Montecristi

Montecristi, Perfil Histórico y Geográfico

Lo que podría llamarse la prehistoria de Montecristi, con informaciones certeras sobre el origen y evolución de sus aborígenes, los tainos, caribes y siboneyes y su cultura, está aún por investigarse y escribirse.
Pero el nombre de Montecristi entra a la historia, a los pocos días del descubrimiento de la Isla de Quisqueya o Haití, designada luego como «La Hispaniola» o «Isla de Santo Domingo», cuando en una de las páginas del Diario de Colón, éste famoso navegante español escribe el día 4 de Enero del año 1493, lo siguiente:

Saliendo el sol levanté las anclas con poco viento con la barca por proa, camino del norueste para salir por la restringa por otra canal más ancha de que entro, la cual y otras son muy buenas para ir adelante de la Villa de la Navidad. Navego así al Este, camino de un monte muy alto, que quiere parecer Isla pero no lo es, porque tiene participación con tierra muy baja, el cual tiene forma de Alfaneque muy hermoso, al cual puse nombre de Monte-Christy, el cual está justamente y habrá 18 leguas. Hay de cuatro isletas de arena con una restringa que salía mucho al Norueste y andaba mucho al Sueste. Dentro hay un grande golfo».

Y entonces el Descubridor siguió su ruta y llegó hasta el monte y a la isleta llamada hoy Cayo Cabra, donde encontró braza y media de fondo, con baja mar que constituye el fondeadero de Montecristi y continuó describiendo los paisajes, ríos y tierras divisadas, y concluyó que en aquella isla se encontraba el cipango mitológico, tierra donde había mucho oro, especias, almáciga y ruibarbo.

Y efectivamente, es sabido que en esta región, especialmente en la desembocadura del Río Yaque, Colón encontró y sacó mucho oro. El Diario, el 5 de Enero registra así la descripción de Monte Cristi:

«Este Monte-Christy es muy hermoso y alto y andable, de muy linda hechura, y el queda así de alto que viéndolo de lejos parece Isla que no comunique con ninguna tierra.

Esta descripción corresponde a lo que nosotros conocemos hoy como el Morro de Montecristi.

Después fue la fundación de la Villa, sus posteriores devastaciones y destrucciones, nuevas fundaciones, y todo así en una accidentada historia que llega a nuestros días.

Fue fundada la villa de San Fernando de Montecristi en el año de 1506, durante el gobierno del Comendador de Lares, Don Nicolás de Ovando. Algunos le atribuyen una fundación anterior, con 33 familias procedentes de las Islas Canarias, España, al mando de Don Juan de Bolaños, aunque esta versión no está sostenida en documentación auténtica.

En el año de 1606, durante el gobierno de Osorio, fue destruida en virtud de una orden real de la Corona de España, so pretexto de que allí se realizaban operaciones de contrabando con barcos holandeses que visitaban el puerto.

Junto a ésta, corrieron igual suerte las Villas de Puerto Plata, Bayajá y Yaguana. Y a esta arbitraria medida que solo pudo inspirarla una total ausencia de sentido político, de visión económica y a una ignorancia absoluta de las realidades geográficas de la Isla, puede atribuirse en gran parte, el cúmulo de desgracias que asoló la Colonia durante muchos años y culminó con la pérdida de la porción occidental. Quizás más atinado hubiera sido fundar más villas y pueblos y aumentar la población, abrir sus puertos al comercio, para que establecieran relaciones mercantiles sobre bases legales.

Sin embargo, esta histórica medida sumió a la Colonia en un período de angustiosa precariedad económica e inestabilidad social y política.

En el año 1756 fue reconstruida la Villa por el Brigadier Rubio y Peñaranda y vuelta a poblar con familias procedentes de las Islas Canarias.

Esta vez, para acentuar el desarrollo fue declarada puerto libre para el comercio extranjero por diez años.

Durante el período colonial, hasta el año 1801, fecha de la invasión de Toussaint, Montecristi fue Parroquia del Partido de Santiago. Después: Distrito del Departamento del Cibao, Común del Distrito de Montecristi del Departamento del Cibao, Común del Cantón de Fort Liberté, Comandancia de Armas y Distrito Marítimo, hasta que la Constitución del año 1907 la convirtió en Provincia.

