Los hoyos en las calles de distintos barrios de Santo Domingo son un obstáculo a la labor de los residentes por eliminar los pozos de agua y criaderos de mosquitos para evitar la que se figura como pronta llegada del chikungunya.
Aunque entre las humildes casas y callejones de sectores como Los Guandules y Villa Liberación, la mayoría guarda agua en tanques que aseguran siempre permanecen tapados y con constantes renovaciones de cloro, los hoyos en las calles aposan agua de forma permanente y significan un riesgo de propagación del mosquito Aedes aegypti.
“Aquí tenemos dos tanques en el patio, siempre con su tapa y vivimos encima del cloro, pero imagínate tú de qué sirve eso si tenemos ese charco permanente ahí”, se quejó Solange Ventura en Los Guaduales. Frente al hogar de Ventura permanece un considerable terreno sin habilitar, que confunde su lecho entre los matorrales, justo en la vera hay un bache que, según explica, está permanentemente lleno de agua.
“Eso está ahí y no hay quien lo seque, no hay forma. La misma calle aquí es un corredero de agua permanente que termina cayendo ahí”, expresó, preguntando en voz alta, “¿cómo se eliminan los criaderos así?”.