El general José María Imbert, comandante victorioso de la Batalla del 30 de Marzo o Batalla de Santiago, nació en Fudlon, Francia y fue militar en el ejército de Napoleón, de ahí su formación y experiencia.
Imbert fue la persona que preparó la defensa de la ciudad de Santiago, ante la llegada inminente de tropas haitianas, al mando de Jean Louis Pierrot, cuyo objetivo era ocuparla.
El historiador, poeta y militar, José Miguel Soto Jiménez, expuso a HOY, algunos lineamientos doctrinarios utilizados en la gesta.
Habló sobre la labor realizada por el general Francisco Antonio Salcedo y su tropa de 400 hombres, que iban peleando con la vanguardia del enemigo y retrocediendo, cambiando tiempo por espacio. Esquema que, según nos cuenta, en táctica militar, se define como fuerza de cobertura. Es un trabajo que desgasta y es muy alto en costos humanos, afirma el historiador.
Mientras Salcedo retrasaba al ejército haitiano, Imbert preparaba el área de la batalla, en la Sabana de Santiago. Había que prepararla, porque la guerra es un juego matemático. Tú no atacas porque te da la gana, para eso tienes que estar en una ventaja numérica de tres a uno. El que defiende tiene una desventaja de tres a uno y con esa correlación, está condenado al fracaso. Por eso Imbert tuvo que preparar la defensa, explica.
De acuerdo a Soto Jiménez, en la defensa, el terreno es un multiplicador de la potencia de combate. El que ataca siempre es superior, el que defiende siempre está en inferioridad numérica, pero se puede establecer el equilibrio del combate si se prepara la defensa, si se prepara el terreno con artificios de guerra, como las trincheras, muros y fosos, construidos por Imbert.
Añade que el terreno tiene trabas naturales, por ejemplo, cañadas y hondonadas, y que, durante la guerra, en las áreas donde no existían obstáculos, había que crearlos.
En este punto, la formación y experiencia de Imbert fueron vitales, porque aplicó los conceptos de la ingeniería de guerra, denominados: movilidad, contra movilidad y protección. La protección por medio de los fuertes; movilidad de las propias fuerzas para hacer la concentración de la defensa; y contra movilidad, negándole movimientos al enemigo con fosos, trincheras, muros y demás, explica el ensayista.
El general Imbert, héroe y comandante victorioso de la Batalla del 30 de Marzo en Santiago (1844), un año después en la Batalla de Beller, el 27 de octubre de 1845, participó como subordinado de Salcedo, quien en principio estaba bajo su mando.
Murió en Puerto Plata en 1847.