Cuando fue constituida la República Dominicana como un nuevo Estado, en 1844, Montecristi era un lugar distante de la capital, con poca población, que tenía como ventaja competitiva un puerto que fue rehabilitado y poco a poco fue especializándose en la exportación de madera. La participación de Montecristi en los sucesos de la Independencia Nacional fue baja; no obstante, con e: estallido de la Guerra Restauradora esta común pasó a jugar un rol político de primer orden en lo sucesivo.

Proclamada la anexión del país a España, en marzo de 1861, el 25 del mismo mes Montecristi se adhirió a este movimiento, siendo pronunciada la ciudad por el general Pedro Ezequiel Guerrero, sin mayores complicaciones. A pesar de esta sumisión,  en el actual municipio Guayubín, perteneciente a la provincia, fue donde se iniciaron los aprestos que concluyeron con el grito de la Restauración, pronunciado el 16 de agosto de 1863. Esto ocurrió del siguiente modo:

El 24 de febrero de 1863 el pueblo de Guayubín fue tomado por un grupo de revolucionarios; ese mismo día también se pronunció Sabaneta, y en la noche del mismo día la ciudad de Santiago, lo que le dio mayor magnitud al pronunciamiento de Guayubín.

El movimiento se extendió desde Guayubín y Sabaneta hasta la ciudad de Montecristi. Aunque inicialmente este intento fracasó, muchos de sus iniciadores se dispersaron por la Línea Noroeste y el territorio haitiano, donde aguardaron el momento propicio para contraatacar, lo que vino a suceder meses después, en agosto.

En efecto, la Línea Noroeste volvió a convertirse eh el escenario de los restauradores el día 16 de este mes, y Guayubín se convirtió de nuevo en punto neurálgico para los patriotas. El 18 de agosto, dicho sitio fue escenario de un combate sangriento ganado por los revolucionarios, y que les costó muchas vidas a los españoles.

De Guayubín salieron luego tropas que tomaron a Dajabón y Montecristi. En esos días, los campos montecristeños fueron escenarios de combates, sobre todo los de Castañuelas. En estos lugares se inició en aquellos días una de las persecuciones más notorias en los anales de nuestra historia: la desatada por los restauradores en contra del brigadier Buceta y sus tropas, las que fueron prácticamente diezmadas. Esta persecución inició en Villa Lobos el 20 de agosto a las ocho de la mañana y terminó en Santiago el día 23 a las diez de la mañana. Como consecuencia de esto, el escenario de la Guerra Restauradora se trasladó a Santiago y al corazón del Cibao.

Montecristi permaneció bajo dominio de los restauradores, mientras la revolución se extendía por todo el país. Los españoles, sin embargo le otorgaban al lugar un valor estratégico de primera magnitud, tal como se aprecia en las palabras de Ramón González Tablas, capitán de infantería del ejército anexionista, en su libro Historia de la dominación y última guerra de España en Santo Domingo, donde afirmó lo siguiente:

«Cuando la insurrección se presentó con su verdadera fisonomía, fue general la opinión de los españoles de Santo Domingo de que convenía mandar fuerzas sobre Monte-Christi, porque se sabía que por aquel puerto, distante sólo cuatro horas de navegación de Haití, recibían los insurrectos auxilios de boca y guerra, a trueque de los productos del país que por él exportaban. Se tenía por cierto que privándoles de aquel punto, la insurrección languidecería hasta el extremo de acabar con su existencia.

Conociendo pues la necesidad de mandar pronto una expedición que pusiera en jaque a Santiago de los Caballeros, cuna del pronunciamiento, sólo tallaba que el gobierno destinase fuerzas para llevar a cabo tamaña empresa. Pasaron meses y meses, cuando por fin en el de abril empezaron a reunirse, al efecto, tropas en Santiago de Cuba.
A principios de mayo ya estaba organizada una expedición de siete mil hombres, con su correspondiente dotación de artillería, caballería, parque de ingenieros, de sanidad y de todo cuanto podía necesitarse en provisiones de boca y guerra.

