El presidente de Malí, Ibrahim Boubacar Keita, ha cifrado en al menos 60 los muertos en el atentado con coche bomba perpetrado este miércoles en una base militar en Gao (norte).
El suicida, según informaciones preliminares, detonó la carga explosiva que llevaba en su vehículo a la entrada del cuartel, donde estaban concentrados cientos de soldados malienses y combatientes de grupos armados afines entre sí. Testigos han explicado que la magnitud de la explosión, que causó una nube de polvo que cubrió toda la ciudad, provocó un gran caos en la urbe que se tradujo en el cierre de los locales comerciales y las escuelas. Una fuente militar en Gao ha explicado que las autoridades castrenses no descartan que los atacantes realicen otros asaltos en medio del pánico que reina en la ciudad.
Hasta el momento, ningún grupo ha reivindicado todavía el atentado, que es uno de los más sangrientos registrados en Mali, un país acostumbrado a la inestabilidad y donde la violencia es crónica. Precisamente este miércoles el Consejo de Seguridad de la ONU analiza un informe del Secretario General de Naciones Unidas acerca de la situación actual en Mali, que preocupa a la comunidad internacional.
Gao, la ciudad más grande del norte de Mali, es una de las zonas más inseguras del país y escapa al control del Gobierno central. Allí operan varios grupos yihadistas que atacan con frecuencia al Ejército y a las fuerzas de la ONU en la zona.