Santiago. La Calle del Sol, ubicada en el núcleo urbano de Santiago de los Caballeros, tiene un simbolismo muy especial para la ciudad. Considerada el centro comercial por excelencia, se cultivan diversas expresiones culturales y guarda en sus adoquines y aceras, historia a más no poder.
Aunque no existen datos específicos de su creación, sí se conoce que existe desde la fundación de la urbe, en su segundo asentamiento, luego de aquel terremoto que destruyó el primer puesto en Jacagua y obligó a los munícipes a trasladar su centro hacia donde se encuentra en la actualidad.
Es llamada de esta forma porque los conquistadores solían nombrar una calle con esta denominación en las tantas ciudades que fundaban y, también, debido a un hecho muy particular que sucede en verano, y es que el gran orbe sale por donde mismo empieza la calle, y se encuclilla por donde ésta termina.
Según el escritor e historiador, Edwin Espinal Hernández, este paseo tiene una importancia histórica inmensa.
“Es, junto a la calle San Luis, la única que conserva su designación más antigua en el Centro Histórico de Santiago”, explica; lo que se denomina también en uno de los pasajes más vetustos.
Sin embargo, también tuvo otra denominación. Se le conoció a inicios del siglo XIX como “Calle Real o del Gobierno”, pero para 1863 “había recuperado el nombre que conserva en la actualidad”, mencionó el historiador al referirse a este paseo del Cibao.
Esta vía cuenta con gran longitud. Se extiende desde el pie del Monumento a los Héroes de la Restauración, en el extremo Este de la hidalga ciudad, y culmina en la avenida Mirador Yaque, en el límite metropolitano.
Importancia histórica y cultural
“La calle Del Sol se trazó a propósito de la relocalización de la ciudad de Santiago en 1562, a orillas del río Yaque, de manera que, con más de 450 años de historia y eje de la ciudad, ha sido testigo de múltiples acontecimientos históricos”, expuso Espinal Hernández.
El intelectual manifestó, además, que este paseo ha participado de grandes eventos memorables. “Basta decir que en ella han tenido lugar desfiles carnavalescos, políticos, militares, estudiantiles, conmemorativos y patrióticos, manifestaciones antiimperialistas, entierros, mítines, y recibimientos de personalidades nacionales y extranjeras entre otros tantos”, cita.
“Asimismo, cuenta con edificaciones históricas que la representan y engalanan, como lo son el Palacio de la Gobernación, que es la sede de la representación del Poder Ejecutivo en la provincia; el Palacio Consistorial, que fue la sede del ayuntamiento hasta 1969, los cuales rodean al Parque Duarte; además del Parque Colón, la Iglesia San Antonio y la Iglesia La Altagracia, declarada como santuario mariano”, agregó el escritor.
Aparte del Palacio Consistorial, el cual es una representación del neoclasismo europeo, en este hito popular se observan varios inmuebles de la época victoriana, ya que en este lapso se dio el culmen de la arquitectura en este lugar. Al pasear, se van descubriendo obras del mencionado período, lo que ofrece una pincelada del Santiago en ese momento.
También se encuentran estructuras modernas que le dan el toque narrativo a la ciudad. Cabe destacar el Centro de la Cultura, baluarte de instrucción artística; el edificio de correos, declarado Patrimonio Nacional en 1991; la primera dependencia del LISTÍN DIARIO en la Cuidad Corazón; la casa del periódico La Información, así como la primera sucursal del Banreservas; todas las mencionadas infraestructuras fueron construidas entre el siglo XIX y XX, y han sido remozadas al pasar el tiempo.
“Así como la calle El Conde es el nervio de la ciudad de Santo Domingo, la Calle Del Sol es la ruta esencial del devenir de Santiago y, por ende, parte de su identidad material e inmaterial. Testigo silente de la evolución de la ciudad, la fiesta, el orgullo patrio, la alegría, el servilismo, la creatividad popular y la preferencia partidaria se han hecho presentes en ella, junto al dinamismo comercial y la recreación”, apuntó el profesional de la historia acerca de la trascendencia cultural de la Calle del Sol.
Como herencia del pasado, se pueden apreciar los coches tirados por caballos, que colorean el pasadizo al transitar y que invitan a la aventura de descubrir la ciudad en una de las vivaces calesas. Por otro lado, existen varias arterias que confluyen en la Gran Calle, entre estas la Duarte, Sánchez, Mella, España, entre otros, además de importantes avenidas como la Antonio Guzmán, Sabana Larga y la Francia.
De noche, su belleza es incalculable, al ser alumbrada por todas las farolas que están regadas por su extensión, que muestran el toque etéreo de modernidad y tradición que la circunda, desde su inicio, hasta donde culmina.
Quien no la ha recorrido se pierde de mucho. Se puede admirar desde sus edificios y parques, porque con su variedad de elementos encanta.
Punto mercantil de la urbe
Se considera a esta invaluable ruta como el eje comercial por excelencia de este punto cibaeño desde su creación. “Es la que tradicionalmente ha concentrado las casas comerciales más importantes y emblemáticas de la ciudad, y define, como una de las calles laterales del parque Duarte, el que en una época fue el entorno institucional más importante de la ciudad”, adujo Espinal Hernández.
Y esto es fácil de apreciar en la actualidad al caminar por este pasaje, donde se distingue un caleidoscopio de colores, provisto por los mercaderes que ofrecen sus productos en las aceras, desde ropas, chucherías, hasta aparatos electrónicos.
En el paseo se entremezclan personas de todas las formas, colores, clases y credos, tratando de encontrar artículos de necesidad o destinos deseados, lo que sin duda alguna le adorna con el toque humano. Por supuesto, es un eje de búsqueda de productos gracias a los diversos establecimientos en donde se pueden encontrar todo tipo de mercancías que animan la vista, incluyendo el Mercado Modelo.