicos que, a pesar del carácter emblemático de algunos para su país, han impactado en sus centros históricos privándolo de su centralidad comercial, sin que se aprovechara su centralidad histórica y cultural. Es lo que aquí sucedió después del Abril del 65 y ha sido el principal factor para que el gobierno central y del sector privado optasen por la estrategia de crear y consolidar nuevas centralidades comerciales, como el Polígono Central y zonas aledañas, y fortalecer los barrios residenciales que comenzaron a despuntar después del referido evento, y además, crear nuevas zonas residenciales para sectores medios y altos.
El éxodo de la población del centro histórico hacia otras zonas de la capital, al igual que muchos negocios, sobre todo de la calle El Conde, entre los que se destacan tiendas, bares y restaurantes emblemáticos de la zona, por los efectos de la fractura provocada por la insurrección fue devastadora para el centro histórico. A ello se le agrega que en los años 80 se iniciaron los enclaves turísticos del país, otras atracciones del disfrute del ocio y del tiempo libre para turistas nacionales y extranjeros que evidentemente pudo afectar las ofertas de ocio del centro histórico. De una población de16,340 residentes que tenía en los años ochenta, se redujo a cerca de 7,800, acompañada de un proceso de envejecimiento poblacional, obsolescencia de los servicios y de arrabalización en todas sus áreas.
La recuperación
Esas circunstancias hicieron que el proceso de deterioro del centro histórico, inicialmente coyuntural, se convirtiera prácticamente en estructural en la lógica del crecimiento de Santo Domingo, haciendo de cualquier intento de revertir esa tendencia una labor sumamente compleja y difícil. Sin embargo, el carácter integral, multidisciplinario y sistemático del Programa ha logrado resultados que indican que es posible revitalizar un centro histórico que ha pasado por las vicisitudes del nuestro y que esa revitalización puede ser permanente, vale decir, estructural en la lógica de la economía de toda la ciudad y de la economía del país, además que este Programa sea sostenible. Investigaciones llevadas a cabo en el marco de dicho programa confirman lo antes dicho.
Por ejemplo, en un censo de negocios realizado en 2017 se contabilizaron 1,447 establecimientos comerciales activos. De estos, 521 iniciaron sus actividades durante el periodo 2012-2017, que equivale a un 41% de todos los negocios de la zona, poniendo en evidencia el impacto que ha tenido el Programa de Fomento al Turismo en la Ciudad Colonial de Santo Domingo (PFTCCSD); dato que adquiere mayor relevancia si se tiene en cuenta que la generalidad de esos negocios abrieron sus puertas durante el proceso de obras de reconstrucción de algunas calles de la zona. Igualmente, se registró un total de 699 locales inactivos. Visto el proceso de dinamismo que se observa en la zona, gran parte de esos locales podrían seguir el proceso de revitalización, el incremento de negocios en un 15% del 2015 al 2017 es un indicador.
En ese periodo el empleo se incrementó en un 12%. En la zona, al momento del censo, había 9,388 trabajadores, una cantidad que supera en casi 2000 personas su población. El 32% de esos trabajadores están localizados en actividades vinculadas al turismo. El promedio de trabajadores por empresa es de 7.2 personas y 6.5 de trabajadores fijos. Cabe destacar que la mayoría de los negocios son micro empresa e innovadoras. Un 64% de los entrevistados dice tener un volumen de venta de menos de un millón de pesos, mientras que un 26% lo cifra entre uno y siete millones, un 9% lo cifra en más de siete (7) millones. El 83% de los inversionistas son dominicanos, un 13% de extranjeros y 4% de ambas nacionalidades, lo cual sería un indicador de la confianza del inversionista dominicano en el proceso de revitalización del centro histórico que lleva a cabo el PFTCCSD.
Los procesos de revitalización, de renovación e intervención urbanas son como las cirugías, que como tales tienen efectos generalmente traumáticos; a ese propósito, es muy significativo el hecho que contrario a algunas opiniones, del 2012 al 2015, periodo en que fueron más intensas las intervenciones en las calles hoy renovadas, abrieron sus puertas en la zona 296 negocios. La inversión privada triplicó los 30 millones de dólares invertidos por el BID en el Programa. Se crearon 1, 232 empleos, de éstos un 43% fueron en el sector turismo, bajo el impulso del dinamismo que ha producido el Programa. Todo empleo generado en un determinado espacio urbano constituye un factor de desarrollo local de ese espacio, de la ciudad toda y del país.
Turismo y El Conde. Entre los hallazgos del censo, durante el periodo 2015 al 2017 en la emblemática calle El Conde, la cantidad de establecimientos de Alimentos y Bebidas pasó de 14 establecimientos a 31. La gran mayoría de esos establecimientos pertenecen a dominicanos y son frecuentados por turistas y dominicanos. Sabemos que el turismo bien gestionado constituye un elemento clave para el desarrollo de las ciudades, para generar recursos para su mantenimiento, particularmente los centros históricos, y para el país en general. Es la tendencia mundial del desarrollo económico. Es evidente que el Programa de revitalización de la zona colonial ha sido factor clave para que esta se convierta en otra importante oferta turística del país.
Fuente: Censo de Negocios 2017, conducido por el sociólogo Víctor Ruiz
Los turistas que visitan la Ciudad Colonial gastan en promedio 138 dólares diarios, superior a la media de los visitantes a otras zonas, que es de 133 dólares. De los primeros, un 19% pernocta varias noches y un 6% una sola noche. Un 61% decidió visitar la zona antes de programar su viaje al país, lo cual evidencia que es un destino conocido y que bien gestionado, constituye una óptima oportunidad para el desarrollo de la población local, y por lo tanto una oportunidad para regenerar esa zona poniendo en primer lugar a sus habitantes. El incremento de visita ntes en la zona beneficia su población, porque a diferencia del todo incluido en el turismo de sol y playa, el turista con fines culturales se desplaza por las calles de la ciudad y consume una generalidad de productos.