Los implacables censores chinos han encontrado un nuevo campo en el que meter mano: el hip-hop. Los símbolos, comportamientos y sobre todo las provocativas letras de canciones de este estilo están bajo un estricto escrutinio para que no se desvíen de las directrices marcadas por el Partido Comunista. Varias estrellas han sido vetadas en canales de televisión y decenas de temas eliminados de las plataformas de descargas, mientras miles de seguidores temen que Pekín corte en seco la creciente popularidad de este estilo musical en el país.
El artista más afectado por la censura ha sido PG One, ganador del programa El rap de China, un talent emitido durante el pasado verano que fue seguido por decenas de millones de personas que popularizó el género y lanzó al estrellato a los ganadores. En uno de sus temas, el rapero habla de «una raya de polvo blanco y puro» y de «una puta desvergonzada con las manos inquietas», una letra que escandalizó a parte de la opinión pública «por incitar el consumo de drogas y vejar a las mujeres», y sobre todo a las autoridades, que buscan aplacar cualquier plataforma que refleje contenidos a su juicio ilegales, descontento con el statu quo o que induzcan a la disidencia.
Las canciones de PG One han sido eliminadas de la mayoría de las plataformas de descarga «para ser revisadas». Los medios estatales empezaron una campaña no solamente contra él, sino a criticar también el género en su conjunto y la necesidad de «armonizarlo» para el mercado chino. «El hip-hop fue una herramienta (en Estados Unidos) para que la gente exprese su ira, su miseria, sus quejas y su indignación. A menudo va acompañado de drogas, crímenes y violencia (…) Pero cuando el hip-hop llegó a China, se saltó la parte de las dificultades para convertirse en un producto meramente comercial en el que los raperos frecuentemente se burlan de las mujeres o de los más débiles. Un facsímil retorcido así no podría sobrevivir en China», aseguró en un artículo de opinión el periódico Global Times.
Tras la controversia generada por las letras de PG One, la Administración Estatal de Prensa, Publicaciones, Radio, Películas y Televisión envió una circular interna la semana pasada a varios canales para advertirles de que todo tipo de contenido «inmoral y vulgar» debe ser eliminado, mencionando explícitamente el hip-hop e incluso los tatuajes. Tampoco tendrán espacio en la parrilla, según el documento dado a conocer por el portal Sina, aquellos artistas cuya obra «esté en conflicto con los valores y moralidad del partido».
En los últimos años, las autoridades chinas han incrementado sus esfuerzos para controlar lo que llega al público, con un férreo control sobre los medios de comunicación, internet y cualquier forma de cultura popular como el arte, la música, la literatura o el cine. El comunicado del regulador no ha sido publicado de forma oficial, pero en los últimos días varias citas de cantantes de hip-hop en televisión han sido canceladas. GAI, otra de las estrellas nacidas de El rap de China, no apareció en la última gala de un nuevo programa de cantantes y todo el material relacionado con él ha sido borrado de su web. La actuación de otro grupo en un show ya grabado fue editada a toda prisa. La gira de conciertos que se organizó tras el éxito del talent sobre hip-hop fue suspendida de forma abrupta.
En las redes sociales, y a pesar del silencio mantenido por los cantantes, muchos seguidores auguran un futuro sombrío para el género. «Quizás no lo van a prohibir explícitamente, pero harán todo lo posible para que la cultura del rap no crezca. Simplemente no les gusta», decía un internauta. «Puedo entender que algunas letras son basura, pero no podemos generalizar… el hip-hop justo acaba de emerger en China y ahora lo prohíben. ¿No es esto un caso de regresión cultural?», se preguntaba otro.