La expedición partió de Cuba el 14 de mayo de 1863, fondeo en Montecristi al día siguiente y el 16 se produjo el desembarco de la tropa. Pese a que los dominicanos atacaron, los invasores continuaron la marcha y tomaron el pueblo a sangre y fuego. Los españoles perdieron diez soldados en el esfuerzo y tuvieron 110 heridos, según apunta González Tablas. A los dominicanos no les hicieron ni siquiera prisioneros. Ante la superioridad numérica del enemigo, luego de la resistencia los nacionales huyeron en busca de refugio seguro.

Tras la ocupación, los españoles permanecieron unos seis meses más en la ciudad de Montecristi. En algunas oportunidades fueron hostigados por los dominicanos: en otras, ellos salieron a hostigar. Los ocupantes no extendieron sus dominios fuera del poblado, por lo que no se puede decir que la provincia fuera perdida por completo por los dominicanos, que preservaron lugares tan estratégicos como Guayubín.

El general Gaspar Polanco entonces Presidente de la República, quiso tomar Montecristi el 28 de diciembre de 1864, siendo ésta la última acción infructuosa de la Guerra Restauradora en la parte Norte de la isla.

En un cuadro que reproduce el historiador Roberto Cassa en el tomo II de su obra Historia Social y económica de República Dominicana, se aprecia la situación de la propiedad de la tierra en el país al final de la época haitiana, esto es, hacia 1844. Allí se informa a la vez del uso que tenían las propiedades. En la línea correspondiente a Montecristi se puede observar que esta común era una de las que menos propiedades tenían entonces, y que la totalidad de ellas eran conucos, fundos y labranzas, lo que deja evidenciado que para el periodo de la fundación de la República, Montecristi era un lugar pobre, formado básicamente por agricultores.

Además de agricultura, había salinas y su puerto no era utilizado con la misma frecuencia que el de Puerto Plata, situado en la vecindad.

Con la fundación de la República, la situación de aquella comarca experimentó un giro notable. Uno de los mayores impulsos que tuvo fue la habilitación de su muelle para fines de comercio exterior, utilizándose inicialmente para comercio de ganado vacuno. Posteriormente, este puerto se especializó en la exportación de madera, sobre todo madera de construcción y tinte.

Ya hacia 1882 este puerto era el más activo del país en ambos rubros. Existían empresas como la Casa de Juan Isidro Jiménez, quien luego seria Presidente de la República, que se convirtieron en grandes exportadoras de madera, llegando a desviar el cauce del río Yaque del Norte para que se dirigiera al puerto, de modo que se pudiera situar la mercancía lo más próximo al embarcadero. Estas operaciones fueron descollantes en los últimos anos del siglo SEX.

Por otro lado, Montecristi se mantuvo como una de las comunes mas despobladas del país durante el siglo SEX. Según un censo realizado en 1824, su población era apenas de 1,029 personas. Este cuadro varió poco, pues hacia 1865 y 1869 se tenía que la población no superaba todavía las 1,500 personas.

Geografía, Recursos Naturales y Población

Actualmente la Provincia de Montecristi, es una de las 32 que forman la República Dominicana, ubicada en el Noroeste del país y limita al Norte con el Océano Atlántico, al Sur, con la Provincia de Dajabón, al Este, con las provincias de Puerto Plata y Valverde y al Oeste, con la República de Haití.

Integrada por seis Municipios, a saber: Guayubin, Villa Vásquez, Pepillo Salcedo, Castañuelas, Las Matas de Santa Cruz y Montecristi, que es Municipio cabecera de la misma.

Desde el punto de vista físico, el territorio que ocupa la Provincia de Montecristi presenta una gran diversidad. A grandes rasgos puede dividirse en una vasta zona de tierras altas, con áreas escalonadas y ondulaciones suaves, limitadas por los sistemas orográficos pertenecientes a la Cordillera Septentrional (al norte) y la Cordillera Central (al sur) presentando varias planicies costeras.

