Hombres armados, presuntamente del grupo Boko Haram, atacaron el martes con explosivos una prisión cerca de la capital de Nigeria, Abuya, y liberaron a cientos de reclusos, incluyendo decenas de yihadistas, informó este miércoles el gobierno.
Este ataque, que tuvo lugar unas horas después de una emboscada contra un convoy presidencial en el noroeste, ilustra una vez más la inseguridad casi generalizada en el país más poblado de África (215 millones de habitantes).
Los residentes de la zona dijeron que escucharon enormes explosiones el martes por la noche cerca de la prisión de seguridad media, ubicada en las afueras de Abuya.
El ministro de Defensa, Bashir Magashi, dijo a la prensa que era «muy probable» que hombres del grupo yihadista de Boko Haram condujeron el ataque y señaló que los 64 yihadistas encarcelados en Kuje se escaparon.
«Ninguno de ellos se encuentra en la cárcel», afirmó.
Entre ellos figuran miembros de Ansaru, un grupo yihadista afiliado a Al Qaida, incluyendo su líder, Khalid Barnawi, condenados en 2017.
«Por el momento, hemos encontrado a unos 300 de los 600 reclusos» que se escaparon de la prisión, precisó el secretario del ministerio del Interior, Shuaibu Belgore.
Algunos de los presos se rindieron, otros fueron capturados, precisó.
Un guardia de seguridad murió en el ataque, dijo el portavoz del servicio penitenciario Abubakar Umar.
Según Umar, se está intentando determinar el número exacto de reclusos aún huidos.
En la mañana, las fuerzas de seguridad trasladaron a la cárcel, en una camioneta negra, una veintena de detenidos capturados, constató un corresponsal de la AFP en el lugar.
Un ex alto responsable de la policía, Abba Kyari, recluido en la prisión de Kuje a la espera de su juicio por tráfico de drogas, sigue detenido, añadió Umar.
«Escuchamos disparos en la calle. Pensamos que eran ladrones», contó un habitante. «La primera explosión ocurrió tras disparos. Después hubo una segunda y una tercera», agregó.
- Emboscada –
Las fuerzas de seguridad de Nigeria luchan contra los yihadistas de Boko Haram y del grupo Estado Islámico en África Occidental en el noreste del país, donde un conflicto de 13 años ha matado a 40.000 personas y desplazado a 2,2 millones.
El ejército también debe combatir contra bandas criminales fuertemente armadas, conocidas localmente como «bandidos», que aterrorizan el noroeste y el centro del país, atacan pueblos y realizan secuestros masivos.
El gobierno nigeriano suele referirse a «Boko Haram» como un término general para referirse a los yihadistas y a las bandas criminales de todo tipo.
Unas horas antes del ataque a la cárcel de Kuje, hombres armados tendieron una emboscada a un convoy de los servicios de seguridad del presidente Muhammadu Buhari –que no iba a bordo–, cerca de su ciudad natal, Daura, en el noroeste.
Está previsto que el mandatario viaje allí este fin de semana con motivo de una fiesta musulmana.
Dos policías sufrieron heridas leves en el incidentes. Por el momento se desconoce la identidad de los autores de la emboscada.
En Nigeria, las prisiones, a menudo superpobladas, son frecuentemente blanco de ataques.
El año pasado, más de 1.800 reclusos se fugaron después de que hombres fuertemente armados bombardearan una prisión en el sureste del país.
Las fuerzas de seguridad están desplegadas en múltiples frentes: en el noreste una insurrección yihadista causa estragos desde 2009, en el noroeste y el centro operan varias bandas criminales y en el sureste hay movilizaciones separatistas.