Sobresalió por la osadía de encabezar una revolución contra Buenaventura Báez, presidir un gobierno paralelo al de este, en Santiago de los Caballeros, y participar en las guerras de Independencia, en las que se inició como militar. Por estos méritos se han designado con su nombre varias calles y le fue cambiado el de la Común de Mao para bautizarla con su apellido.
José Desiderio Valverde, sin embargo, terminó siendo anexionista, pero su adhesión al gobierno español no fue obstáculo para que la posteridad dejara de reconocer sus glorias y servicios a la Patria.
A estas actuaciones públicas, el historiador Vetilio Alfau Duran se ocupó de agregar rasgos humanos y sociales del acaudalado e influyente santiagués al que muchos, incorrectamente, tienen como hijo de Cotuí. Las anotaciones se publicaron en la revista Clío.
“Fue jefe de la gloriosa revolución liberal del 7 de Julio de 1857, desde cuya fecha asumió la Primera Magistratura del Estado hasta el 31 de agosto de 1858, día en que depuso el mando, obligado por la contrarrevolución que encabezó el general Santana”, consigna.
Afirma, al igual que su colega Bernardo Pichardo, que “la caída del gobierno del general Valverde facilitó la realización de los planes liberticidas que a poco festinaron Santana y sus parciales”.
Valverde dirigió una histórica proclama, sorprendido por la deslealtad del que había sido su afectísimo y compañero de batallas, considerando la acción injustificada, perturbadora de la paz que había empezado a disfrutar la República, entendiendo que con esta se paralizaba la marcha de las mejoras que inauguraba su gestión.
“El general Pedro Santana, el amigo predilecto de la nueva administración, atropellando todos los fueros sociales se ha puesto el 27 de julio último al frente de un puñado de inquietos y turbulentos ciudadanos de Santo Domingo que se pronunciaron contra el orden de cosas establecidas, y en su deplorable ceguedad, promete desenvainar su espada para hundirla en el lacerado seno de la infortunada patria”, escribió Valverde en el Manifiesto a la Nación que lanzó desde el Palacio Nacional de Santiago de los Caballeros, entonces capital de la República, el 6 de agosto de 1858, y en el que llamó compatriotas descarriados a Santana y sus seguidores.
“Pueblos de la República! Abrid los ojos… Ayer conquistásteis con sangre vuestra libertad, la inmunidad de vuestros sagrados derechos, y ya hoy se os quiere arrebatar y ataros de nuevo al carro ensangrentado de los extravíos del despotismo más absorbente”.
Y añadió: “Si, como eres, no optáis por la esclavitud política y queréis defenderos contra la tiranía autorizada por la constitución invocada en Santo Domingo, contad conmigo: yo no os abandonaré ni un solo instante, y en breve triunfaréis”, pregonó el primer presidente oriundo de Santiago.
En la revolución de 1857 estuvieron los más representativos ciudadanos del Cibao: Ulises Francisco Espaillat, José Desiderio Valverde, Benigno Filomeno de Rojas, Pedro Francisco Bonó, Sebastián Valverde, Domingo Daniel Pichardo, el presbítero Dionisio Valerio de Moya Portes, Federico Peralta, Julián Belisario Curiel, Vicente Antonio Reyes, Domingo Mallol. Alfau Durán define la revuelta como “popularísima” y apunta que se sumaron a ella inmediatamente los hermanos Román y Juan Luis Franco Bidó, Eusebio Puello y Ramón Matías Mella, “patriotas de honrosos antecedentes”.
Vicente Tolentino describe en su Historia de la División Territorial la anormalidad de la situación política de entonces “pues mientras las provincias del Cibao estaban bajo la dirección del Gobierno Provisional, el general José Desiderio Valverde, al amparo del cual fue dictada la nueva Constitución conocida con el nombre de La Constitución de Moca, en el sur de la República seguía imperando el gobierno presidido por el general Buenaventura Báez, regido por la Constitución del 23 de diciembre de 1854”.
El mandato de Valverde fue breve, aun así, se le atribuye haber reorganizado la administración pública, mejorar el sistema monetario y reorganizar el ejército.
El historiador vegano Alfredo Hernández comenta que sorprende que después que Valverde “odió tanto a Santana por la traición de que fue objeto, apoyara la Anexión”.
Valverde. José Desiderio nació en Santiago de los Caballeros hacia 1822, hijo de José María Valverde y Teresa Pérez. Fue Constituyente por Cotuí, donde fue alcalde en 1871. Ocupó una cartera en la administración de Cesáreo Guillermo y fue varias veces gobernador de Santiago.
Estuvo en la célebre batalla del 30 de Marzo, derrotando a los haitianos que pretendían ocupar el Cibao, y tomó parte en la de Sabana Larga, en 1856, en la que fue ascendido a general por sus intrépidas actuaciones. En 1845, en el gobierno de Pedro Santana, fue diputado por la provincia de Santiago.
Contrajo matrimonio con Ana Rosa Mallol, de padres catalanes, y procrearon siete hijos: Ana Rita, José Cipriano, José Emilio, Manuel Desiderio, Julia Ercilia, José Desiderio y José Desiderio Rafael.
Tras su derrocamiento, se exilió en Estados Unidos pero regresó en 1861 y colaboró con la administración española. Al proclamarse la Separación de España se fue a esa nación y regresó a la República en edad avanzada. Murió en Santiago el 23 de diciembre de 1903 y sus restos descansan en el cementerio de la calle 30 de Marzo de allí.
Vetilio Alfau Durán refiere en sus anotaciones que estando en Cotuí regaló un puñal de piedra, obra de los indios, a Fernández Castro, que en sus exploraciones científicas pasó por aquella común en 1862 y que el cinco de noviembre de 1844 vendió unos terrenos en el lugar llamado “Árbol gordo”.