En lo general estas planicies están integradas por tierras áridas y carecen de corrientes superficiales que modifiquen el relieve. Su clima está comprendido en el característico de una zona tropical seca, con temperaturas que oscilan entre los 36° máxima y 20° mínima, con precipitaciones de lluvias escasas que alcanzan los 600 mm anuales y que garantizan los cultivos temporales de yuca, tabaco, guandules y otros rubros agrícolas, pero en su mayor parte son terrenos dedicados al pastoreo de ganado.

Por el contrario, las tierras bajas que forman el Valle del Noroeste, cuentan con un sistema hidrográfico adecuado y suficiente para riego, del cual forma parte de manera principal el Río Yaque del Norte (el más largo del país y que desemboca en el Océano Atlántico, muy cerca de la ciudad de San Fernando de Montecristi). Además cuenta con los Ríos Masacre, Guayubín, Chacuey, Maguaca y otras fuentes menores.

Flora y Fauna

La vida vegetal ofrece una amplia variedad según las distintas zonas de la Provincia de Montecristi.

En esta parte del país existen, desde las plantas xerófidas: cayuco, cactus, guazábaras, cambrón, guatapaná, aroma, que son propias de las regiones semidesérticas, así como los distintos tipos de arbustos y matorrales, las palmeras, los cocos, los bosques de frutales y manglares de gran exhuberancia.

La mayor producción agrícola es de arroz, plátanos, bananos, melones, tomates y una gran variedad de hortalizas.

Existen grandes extensiones de terrenos dedicados a pastizales naturales o cultivados, que sustentan el desarrollo pecuario en el que destacan la crianza de ganado vacuno, y caprino. Son famosos los «Chivos Linieros» alimentados en gran medida por el orégano, arbusto que crece natural y profusamente en las planicies costeras y que según la tradición y creencia popular le dan a sus carnes un sabor característico muy sabroso.

Las aves son numerosas. Las hay palmípedas, rapaces, prensoras. Guineas, palomas, cígüas, flamencos y golondrinas abundan en las áreas de humedales y manglares.

En la fauna de Montecristi debe ser considerado también el fenómeno migratorio de aves como el Bubí, las que año tras año, entre los meses de Abril, Mayo y Junio, se desplazan desde las costas de la Florida, EE.UU., a poner sus huevos en las blancas y ardientes arenas de los Cayos Siete Hermanos, para emprender de nuevo su retirada, solo cuando las crías han alcanzado el desarrollo y la madurez que les permite volar de regreso.

El entorno marino de Montecristi, gracias a sus abundantes manglares y su importante cadena de arrecifes de corales es abundante y variada  su fauna.

Aunque las riquezas de sus aguas marinas, pertenecientes al Océano Atlántico no han sido aprovechadas cabalmente, se destacan por su importancia económica la captura de peces: Pargos, Carite, Atún, Dorado, Mero, Jurel. Lisa, Tiburón y Marlin, también crustáceos: Camarón, Langosta y cangrejos y moluscos: Lambí y Ostiones.

En las aguas dulces abundan las especies de Carpas, tilapias y Truchas.

Población

La República Dominicana está considerada como una de las naciones con mayor índice de crecimiento demográfico: 3.5% anual.

Hoy día, el país cuenta con una población estimada en unos 8 millones de habitantes, sobre una extensión superficial de apenas 48,000 kilómetros cuadrados.

La población total se divide aproximadamente por mitad en hombres y mujeres, con ligero predominio de estas últimas.

El acelerado crecimiento de población se debe fundamentalmente a la evolución de las tasas de natalidad y de mortalidad, pero también por una importante inmigración de los haitianos que comparten con Dominicana la Isla de Santo Domingo o Hispaniola.

Otra de las características de la población dominicana es su gran concentración en las ciudades. En los últimos años se ha dado un proceso de urbanización, que ha triplicado el volumen de los habitantes en las ciudades, en desmedro de la población rural, que cada día es más escasa y dispersa, fruto de políticas agrarias erradas y desacertadas en la planificación del desarrollo campesino y la falta de  inversión gubernamental en obras de infraestructura en el campo.

