Relatos

Calles y avenidas: José Dolores Alfonseca

La eliminación del nombre de José Dolores Alfonseca para sustituirlo por el de “30 de Marzo” en una calle de Santo Domingo generó un debate entre los periódicos La Nación y El Caribe porque el primero argumentó que para recordar la batalla de Santiago debió escogerse una vía libre de denominación. El Ayuntamiento propuso tres avenidas cuando Trujillo envió la sugerencia: Pasteur, Leopoldo Navarro y José Dolores Alfonseca esta última seleccionada por ser supuestamente la más importante.

El Caribe aclaró que Trujillo no dijo que debía ser esa y en un artículo considerado grosero por La Nación lanzó epítetos que el medio de comunicación atacado calificó de agresivos, poco serios, de mala fe, faltos de ecuanimidad y de ética profesional. Se defendió, sintiéndose ofendida por los conceptos con que El Caribe desmentía su noticia. Irónicamente aludió “a la galanura del léxico” empleado por el matutino.

“¿Error o mala fe?” tituló El Caribe la pieza en la que consignó: “Al afirmar “La Nación” que el cambio de nombre de la calle “Dr. José Dolores Alfonseca” por el de “30 de Marzo” se hizo “correspondiendo a deseos del ilustre Benefactor de la Patria… dicho periódico faltó a la objetividad periodística necesaria en informaciones de esa naturaleza y dio a la publicidad una información completamente errada.

“Lo cierto es, y de eso debería estar informada “La Nación”, que el Generalísimo propuso al Consejo que se diera el nombre a una calle de esta ciudad, pero que en ningún momento indicó cuál debía ser y mucho menos pudo haber indicado que fuera la “Dr. José Dolores Alfonseca”, que ya él mismo, hace más de quince años, propuso que se escogiera para honrar la memoria del distinguido facultativo y político fenecido”.

Preguntaba: “¿Cómo, pues, puede ocurrírsele a nadie la barrabasada de afirmar que haya sido el propio Benefactor de la Patria quien propusiera el cambio de nombre? Lo verídico es- y ello consta en récord para que cualquier reportero que conozca su oficio y le tenga un poco de amor lo entienda- que fue un consejero de nombre Darío Franco y Franco quien propuso el cambio de nombre y ello hubiera podido fácilmente ser verificado por “La Nación” si los hombres que en ella trabajan hubieran tenido más cuidado y se hubieran ajustado a las normas de claridad que lo mismo que las de ética, rigen la profesión de periodista”.

Concluyó: “Erró “La Nación” en forma imperdonable, porque no solamente ha faltado a ciertas reglas que norman la misión informativa sino que también, si no se la conociera como un periódico cuya seriedad ha sido siempre estimada, se podría pensar con bastante fundamento que la información que ha suministrado al público es artificiosa o laborante”.

En la polémica surgió Luis Amiama Tió, presidente del Ayuntamiento (entonces llamado Consejo Administrativo) de quien La Nación dijo que debió estar al tanto de lo sucedido en la sesión.

La cuestión estuvo sobre el tapete durante varios días de mayo de 1952. Alfonseca desapareció del mapa de “Ciudad Trujillo” en septiembre de ese año.

Puro teatro. Bernardo Vega, el historiador que más libros ha publicado sobre Trujillo y su régimen opinó en torno a la controversia que el contenido de El Caribe “tiene toda la indicación de haber sido escrito por Germán Emilio Ornes”.

“En 1952 Ramón Emilio era director de El Caribe, por la forma en que está redactado da la impresión de que eso lo escribió él. Y debe haberlo hecho por instrucciones de Trujillo para que no se le pegara” al tirano “la eliminación de Alfonseca”.

Aunque es probable, agregó, “que Trujillo sí hubiese ordenado borrar ese nombre, informalmente, por haber sido Alfonseca su enemigo político, casi personal, en los años 1929-1930”.

Considera que el “dime y direte” fue otra “de las muchas farsas y actos de teatro organizados por Trujillo para perjudicar la memoria de su adversario sin que le atribuyesen ese hecho a su persona”.

Vega publicó “El ascenso de Trujillo al poder 1929-1930” en el que estudia con amplitud el comportamiento de Alfonseca previo a la instauración de la tiranía.
Cuando el tirano puso el nombre de Alfonseca a la calle 30 de Marzo, en 1934, esta se llamaba “Presidente Vásquez”.

“En los primeros años de la dictadura, Trujillo era menos hostil a los horacistas que se exilaron con motivo del Golpe de 1930. Luego devino en más crítico, por ejemplo, en 1938 declaró traidores a la patria a los principales exilados antitrujillistas, como Ángel Morales, Juan Isidro Jimenes Grullón, Rafael Estrella Ureña, porque criticaban la matanza de haitianos”, significó Bernardo Vega.

A esa ausencia de animosidad atribuye el que bautizara una calle con el nombre de Alfonseca “a pesar de que fueron grandes rivales en los años 1929-1930. Realmente fue el funcionario del gobierno de Vásquez que se dio cuenta de que Trujillo estaba complotando para tumbarlo, sobre todo cuando a este lo estaban operando en Baltimore”.

Explica que Ángel Morales murió en 1960 y Trujillo no designó una vía con su nombre y tampoco con el de Horacio, fallecido en 1936, que era un expresidente de la República.

Citó los casos, además, de Federico Velásquez, Luis F. Mejía, Rafael Estrella Ureña, Ramón de Lara, Sergio Bencosme, Andrés Requena, Manuel de Jesús Hernández (Pipí)… que no merecieron ese honor durante el trujillato. Refirió que en el Consejo de Estado se sustituyeron las denominaciones de los Trujillo pero “obviamente muchos exilados no fueron tomados en cuenta”.

Calles Alfonseca.- Aunque no tiene rótulos que la identifiquen, la prolongación de la “Alma Máter”, en el tramo comprendido entre las “José Contreras” y “Modesto Díaz”, se llama “Dr. José Dolores Alfonseca”, según vecinos del entorno y mapas de Internet. Se ignora la fecha de la designación al igual que la de otra con ese mismo nombre ubicada en el campus de la UASD que sí está señalizada.

Bernardo Vega opina que el homenaje es merecido. “Fue un eminente médico graduado en París y en el Instituto Profesional” que ejerció la medicina aquí y en Puerto Rico, combatió la ocupación norteamericana de 1916, fue antitrujillista, se exiló, son todas buenas razones para que tenga una calle”.

Sobre el médico hay amplias referencias en libros de historia de la medicina. Alfonseca fue catedrático en el Instituto Profesional, participó en congresos médicos y escribió artículos sobre medicina y otros temas: “Crimen por pasión”, “¿Qué es el patriotismo?”, “Procreación consciente como factor de mejoramiento social”.

Además de vicepresidente de la República fue varias veces secretario de Estado. Ejerció en San Francisco de Macorís y en Moca, donde estableció su clínica. Regresó de París en 1910 y volvió a su cátedra. Murió el 15 de febrero de 1933.