La ciudad de Baní, considerada la antesala de esta capital en el Sur dominicano, fue fundada el 3 de marzo de 1764. Baní, hoy cabecera de la Provincia Peravia, está formada de familias trabajadoras y la mayoría de sus hijos se dedican desde muy joven a ganarse la vida honrada en el trabajo dignificador, desde el laboreo de sus terrenos fértiles, enmarcados en una inmensa llanura rodeada de montañas, hasta los más diferentes trabajos como el comercio; la industria, las profesiones y otras actividades.
Los banilejos casi por lo regular no se quedan en su lar nativo, sino que emigran hacia la Capital, otras Localidades del interior y hasta el extranjero, esforzándose por una vida mejor. La colonia bandeja no le tiene miedo al trabajo y de ahí que en su mayoría gozan de posición económica envidiable.
Baní, ha dado figuras ilustres no sólo en el trabajo, sino en el orden político, intelectual y en todas las actividades de progreso, contribuyendo al auge nacional.
El pasado de Baní se enaltece grandemente con la aureola de un Generalísimo Máximo Gómez, quien no sólo rindió sus servicios con su espada a los españoles en su propia tierra, sino que con el pacto firmado en Montecristi con el General José Martí, partió hacia la vecina isla de Cuba luchando a pies juntilla con los cubanos hasta darle su libertad; de un Francisco Gregorio Billini, el patriota ejemplar republicano eminente, quien además enriqueció la bibliografía nacional con obras de indiscutible valor literario; con la gloria intelectual de los Heredia, los Billini, los Cabral, los Herrera, los Castillo Marques, los Incháustegui.
En un trabajo que escribió el periodista Andrés Peña Cabral sobre su ciudad natal, apunta entre otras cosas que «cuando la Colonia se hallaba en franca decadencia, cuando en el 1741 asumió las funciones de Gobernador Zorrillo de San Martín, arruinadas sus villas y ciudades y su población, estaba notablemente mermada por la emigración de sus hijos hacia playas más prósperas, debatiéndose en la miseria más espantosa».
«Pero el Gobernador era un hombre de acerado temple y, lejos de amilanarse por el cuadro que se ofrecía ante sus ojos, tomó medidas animosas para conjurar la triste situación. Una de éstas fue promover la inmigración de familias canarias, de las cuales una gran parte se radicó en Baní, integrándose a la población que devengaban mayormente su sustento de la crianza de ganado, de los cuales saldrían, en el 1764, los fundadores de la población de Baní.
El reconocido escritor dominicano Max Henríquez Ureña, en un artículo que público en el Listín Diario, de15 de febrero de 1964, en su columna «Desde mi Butaca», se refirió a que «Baní no es obra del espíritu emprendedor de los que venían de Europa a poblar un mundo desconocido», sino que es «una creación propia del nativo, del que está vinculado por el nacimiento a su solar de origen, en el cual se encuentra algo así como una prolongación de sí mismo».
Los banilejos acuden en romería de fe todos los 22 de noviembre a su ciudad natal, a rendirle culto de fe y admiración a Nuestra Señora de Regla, Patrona de la Villa, que es de una región próspera por la diversidad de productos agrícolas que allí se cosechan.
Cuenta en sus proximidades con unas hermosas playas en donde acuden no sólo los banilejos. Además de la producción de café, Baní tiene el privilegio de contar con Las Salinas de Puerto Hermoso, a pocas distancias de la ciudad, que cuenta con una cantera de sal gema, un renglón minero que por su pureza es aceptado por los hogares dominicanos.
Baní se encuentra a unos 6o kilómetros de la Capital y es una ciudad progresista que con la contribución de sus hijos se ha incorporado al progreso que se advierte en el país.
En las costas de Baní está la base de Las Calderas, donde se encuentran unidades de la Marina de Guerra y centro de preparación de los soldados afiliados a esa institución armada.