La ciudad de San Fernando de Montecristi, municipio del mismo nombre, pese al alto índice demográfico que alcanza la nación, no presenta un gran crecimiento poblacional. Actualmente se estima en una cantidad de 25 mil personas para todo el Municipio.

Superficie de la Provincia: 1,924.35 kilómetros cuadrados.

Población (2002): 111,014 personas: 57,676 hombres y 53,338 mujeres.

Densidad: 58 habitantes/km2.

Porcentaje de población urbana: 47.7%.

Montañas: En el norte de la provincia se encuentra la parte occidental de la Cordillera Septentrional (o Sierra de Monte Cristi).

Hidrología: El principal río de la provincia es el Yaque del Norte, siendo sus afluentes principales, en esta provincia, Guayubín y Maguaca. Otros ríos son el Chacuey, Aminilla, Cana.

Economía: La principal actividad de la provincia es la agropecuaria, con producción importante de guineo, arroz y plátano; además, es importante la producción de caprinos, ovinos y ganado vacuno. En la costa, es importante la pesca y la producción de sal.

Turismo: El desarrollo turístico se concentra actualmente en la ciudad de Montecristi aunque hay potencial en toda la costa, tanto occidental (Pepillo Salcedo) como norte. Puntos notables son el Morro y los Cayos Siete Hermanos.

Letras

En Montecristi comparten el espacio de las aportaciones literarias un conjunto de poetas, historiadores, cuentistas, ensayistas e investigadores. Estos creadores han tenido una activa participación en la cultura dominicana a través de sus obras y sus acciones. Son muchos los hijos de esta provincia que se pueden mencionar por su destacado nivel creativo en el mundo de las letras. Entre los principales mencionamos a los siguientes.

Escritores montecristeños destacados

Manuel Rueda. Nació en Montecristi el 27 de agosto de 1921. Pianista, poeta, autor de obras de teatro. Escritor de gran capacidad intelectual. Estudió música en el Conservatorio de Santiago de Chile, donde vivió por catorce años y donde se publicaron en 1949 sus primeros poemas en la revista Atenea. Fue integrante de La Poesía Sorprendida y creador de una corriente literaria denominada Pluralismo. Fue miembro de la Academia Dominicana de la Lengua. Director del suplemento cultural «Isla Abierta» del periódico Hoy y director del Conservatorio Nacional de Música.

En seis ocasiones ganó el Premio Anual de Literatura, tres en poesía, dos en teatro y uno en narrativa. También obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1994, Entre sus obras literarias están Las noches, Tríptico, La criatura terrestre, Por los mares de la dama, Las edades del viento, Congregación del cuerpo único, Las metamorfosis de Makandal, Papeles de Sara y otros relatos y Vacaciones en el cielo. Obras teatrales: La trinitaria blanca, El Rey Clinejas y Relato de la Pasión y muerte de Juana la Loca (Premio Teatral Tirso de Molina, en España, 1995). Como compositor, su obra más importante es, quizás, El cancionero litúrgico dominicano. También escribió varios ensayos e hizo importantes recopilaciones. Murió en 1999.

José Ramón López. Nació en Montecristi el 3 de febrero de 1866. Cuentista, periodista y educador. Su oposición a la dictadura de Ulises Heureaux, a quien atacó desde las páginas del periódico El Renovador, le costó la cárcel en 1884. En 1885 se marchó a Puerto Rico y luego a Venezuela, a un exilio involuntario que se extendió hasta 1887. En Venezuela trabajó como redactor de periódicos y en República Dominicana  fue director y colaborador de diversos diarios. Fue director de la Escuela Normal de Montecristi, Director de Estadística, y Senador de la República. Fue el periodista más innovador de su época y uno de los cuentistas dominicanos más importantes del siglo XIX. Está considerado como uno de más lúcidos pioneros del ensayo histórico y sociológico dominicano. Murió en Santo Domingo el 2 de agosto de 1922.

Chery Jiménez Rivera

Andrés García (1900-1974). Poeta

Andrés Avelino (1900-1974). Filosofo y poeta

·                                     Federico Álvarez (1892-1976). Abogado, ensayista

Faustino Pérez (1945). Ensayista

Daniel J. Montoly (Montecristi, 1969). Poeta residente en Estados Unidos.

Marianela del Carmen Medrano Mejía (Montecristi, 18 de julio de 1964). Poeta.

Olga Lobetty Gómez (Montecristi, 31 de marzo de 1952). Poeta, ensayista y educadora. Fundó y dirigió la Casa de la Cultura Montecristeña. Entre sus obras de ensayo se encuentran: Desiderio Arias, el cacique liniero y José Martí en Montecristi.

Fiume Bienvenida Gómez Sánchez (Montecristi, 24 de enero de 1941). Ensayista y educadora. En 1979 obtuvo el Premio Nacional de Didáctica con su obra Manual de Literatura Dominicana y Americana. Entre sus obras se encuentran Minerva Patria y María Teresa: heroínas y mártires, Versos y fábulas: antología infantil.

Música

La tradición musical de Montecristi es rica y variada. En la cultura de este territorio se han fundido las raíces musicales autóctonas, hispánicas y africanas. El merengue y la bachata llenan día y noche los espacios de los pobladores. En esta zona se originaron algunas variantes regionales de música, como es el caso del denominado merengue liniero, del cual se derivé el llamado pambiche.

Músicos y cantantes montecristeños

Manuel Rueda, pianista ya citado.

Luis Rivera (1901-1986). Músico y compositor. Fue el primer director dominicano que dirigió el Coro Nacional. Compuso la Rapsodia Dominicana No. 1 para piano y orquesta. Dirigió la banda de música de la Policía Nacional y durante un tiempo la orquesta del cubano Ernesto Lecuona, máxima figura de la música cubana. Publicó la Antología Musical de la Era de Trujillo, 1930-1960.

Crispín Fernández. Nativo de de Villa Vásquez. Fue miembro de la Orquesta Sinfónica Nacional. Formó parte de las agrupaciones de los destacados músicos caribeños como Tito Puente y Machito, y también del Combo Show y de Johnny Ventura, del Conjunto Quisqueya y de la Orquesta Internacional de Ramón Orlando.

En los ochenta lideró a los denominados músicos de estudio. Se estima que para esa época participaba en la grabación de nueve de cada diez merengues de las más populares agrupaciones fundo y dirige todavía el Grupo Licuado, que funde el jazz con la música dominicana.

Nicanor Rivera

Chichi Sánchez

José Rivera, padre de Tulile.

Manuel – Manny- Rivera (Tulile). (Se crió en Montecristi).

Cantantes

Gladis Pérez (1937) Soprano.

Xiomara Fortuna (nativa del barrio Santa Bárbara de Montecristi).

Ramón Fernando Villalona Reyes (El Mayimbe). Nació en Montecristi el 7 de mayo de 1955, aunque su familia es de Loma de Cabrera. Recibió el Soberano en los Premios Casandra 2003.

Fabio Sanabia

Aquiles de la Rosa

Alicia Paniagua

Eduard Domínguez

Arismendy Miguel

Julio Grisanty

Merengueros típicos

Tato Martínez (Villa Vásquez)

Héctor Jiménez Ortiz (Villa Vásquez)

Narciso Francisco (Villa Vásquez)

Pedro Lantigua

Naíto Sosa (Manzanillo)

Gina Castillo

Bachateros
La comunidad de Santa María tiene la particularidad de haber dado al país tres bachateros de renombre, que son los siguientes:

Anthony Santos

Luis Vargas

Raulín Rodríguez («El Cacique del Amargue»).

Manni Yovanny

élix Valoy Castillo (El Gato de la Bachata)
Félix José (El Soberano de la Bachata)

Artistas plásticos

Leandro González (Montecristi, 13 de marzo de 1960). Destacado en Valverde, Mao, en cuyo Palacio de Justicia hay un mural suyo.

Datos Recopilados por Dr. Ramón Emilio Helena Campos